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Las Campanas De Alarma

jisha13 de Julio de 2013

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Las campanas de alarma David Perkins*

A veces un recuerdo nos toma por sorpresa, un recuerdo que aparentemente nada tiene que ver con aquello que nos ocupa y nos dice que existen conexiones que no hemos examinado y que acaso no sean bienvenidas. Eso es lo que me ocurrió hace algunas semanas, cuando estaba escribiendo un ensayo que se convirtió, inesperadamente, en este libro. Me descubrí pensando en un poema que no había vuelto a leer en muchos años, un poema que casi todos los estudiantes conocen yu no de los más onomatopéyicos de la lengua Inglesa:“Las campanas", de Edgar Allan Poe.De modo que busqué el poema a fin de recordar exactamente lo quedeclara:Escucha las campanas de alarma.¡Las sonoras campanas de bronce!¡Qué cuento terrorífico nos cuenta su alboroto!En el oído de pronto espantado de la noche¡Cómo gritan su miedo !Ya no pueden hablar, de horrorizadas,y sólo chillan, chillan destempladas.Traté de develar el misterio que entrañaba ese recuerdo. “Las campanas",como era lógico, tenía que ver con las tribulaciones de la educación. La angustia delos maestros, el malestar de los padres, las desavenencias en el seno de losconsejos escolares, la inquietud de los alumnos, los datos desalentadores de lascomisiones investigadoras, son campanas que suenan desde los cuatro puntoscardinales. A lo largo y a lo ancho del país, oímos sin cesar las “campanas dealarma" de Poe, correspondientes a la empresa de la educación.Las campanas de Poe también me recuerdan otra imagen del caos. EnPopular Eduatlon and its Contents,Lawrence Cremin dedica un capítulo a la"cacofonía" de la enseñanza. Con ello alude específicamente a las numerosasformas apresuradas y sin concierto mediante las cuales se pretende educar enEstados Unidos: mediante las escuelas públicas, la televisión, los museos, losestablecimientos preescolares, la enseñanza especial, etc., cada uno de los cualesposee además de metas y currículos propios. "Cacofonía", unmot juste (si bien paraCremin no siempre implica una cacofonía improductiva) que subraya el dilema dedarle un sentido a la educación en un contexto de conflictos y tendenciascontradictorias.Frente a estas imágenes de agitación que se imponen con tanta fuerza, nonos queda otro remedio que escuchar las campanas, la cacofonía, el asalto delsonido y la furia, e intentar discernir la pauta de la "alarma".

En primer término, ya hemos identificado dos grandes deficiencias en cuanto alos resultados de la educación:el conocimiento frágil (Ios estudiantes no recuerdan,no comprenden o no usan activamente gran parte de lo que supuestamente hanaprendido), yel pensamiento pobre (Ios estudiantes no saben pensar valiéndose delo que saben). Con respecto a las causas delfenómeno,encontramos por lo menosdos factores ampliamente difundidos: una teoría de la "búsqueda trivial", muy comúnen la práctica pedagógica, según la cual el aprendizaje depende fundamentalmentede la inteligencia de la persona y no de sus esfuerzos. Si reflexionamos sobre lasconsecuencias, podemos hallar una muy Interesante: una suerte deerosión económica que aumenta la riqueza de los ricos y la pobreza de los pobres, al tiempoque provoca la caída de la productividad y del estándar de vida a niveles inferiores alos de otros países. Y bien, las investigaciones indican que una de las principalescausas de la erosión económica son los problemas relativos a la educación.Examinaremos el tema en detalle.Una deficiencia: el conocimiento frágilEs irritante y muy desalentador que los alumnos no posean la información quesupuestamentedeberían tener. Una encuesta realizada hace poco reveló que dostercios de los jóvenes Norteamericanos de diecisiete años son incapaces de ubicar lafecha de la Guerra de Secesión dentro de un lapso de medio siglo. EI ochenta porciento no sabe qué es la Reconstrucción. Dos de cada tres alumnos creen que lasleyes de Jim Crow favorecieron a los negros estadounidenses. La mitad ignora queStalin gobernó la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. Un pocomenos de la mitad no sabe que el ataque a Pearl Harbor se produjo entre 1939 y1943. Tres de cada cinco alumnos desconocen que los japoneses Norteamericanosfueron internados en campos de prisioneros durante la Segunda Guerra. Unaproporción similar no atina a definir el Holocausto. EI treinta y seis por ciento ubica elcaso Watergate antes de 1950, y uno de cada cinco, antes de 1900. EI cuarenta ycinco por ciento cree que Israel es una de las naciones ocupadas por la UniónSoviética después de la Segunda Guerra. Uno de cada tres no sabe dónde estaFrancia en el mapa de Europa, y dos de cada tres ignoran que Walt Whitman es elpoeta que escribióHojas de hierba.Llamaremos a este fenómeno “conocimiento olvidado". EI conocimiento hadesaparecido de la mente de los alumnos que alguna vez lo tuvieron y podríanhaberlo recordado. Es por cierto razonable esperar que el estudiante termine sueducación con un caudal de conocimientos básicos que Ie permita orientarse en elmundo que lo rodea y comprender las ideas y los acontecimientos que ocurren en él:qué sucede, dónde, cuándo y por qué.AI mismo tiempo, se considera que el conocimiento olvidado constituye laprincipal deficiencia de la educación. Si los estudiantes recordaran los hechos y lashabilidades que les enseñaron, todo andaría a las mil maravillas.

