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Decolonialidad en la pedagogía precolombina.


Enviado por   •  3 de Junio de 2016  •  Documentos de Investigación  •  6.986 Palabras (28 Páginas)  •  265 Visitas

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Universidad Pedagógica Nacional

Énfasis: Estudios Culturales I

Carlos Felipe Bravo

Proyecto Educativo Comunitario (PEC): Un acercamiento a la Pedagogía Decolonial a través del Proyecto Educativo Guambiano (PEG) en Silvia, Cauca.

Introducción

Este documento representa un estado del arte, resultado de la síntesis conceptual que abordan los marcos teóricos de algunos autores en torno a la temática de la Educación Comuniaria y la Pedagogía Decolonial en Latinoamérica. Se revisan distintas teorías que den cuenta del proceso histórico y cultural que han venido representando los pueblos indígenas latinoaméricanos, desde su surgimiento, su permanencia en el tiempo y los cambios que han venido apareciendo, transmormando las metodologías y estructuras educativas que definen en esencia la emancipación de un paradigma colonialista para contraponerse a las formas imperantes de la sociedad hispánica. Se relacionan a este marco teóricor eferentes vividos en el municipio de Silvia, a través de una experiencia de inmersión en la comunidad guambiana Misak, con el fin de confirmar y entender las propuestas pedagógicas y socio-culturales que definen las dinámicas de la decolonialidad.

Abordaremos postulados académicos que den cuenta del paradigma alternativo a la Colonialidad y qué propuestas han venido surgiendo en torno a la decolonización del poder, del ser y del saber en el campo de la pedagogía en latinoamérica, para así apuntar a una comparación más elaborada en la que podamos relacionar la experiencia in sito con las teorías revisadas y, finalmente, descubrir si el modelo guambiano se articula a las dinámicas de las pedgogías decoloniales, qué implicaciones tiene y qué aportes trae para la sociedad.

Fundamentos de la educación comunitaria

La educación desde una perpectiva comunitaria se vincula a las necesidades cognoscitivas y de transformación social del sujeto-pueblo. Este proceso conduce a un encuentro permanente con lo “otro” que la escuela formal no presenta y que el hombre-pueblo rescata ante la necesidad de actuar en la sociedad.

La vida se constituye en el escenario para aprender a resolver, en el cada día, la diversidad de dificultades que se presentan. La experiencia de lo colectivo es vínculo intersubjetivo que se transforma en fuerza para pensar la realidad. Apoyados en esta proposición, se debe acudir a Freire cuando afirma que la esperanza: “... es una necesidad ontológica”; para lo cual es indispensable volver al concepto de ser social, reflexionar sobre una visión ontológica del concepto de “ser en sí” y “ser para qué”; esto deberá explicar la relación del ser con la realidad.

En este orden de ideas, dicho planteamiento sigue siendo válido en una sociedad como la del presente, marcada por los mecanismos de dominación, la razón instrumental expresada a través de la ingeniería y las formas de sistematizar todo lo social, la cultura transformada en códigos representativos del universo de la violencia simbólica y el desarrollo de la agresión desde el espacio. Todas estas estrategias de la globalización de la economía de mercado, que llenan de desesperanza las perspectivas de desarrollo del hombre sobre la tierra. Para Freire: “(...) la desesperanza es esperanza que perdiendo su dirección se convierte en distorsión de la necesidad ontológica” (1993: 1) y los seres devienen en “seres inconclusos”, en productos de la enajenación cultural, para los cuales la esperanza posible es el reencuentro con su propia interioridad. Entonces son seres “inconclusos” tanto los opresores como los oprimidos, pues han perdido igualmente su autenticidad. La misión de la ontología es ir descubriendo el mundo poco a poco para captar cuál es la realidad. En el caso de la pedagogía, el proceso de educar tiene que ser una expresión de la autonomía, púes así se tendría acceso al mundo como una totalidad de pensamiento que puede explicar el desarrollo histórico. Así, la realidad se da como aprendizaje en el interior de cada sujeto-social, éste vive su propia experiencia y despliega una forma de conocer en su permanente interrelación cultural. Según esto cada quien se educaría de acuerdo con su conciencia, en un mundo que se abre en un sentido vivencial. De allí que, la respuesta pedagógica-comunitaria es esperanza porque, como lo establece el autor, deberá conducir a la dialectización de la conciencia- mundo. Desde el punto de vista ontológico, hay que resolver el obstáculo que impide el desarrollo de un episteme que vincule a la pedagogía con el conocimiento social-comunitario. Este intento ontológico debe reconocer el carácter transformativo del sujeto que se concientiza en su vinculación con la realidad.

En este sentido, la comprensión de una educación comunitaria radica en la pertinencia que esta tenga sobre cómo se reproduce la cultura y sus patrones en el sujeto-pueblo. Todo relacionado con qué paradigmas sociales y culturales se están reproduciendo. Si aquellos que obedecen a las necesidades utópicas de un sistema que propende a la individualización del sujeto en un ambiente competitivo, o a las necesidades de un sistema que asuma la situación y el entorno social real, es decir, las necesidades reales que vive una comunidad y por las cuales vale la pena apostar un proceso de construcción de conocimiento que favorezca las dinámicas comunitarias, esto es, favorecer a un grupo entendiéndolo como una estructura más solida y compuesta en la que todos son representación de uno, y como tal encaminan beneficios, aprendizajes y propuestas que aporten en el proyecto de conciencia-mundo. Entonces se habla de un modelo que supone esperanza, comunión de los saberes, poderes y formas de ser en la sociedad, a favor de las oportunidades de y para todos.

Por ende, la esperanza pedagógica al transformarse en discurso liberador, debe tomar en cuenta el espacio histórico y la práctica social que en éste se desarrolla, pues, el ser social no existe si no es a través de su acción consciente en el qué hacer de su comunidad y las prácticas en las que él y su comunidad están inscritas. Es por eso que el discurso pedagógico al hacerse posibilidad liberadora, pone al hombre en contacto con el mundo, así la relación con lo real se convierte en fundamento para conocer investigando y al develarse lo aparente, el conocimiento recobra su base epistemológica. Por esto Freire plantea que la concientización al permitir la llegada a una esfera crítica, hace que el hombre conozca y se reconozca en el mundo. Es la relación hombre- mundo, bien sea a través de la escuela con el trabajo intelectual, o mediante el contacto con la realidad.

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