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Planeacion Alimentaria Y Nutricion


Enviado por   •  21 de Abril de 2013  •  3.340 Palabras (14 Páginas)  •  528 Visitas

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ENSAYO

La seguridad alimentaria, globalización y cambio climático como factores que marcan el punto de partida al desarrollo de Colombia.

Luchar contra el hambre es un buen negocio: La lucha contra el hambre además de ser un imperativo ético, genera importantes impactos sociales y significativos ahorros económicos. Si la lucha contra el hambre fuera un buen negocio seguro ya habría sido erradicada del planeta. En los países desarrollados tal vez sea un buen negocio como quiera que la población tiene un nivel de vida más elevado y un ingreso per-capita superior al resto del mundo; en ellos la accesibilidad a los alimentos tiene un alto grado de seguridad puesto que existen condiciones de empleo y productividad que alejan a los habitantes de la pobreza extrema. No así en los países latinoamericanos y en el tercer mundo, donde la problemática no es tanto la producción de alimentos sino más bien la accesibilidad hacia los mismos, dadas condiciones de inequidad en la distribución de la riqueza, de la tierra, del empleo y de la educación. Según indicadores de la FAO, un 18,5% de la población latinoamericana y caribeña es extremadamente pobre, un 11% presentaba algún grado de subnutrición (cerca de 54 millones de personas) y casi un 8% de los niños menores de cinco años registraban bajo peso para la edad, la subnutrición afecta a cerca del 22% de la población, casi un 21% de los niños presenta desnutrición crónica moderada o grave. Las estimaciones de subnutrición de la FAO indican que en siete países más del 20% de la población padece hambre, mientras que en otros seis países no afecta a más del 5% de la población.

En Colombia la lucha contra el hambre no es un buen negocio puesto que gran parte de la población inmersa en el desempleo y el subempleo, no puede acceder a ella en ocasión de su bajo poder adquisitivo. La pobreza y la desnutrición generalmente van de la mano, aunado a otros factores como la falta de educación y la idiosincrasia que en algunos casos relega la seguridad alimentaria a un segundo plano. El hambre extrema se manifiesta asociada o determinada por la carencia de ingreso de los habitantes y otros factores que tienen que ver con las condiciones de pobreza.

En consecuencia la lucha contra el hambre vendría a ser buen negocio en la medida en que la riqueza, la prosperidad y la educación se repartan más equitativamente.

La proposición planteada arriba es falsa teniéndola como una alternativa de negocios sin los vicios que suele tener la política en nuestro país. Porque si condicionamos el planteamiento a la corrupción, los niveles de rentabilidad de la lucha contra el hambre podrían ser un negocio pujante y redondo, pero en pro de la prolongación de un círculo vicioso cuyo objetivo entonces no sería la erradicación del problema, sino mas bien su persistencia y con ello los jugosos contratos de asistencia.

La causa del hambre es la escasez de alimentos y de tierra cultivable. El planeta posee abundancia. El mundo dispone de 3.500 calorías al día para cada persona, 4,3 libras de comida por persona, superior a los requerimientos nutricionales básicos. Abundancia es la palabra adecuada para la disponibilidad de alimentos a nivel mundial. La riqueza y la propiedad de la tierra se concentran en un bajo porcentaje de la población colombiana. Colombia es potencia mundial en riqueza acuífera y biodiversidad, se cuenta con producciones de toda clase de alimentos en todos los pisos térmicos, que atenderían eficientemente los requerimientos nutricionales, satisfaciendo las preferencias culturales. El país ha estado abierto a las tecnológicas que logran mayores productividades, por cada hectárea hoy se produce más que en el pasado. Existe un gran potencial para la producción de alimentos orgánicos. Pero desde luego, el grueso de la población no tiene acceso económico, no puede pagar tales potencialidades.

Para los pocos que tienen los recursos de capital y tierra, es mucho más rentable atender los requerimientos nutricionales de aquellos que si pueden pagarles, por lo cual las exportaciones de alimentos crecen cada año.

Otro factor importante es la superpoblación: La población mundial está creciendo rápidamente lo que significa que cada vez hay menos alimentos para cada individuo. El crecimiento de la población a nivel mundial ha sido controlado exitosamente. La edad de concepción de la mujer es más tardía. Las campañas en materia de anticoncepción han sido muy bien acogidas. Las familias cada año son más reducidas en cuanto al número de miembros. Menos gente y más producción de alimentos demuestran que este planteamiento es falso, lo que sigue prevaleciendo es el poco acceso de los más pobres a la seguridad alimentaria. En los países latinoamericanos predomina la mala distribución del ingreso, siendo la región más atrasada del mundo en términos de equidad; persiste la enorme brecha existente entre las clases sociales más pudientes y más pobres. La CEPAL ha declarado que distribuyendo mejor el ingreso puede catalizar el efecto del crecimiento económico en la disminución de la pobreza. En este sentido, los gobiernos deben propender por aumentar la inversión social y los programas asistenciales, para una mejor integración de las personas de bajos recursos al aparato productivo.

Generando empleo de calidad es una de las primeras instancias para alcanzar la erradicación del hambre y la pobreza en la región.

Para erradicar el hambre hay que destinar más recursos a la producción de alimentos. Aunque no sobraría una mayor disponibilidad de recursos económicos en la presupuestación del estado para acelerar los programas de reforma agraria, esta no es la respuesta definitiva. Podrían idearse normatividades que impidan la concentración de la riqueza, que obliguen a un mayor predominio del latifundio, que aceleren una mayor transferencia de las tecnologías, que logren una mayor cobertura y calidad en la educación. Si el planteamiento se limita a las acciones del estado sería completamente inviable, pues dejarían de atenderse otras prioridades que extenderían el círculo vicioso del hambre. Pero si la disposición de los recursos parte de un consenso de la sociedad civil para un desprendimiento generoso en pro de los más vulnerables en poco tiempo el país contaría con una exitosa erradicación de la pobreza, el hambre y la desnutrición. Que la población alcance la Soberanía Alimentaria requerirá mayores coberturas en educación con mucha mayor calidad. Que los habitantes propendan por la solución de sus propios problemas mediante el trabajo en equipo requiere una ardua labor educativa, en los contextos sociales propios de cada cultura. Requiere

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