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La Lectura Funcional

jhony19925 de Noviembre de 2013

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La lectura funcional:

Lectura funcional es aquella que tiene como objetivo básico permitir a la persona acceder al contenido de mensajes elementales, mínimos, necesarios o imprescindibles para su propia utilidad, interés o seguridad. Existe una lectura de estas características cuando la persona que lee sólo es capaz de llegar a la interpretación de palabras o cortas frases de uso común.

Este tipo de lectura está relacionada con la fase de lectura logográfica que se caracteriza por el reconocimiento visual de algunos rasgos gráficos conducentes al significado verbal en las palabras escritas en productos o carteles que están muy presentes en la vida diaria como salida o Colacao.

Cuando una persona ha fracasado en el aprendizaje de la lectura con los métodos tradicionales, es analfabeta o posee dificultades específicas para adquirir la lectura como la mayoría de las personas de su grupo de edad puede ser interesante plantearse la enseñanza de la lectoescritura funcional.

Fases para el aprendizaje de la lectura funcional

1ª Fase: desarrollo de habilidades pre-lectoras: se refiere a que la persona tenga incorporados hábitos de trabajo como: permanecer sentado, ejecutar actividades manipulativas, comprender instrucciones orales sencillas y ser capaz de mantener la atención durante pequeños periodos de tiempo (atención sostenida).

En el caso de que la persona no posea estas habilidades habría que diseñar un programa psicomotriz específico para que las adquiera, para lo que se debería coordinar el trabajo del profesor del aula ordinaria y/o pedagogía terapéutica con el del psicomotricista.

2ª Fase: concienciar a la persona del vocabulario específico de las acciones que realiza en su vida diaria. Para ello, se elaborará una serie de pictogramas que presenten las siguientes características:

- deben basarse en las áreas de interés de la persona (él o ella y su familia; su habitación; sus objetos personales; etc.); y

- deben ir siempre acompañados de la palabra escrita asociada a la imagen representada.

A medida que la persona se vaya familiarizando con la grafía de las palabras que acompañan a cada fotografía, iremos aumentando el número de pictogramas y los añadiremos a un libro o álbum personalizado.

Este álbum deberá recoger los sustantivos y verbos más comunes e importantes en la vida de la persona para la que se ha diseñado el programa y paulatinamente lo iremos ampliando con campos semánticos relativos a situaciones específicas de la vida en comunidad como son acudir al médico, comer en un restaurante, etc.

Además de la confección del álbum, es conveniente fabricar carteles con las palabras y colocarlos en los objetos o incluso personas con las que el futuro lector interactúa en su vida diaria. Así, pegaremos la palabra silla en la silla donde la persona se suele sentar o servicio en la puerta del cuarto de baño de su casa.

3ª Fase: método de lectura global: el objetivo que se pretende es conseguir que la persona adquiera un nivel de lectura que le permita un uso funcional para la vida diaria, como entender letreros o reconocer dónde debe escribir su nombre en un documento gráfico.

Ventajas de la lectura funcional

Facilita el aprendizaje funcional de la lectura, ya que está dirigido a su utilización práctica en la vida diaria. Es multisensorial (visual, auditivo y cenestésico) y por lo tanto facilitador del aprendizaje. Es complementario a la lectura silábica, por lo que se puede combinar con ésta.

Mejora la autoestima, ya que la persona siente que sabe leer casi desde el primer momento. Es muy motivadora porque está centrada en las áreas de interés del futuro lector. Facilita la generalización de lo aprendido. Al ser un programa individualizado respeta el desarrollo individual, el nivel de vocabulario que se posee y el nivel de dominio lecto-escritor que se posea.

Algunas estrategias útiles para el que enseña.

Colocar a las partes del aula, muebles, utensilios, juguetes, etc., sus nombres en tarjetas. Colocar en el pupitre a cada alumno una tarjeta con su nombre y apellido, en letra de molde y sin adornos. Presentar a la persona tarjetas con oraciones tipos, a manera de órdenes, para que las reconozcan y las cumplan, como: Ponte de pie, trae tu cuaderno, borra en la pizarra. Utilizar materiales que tengan su nombre y estén a la vista para hacer ejercicios de comprobación y ampliación de palabras. Reconocimiento de palabras nuevas en contextos familiares. Por ejemplo, si presentamos la tarjeta mi nombre es… y junto a esta frase no aparece el nombre de la persona, que ésta se dé cuenta y reconozca que no es su nombre el que está escrito. Colocar el calendario, que sólo tiene los días y las fechas, las palabras adecuadas al tiempo, como: caluroso, frío, lluvioso, etc., para que lo utilice de acuerdo a la realidad. Presentar carteles con cuentos cortos, pequeñas poesías, canciones, pensamientos, etc., en pictogramas con las escenas en secuencia, para los ejercicios de la lectura. Presentar carteles con varias oraciones en las que se repita alguna palabra, ejemplo: Me gusta la naranja. Tráeme una naranja. La naranja es amarilla, etc., para que la identifique. Revisar con ejercicios y juegos que el maestro, familiar o terapeuta inventen, la correcta lectura y pronunciación de las palabras conocidas, etc.

