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PENSAMIENTO PEDAGÓGICO LATINOAMERICANO

maize9 de Julio de 2014

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EL PENSAMIENTO PEDAGÓGICO LATINOAMERICANO

Francisco Gutiérrez: La Pedagogía de la Comunicación el lenguaje total (1972)Tradicionalmente las metodologías de enseñanza utilizadas en educación, han tenido un enfoque verbalista centrada en la exposición del profesor y transmisiva a través del libro de texto, a través de estos métodos los conocimientos son accesibles al alumno en la mayor de las veces como especulaciones, estos pensamientos normalmente estaban hechos y hasta cierto punto analizados y digeridos por el profesor, de tal forma que al alumno solo le quedaba memorizarlos. Hoy los medios de comunicación masivos codifican la realidad de una forma diferente, contribuyen a que la comunidad adquiera una comunicación más adecuada con la integridad de la naturaleza humana. La percepción visual y auditiva son procesos fundamentales en el acto cognoscitivo. De tal forma que la comprensión no es consecuencia de la audición y/o de la visión, sino que es innata a la percepción. El lenguaje total integra al hombre en un universo perceptivo, donde la percepción opera integrando los diversos sentidos. Es la pedagogía total la que lleva al alumno el placer nuevo y motivador del aprendizaje. El alumno está queriendo saciar su hambre de estímulos, sensaciones y percepciones. Las nuevas generaciones tienen nuevas necesidades y requieren una sacudida sensorial para trabajar y comunicarse. Esto contribuye a captar globalmente una gama de imágenes, sensaciones y sonidos, sin ya siquiera recurrir al proceso de análisis-síntesis. Los nuevos lenguajes nos demuestran que la comunicación no consiste simplemente en la transmisión de ideas, hechos, sino también ofrece nuevas formas de ver las cosas, influyendo y transformando los significados y contenidos. Es por esto que la educación debe promover el desarrollo de aptitudes para asumir las responsabilidades tanto en lo individual como en lo social, en un mundo imprevisible y cada vez menos codificado. Los nuevos lenguajes que transfieren los medios de comunicación social, hacen relevante que no es posible comunicar directamente a la razón sin violentar a la naturaleza humana, es en este sentido que ya sea una revista o periódico, cine o televisión, su propósito no está centrado en hablar directamente a la razón, sino a los sentidos. Los nuevos conocimientos a transmitir en la educación surgirán de las necesidades y circunstancias reales de los educandos y su contexto relacional con la semiótica social y de los medios de comunicación. Para lograr ubicarse en el contexto de la comunicación docente-alumno cada uno debe ir en busca del otro, en una acción de comunicación profunda, esto lograría una auténtica educación

Uno de los rasgos identitários socio-cultural y político característico de América Latina se refleja en la construcción histórica de un pensamiento pedagógico latinoamericano, directamente vinculado a la proposición de un proyecto político emancipador en el ideario de consolidación de un continente libre. Desde Simón Rodríguez y Simón Bolívar, la educación se articula a una propuesta política anticolonialista y emancipadora. Siguiendo esta misma línea, destacados latinoamericanistas cómo José Martí, Luis Beltrán Pietro Figueroa, Paulo Freire, entre otros, dedicaron sus reflexiones, praxis pedagógica y labor político, reconociendo la educación como importante precursora de la emancipación y de una Pedagogía de la Liberación. Lo discutido por estos pensadores gana dimensión empírica y resonancia política con la acción de los movimientos sociales en el siglo XX y primera década del siglo XXI, momento histórico de experiencias que dibujan alternativas con potencial contra-hegemónico al modelo de Estado y de políticas públicas históricamente excluyentes.

En la dialéctica de la resistencia latinoamericana, la educación se sitúa como elemento fundacional de proposición de lo alternativo como postulador de nuevas matices conceptuales y resignificadoras de lo Educativo y de lo Pedagógico como espacio dónde se pueden generar una “hegemonía alternativa”, articulando el carácter político de crítica a la coyuntura que engendra las problemáticas de fines de siglo en la región y recuperando la dimensión teórico-práctica de la noción de Poder Popular vinculada a la lucha por la Unidad de los Pueblos en América Latina y en el mundo.