Pero las cosas no son tan simples. La mente del alumno es algo más que lasuma de sus recuerdos escolares, de modo que remitir las causas de la enfermedadal olvido del conocimiento constituye un diagnóstico demasiado burdo. Lasinvestigaciones señalan que hay muchos más problemas respecto del conocimientoque el mero hecho de haberlo olvidado. Existen otras deficiencias tales como elconocimiento inerte, el conocimiento ingenuo y el conocimiento ritual.Conocimiento inerte . Cuando se les toma examen, los alumnos recuerdan conbastante frecuencia los conocimientos adquiridos, pero son incapaces de recordarlosal usarlos en situaciones que administren más de una respuesta y en las queverdaderamente los necesitan; por ejemplo, escribir un ensayo, evaluar los titularesdel periódico, considerar la posibilidad de ejercer profesiones alternativas, elegir unnuevo equipo de música o, para el caso, estudiar una nueva materia. EIconocimiento inerte podría compararse con el televidente crónico que está allí perono se mueve ni hace nada.La instrucción convencional, que consiste en leer manuales y en escuchar lasclases dictadas por el profesor, tiende a producir un conocimiento inerte. El psicólogocognitivo John Bransford y sus colaboradores realizaron un experimento en el cual seIe pidió a un grupo de alumnos que buscaran información sobre la nutrición, el aguacomo patrón de densidad, los aviones propulsados por energía solar y otros temasen los manuales -es decir, a la manera convencional-, con el único propósito deretener lo leído. Otro grupo leyó la misma información pensando en los posiblespeligros de un viaje por la selva amazónica. Ello les permitía relacionar, por ejemplo,la información sobre la densidad del agua con la cantidad de agua que tenían quellevar los viajeros.Más tarde, se les pidió a ambos grupos que planearan una expedición aldesierto. Los alumnos que habían estudiado la información de un modo convencionalprácticamente no hicieron uso de ella. En cambio, los que la estudiaron con el fin deresolver un problema, examinaron qué clase de alimentos les convenía llevar, elpeso del agua, etc.La investigación que realizamos mis colegas y yo sobre la habilidad de losestudiantes de la escuela secundaria para programar ordenadores reveló que, si bienpodían recordar los conocimientos, no los usaban activamente. Por ejemplo, unestudiante luchaba con un problema cuya solución requería el uso del comandoFOR-NEXT (uno de los comandos fundamentales en el lenguaje de programaciónBASIC). El joven no sabía qué hacer. ¿Había olvidado completamente el uso delFOR-NEXT? Un investigador que estaba sentado a su lado Ie preguntó si sería útilemplear el FOR-NEXT.“¡Pero claro!”,respondió el estudiante, e inmediatamenteutilizó el comando y resolvió el problema.Esto nos demuestra que el estudiante no sólo recordaba el conocimiento encuestión sino que incluso lo sabía usar. Simplementeno pensó en aplicarlo.¿Insólito? De ninguna manera. Los estudiantes conocían y comprendían loscomandos de programación pertinentes, pero no se les ocurrió emplearlos durante la escritura del mismo. Y el hecho es que bastó recordárselos –sin explicarles losdetalles- para que los usaran correctamente y resolvieran los problemas. Y lo mismoparece ocurrir en todas las asignaturas: Ios estudiantes retienen conocimientos que amenudo no utilizaban activamente en la resolución de problemas y en otrasactividades.Conocimiento ingenuo . Uno de los descubrimientos más penosos de losúltimos años es que los alumnos captan muy superficialmente la mayor parte de losconocimientos científicos y matemáticos fundamentales. Aun después de haberrecibido una Instrucción considerable, suelen tener ideas ingenuas acerca de lanaturaleza de las cosas.Muchos niños creen que la Terra es plana durante los primeros añosescolares y hasta cierto punto no les falta razón. Si se mira el horizonte desde ciertaaltura, la Tierra es plana. Lo malo es que sigan creyendo que es plana una vez quese les ha demostrado fehacientemente que es redonda. Incluso la imaginan deformas curiosas: como un hemisferio (redondeada en la base y aplanada en la partesuperior) o bien como un disco chato.Cabe alegar que todavía son niños, que no corre prisa y que muy pocosalumnos terminan sus estudios creyendo que la tierra es plana. Y en cierto modo esasí. Pero lo mismo ocurre en los niveles más avanzados, en los que hay menosoportunidades de

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