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TENDENCIA DEL DESARROLLO AGRARIO EN EL SIGLO XIX Y SURGIMIENTO DE LA PROPIEDAD CAPITALISTA DE LA TIERRA


Enviado por   •  28 de Mayo de 2019  •  Resúmenes  •  3.210 Palabras (13 Páginas)  •  131 Visitas

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TENDENCIA DEL DESARROLLO AGRARIO EN EL SIGLO XIX Y SURGIMIENTO DE LA PROPIEDAD CAPITALISTA DE LA TIERRA.

Bien se sabe que, tras la conquista española de Guatemala, todos los territorios que se encontraban bajo el control de las antiguas ciudades-estado pasaron a poder de la Corona en calidad de tierras realengas.

El dominio de la tierra a tenor de las leyes españolas tuvo un lado negativo, y fue que la nueva propiedad territorial le abrió las puertas de par en par al latifundio privado laico y religioso. Nos referimos al latifundio privado colonial. El latifundio es toda propiedad que se caracteriza por su gran extensión territorial, independiente de que esté total o sólo parcialmente cultivada. Un latifundista es un gran propietario de la tierra.

Conforme iba pasando el tiempo, la cuestión agraria cada vez más iba evolucionando, más en el periodo feudal colonial, donde la situación de los campesinos en general, comparada con lo de los otros siglos anteriores de época colonial, no había mejorado, ya que, sobreexplotados por los colonialistas se mantienen hasta el presente tan adictos a sus costumbres y usos antiguos.

Era de ver que, dentro de las comunidades, los cultivos de los indígenas se limitaban a sus milpas, trigales, frijol, y hortalizas, en terrenos para ellos precarios, aunque propios.

A principio del siglo XIX, en el agro guatemalteco, continuaba imperando el antiguo sistema de repartimientos de campesinos para trabajar en las haciendas privadas y religiosas. Pero no todo era eso. La producción mercantil de los terratenientes necesitaba del trabajo forzoso de los indígenas y varias de los que ocupaban indígenas campesinos y mestizos en la mano de obra barata se dedicaban más que todo en la producción de añil y al cultivo de azúcar, trigo y maíz.

Dentro de los latifundistas se habían marcado ya una fuerte diferenciación. Por un lado, se encontraban los propietarios de estancias de ganados y hacendados rentistas, cuyas haciendas se encontraban semi-abandonadas, en decadencia, o en muy malas condiciones físicas, debido a que no cultivaban sus tierras o sólo hacían uso parcial de ellas, no disponían de suficiente mano de obra, no tenían maquinaria agrícola e instrumentos de trabajo o estaban deteriorados.

Pero según las autoridades de los apuntamientos, el sistema de tenencia de la tierra en Guatemala debía regirse por la Ley 5. L. 4.tit. 12, de las leyes de Indias, que estipulaba que los indígenas debían ser propietarios de tierras, ya fuera común o en particular, de forma que no les falte lo necesario y tengan todo alivio y descanso posible para el sustento de sus casas y familias. Pero nos damos cuenta que no es así, en muchos lugares de aquí de Guatemala, los grandes finqueros, las grandes empresas de Hule, Limón, Caña de Azúcar, Palma Africana, da mucha pena ver nuestra Guatemala en manos de unos cuantos ricos, y que solo quieren quitarles las tierras a los indígenas, diciéndoles que les van a comprar y le ofrecen un poco de dinero, o los engañan con unas cuantas cositas.

En Petén, por ejemplo, se está acabando el bosque, antes se decía que era un pulmón de la tierra, se está acabando porque los de la empresa de la Palma Africana, están acabando con los árboles, los ríos, pero lo más triste ver que los animales se están acabando.

Hace tres años me fui de misión semana santa, y me tocó una comunidad que acababan de sacarlos en la aldea donde estaban, que la tierra donde estaban era privada, pero la comunidad llevaba más de 40 años viviendo ahí. Les ofrecieron otro lugar que supuestamente la empresa lo había comprado, y con agua. Pero cuando las personas llegaron, encontraron al lugar sin agua, sin bosque, todo era un desierto. Cuando me lo iban contando, las personas lloraban, porque los ricos les quitan la comida en la boca. Lo poco que tiene, los ricos se los quitan.

El sector campesino no sólo no tenía conciencia de clase como para hacer valer sus derechos sobre la tierra, sino que, como lo señala Pinto Soria, el débil desarrollo económico alcanzado en los trescientos años de dominio colonial no creó ninguna clase de nexos que unieran a los distintos grupos indígenas, que formaban, a su vez, la mayoría de la población guatemalteca en un todo nacional.

En Guatemala, los señores de la tierra de origen feudal colonial, que estaban apoyados por el nuevo Estado nacional en sus derechos de latifundistas productores de mercancías, lograron que se les reconociera también el derecho a continuar manteniendo la dominación del campesinado indígena que habían disfrutado durante siglos anteriores.  

Guatemala era netamente un país agrario, encontrándose bajo el completo control del dictador conservador Rafael Carrera, personaje al servicio de la iglesia católica y la oligarquía criolla que a toda costa deseaba preservar su hegemonía política y social.

Es muy importante no perder de vista la existencia de los comuneros ricos que disponían de extensos cultivos privados y de trabajadores asalariados, y su relación con las autoridades del Gobierno central. Estos antiguos gobernantes de las ciudades-estado del periodo prehispánico se convierten en los colaboradores de los invasores españoles a lo largo del periodo feudal colonial, y durante las dictaduras conservadora y liberal aparecen como comisionados políticos corruptos al servicio de la clase dominante de turno.

A nivel nacional, las tierras de cultivo se encontraban distribuidas de manera muy desproporcionada, constituyendo esto el más serio obstáculo para el desarrollo de la agricultura comercial. El dinero acumulado en la producción y comercialización de la cochinilla, con esto se buscaba ser invertido en la caficultura que impulsaría el desarrollo del capitalismo agrario.

Más adelante, muchos de los caficultores llegarían a despeñar importantes papeles como conductores y administradores del Estado Libre, donde sentaron las bases de su futuro poder económico e influencia política. Así fue como la plantación de café y el comercio exterior llegaron a identificarse plenamente, y a ser el verdadero punto de partida de la acumulación originaria de capital en Guatemala.

Con la reforma agraria liberal, esto no pretendía mejorar la situación económica y social del campesinado mestizo, sino la situación de los propietarios comunales indígenas por propietarios privados pertenecientes al sector empresarial interesado en la acumulación de capital en la agricultura.

Las tierras expropiadas a las comunidades, dependiendo de su extensión, ubicación geográfica e importancia comercial, les fueron adjudicadas a comerciantes e inversionistas extranjeros, altos personajes y oficiales del Ejército, ricos finqueros, especuladores, y a parientes y paniaguados de políticos poderosos. No es exagerado decir que la reforma agraria liberal hizo que mucha gente desterrada su dinero oculto y, ávida de rápidas y fáciles ganancias, participara en subastas y adquiriera la mayor cantidad de tierra posible.

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