Pensando este histórico movimiento educativo-pedagógico, la presente ponencia objetiva profundizar esta discusión enunciando el diálogo entre educación libertaria y pedagogías alternativas en el fortalecimiento del Poder Popular. La intención es apuntar algunos elementos para debatir en que medida una historia de la educación latinoamericana dio o no seguimiento al tema del Poder Popular, vislumbrando la posibilidad histórica de erigir procesos educativos en conformidad con la génesis de un pensamiento crítico latinoamericanista y de una praxis política verdaderamente participativa e incluyente. Un segundo propósito consiste en apuntar se visibiliza la constitución de un sujeto pedagógico latinoamericano en la tesitura de la resistencia expresada en la praxis político-educativa de los movimientos sociales en América Latina.

El Pensamiento Pedagógico Latinoamericano, Educación y el Poder Popular

¿Qué significa pensar las tesituras de la resistencia latinoamericana, tomando por eje la educación libertaria y las pedagogías alternativas en el fortalecimiento del Poder Popular? Para tal cuestionamiento no hay una respuesta inmediata, ¡tampoco sencilla!; muy al contrario: constituye un planteamiento al actual debate acerca de los significados del Poder Popular en los caminos de búsqueda por la unidad de los pueblos en resistencia.

Considero que, para adentrar a este debate, es menester recuperar algunos componentes constitutivos del pensamiento pedagógico latinoamericano que ilustran una primera aproximación con el concepto de Poder Popular desde la proposición de un proyecto político-educativo y pedagógico abarcador, destinado a amplios sectores sociales e incluyente, es decir, aclamador de hombres y mujeres para el ejercicio de su accionar político. A la vez, es sumamente necesario pensar tal perspectiva adentro de un marco histórico caracterizado por la irrupción revolucionaria en el continente, responsable por quiebres profundos en la trama social latinoamericana y por la recuperación del sentido de participación política a partir del ejercicio del Poder Popular.

Así, el final del siglo XVIII, caracterizado por la insurgencia revolucionaria en América Latina y por conflictivos procesos de reordenamiento de lo social, de lo político y de lo económico, constituyó en el hito fundacional, por así decir, del nacimiento de la ilustración latinoamericana y de las primeras propuestas de elaboración de un proyecto educativo responsable por concebir una nueva cultura política calcada en la participación popular y dirigida a la emancipación política de la región. Su perspectiva se inscribía en la aportación de un papel político a la educación en la construcción y fortalecimiento de lo social como parte constitutiva de los cambios coyunturales previstos para este momento de la historia de Latinoamérica.

En medio a esta efervescencia política, se observa como una de las nacientes bases de la ilustración latinoamericana los escritos de Simón Rodríguez, a ejemplo de sus aportes teóricos y reflexivos en las Luces y Virtudes Sociales (1840), dedicada a reflexionar acerca del tema de la Educación Popular, dónde la categoría “Popular” era entendida como sinónimo de “General”. Considerar la educación como objeto del análisis político y, además, conferirle el atributo de “general” y “popular” constituía, en este periodo, un hecho inédito en la proposición de una agenda política para las republicas que se pretendían instaurar. Reside en este aspecto la originalidad de los planteamientos de Rodríguez, principalmente por comprender que la revolución política sólo se lograría desde una emancipación humana, anclada en procesos educativos generadores de una autentica liberación del pensamiento. Al mismo tiempo, concebía que el acceso a la educación ocurriera por medios públicos, es decir, como derecho garantizado por los Estados republicanos fundados en los procesos independistas.

En las palabras del pensador caraqueño “lo que no es JENERAL, sin excepción no es verdaderamente PÚBLICO y lo que no es PÚBLICO no es social.” (Rodríguez, 2007, p. 69). Los análisis de este importante filósofo ilustrado significó la génesis de la conformación de un pensamiento pedagógico latinoamericano capaz de profundizar la discusión acerca del papel estratégico de la educación en la construcción de una nueva sociedad y de nuevas repúblicas en América Latina. Así, para Rodríguez “sin luces no hay virtudes” y cabría a las nacientes repúblicas el deber y la responsabilidad en garantizar una educación popular, de carácter público y general. Para Simón Rodríguez, la asunción de un compromiso político con lo educativo era uno de los caminos para consolidación de una revolución latinoamericana. De esa forma, el pensador consideraba que habría de combatir la ignorancia, una vez que ella era la principal enemiga de las naciones libres y emancipadas.

Rodríguez igualmente defendía la necesidad apremiante de comprensión de los vínculos existentes entre la educación y el pleno ejercicio del Poder Popular. Según él, cabría a la educación la tarea de formar hombres y mujeres como sujetos políticos, estrategia imprescindible para que se erigieran naciones calcadas en una praxis política resultante del Poder Popular. Comprendía que:

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