Es evidente que desarrollar y aplicar un programa de lectura funcional requiere de un esfuerzo mucho mayor que cuando se enseña a leer a una persona de la forma habitual, por ello es absolutamente imprescindible que todos los profesionales y familiares que participen en el programa trabajen de forma coordinada y estén comprometidos, tengan paciencia y no esperen resultados desde el principio. La práctica continuada será la clave para conseguir el éxito.

Proceso Cognitivo de Lectura Funcional.

 Ubicación de la Información.

Proceso que implica precisar los datos, dígitos, palabras claves, números, códigos, entre otros elementos que puedan o no estar contenidos en un texto, en especial, en una ilustración gráfico-visual, son los aspectos básicos que definen este proceso cognitivo; para ello se requiere evidenciar rapidez en la obtención de la información, así como certeza en la misma; una estrechamente relacionada con la otra, pues de nada vale una información rápida e imprecisa, o una que es precisa pero que demoro mucho en obtenerse.

El principal aspecto a considerar en la lectura funcional es precisamente la ubicación de la información contenida y el medio empleado para ello; la ubicación de la información opera como un interruptor que inicia la secuencia de análisis y procesamiento de la información. La ubicación de la información está vinculada estrechamente a la ejecución del lector, la ejecución de la lectura funcional.

 Comprensión de la Información.

La comprensión de la lectura por si, para el lector, no resulta un reto, lo que realmente puede constituir un verdadero reto es el uso de la información que se lee, pues ello constituye la evidencia clara de que lo leído fue realmente comprendido. En la medida que los estudiantes, por ejemplo, progresan en sus carreras, los requerimientos sobre el lenguaje tienden a incrementarse significativamente, surgen más abstracciones y también mucha más información, tanto del texto mismo como de otros medios y fuentes, y la necesidad de depender más en destrezas de orden metalingüísticos, que permitan analizar y aplicar la información que el medio o contexto nos ofrece, crece. La comprensión se percibe en la medida que el sujeto lector no solo infiere y predice determinada información, sino como también logra transferirla a otras situaciones, logra confrontarla, debatirla, reconstruirla; para lo cual es necesario utilizar los conocimientos y las experiencias de las que se dispone anteriormente, y que conllevarán a entender aún mejor lo leído. Comprender la información es, obviamente, que haya comprensión lectora por parte del sujeto lector.

 Interpretación de la Información.

La interpretación de cualquier lectura, ya sea comprensiva o funcional, implica un análisis de la misma, es decir, el lector ha de ser capaz de ir más allá del registro de la información, ya sea que se concrete a través de la observación directa o a través de materiales específicos. Comprender una realidad a partir de un texto y de su lectura implica la construcción de un modo de elaborar esa realidad. Esto significa utilizar la información de manera que se pueda distinguir entre, por ejemplo, un dato objetivo, un juicio de valor, una opinión y/o un prejuicio. Para la debida interpretación de la información, debe considerarse la actividad lectora como medio o vehículo que permite la transferencia de la información del texto al cerebro, a través de mecanismos perceptivos y sensoriales que se dan durante la lectura.

En cuanto a la lectura funcional, y particularmente a la lectura que puede hacerse a textos que parten de una representación gráfica, puede afirmarse que tales representaciones constituyen una de las herramientas más útiles en el estudio de la mayoría de las disciplinas, ya que permite una visión de conjunto del fenómeno sometido a investigación, más rápidamente perceptible que la observación directa de los datos numéricos o simbólicos. No sólo es conveniente o necesario ubicar y comprender la información, el paso más significativo en la lectura funcional lo representa, precisamente, la interpretación dada por el lector a la misma, pues este tipo de lectura trata de transmitir un unívoco mensaje, una interpretación de carácter prácticamente lineal, unidireccional,

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