ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Valor De La Expresion Oral Y Escrita


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2011  •  2.055 Palabras (9 Páginas)  •  1.332 Visitas

Página 1 de 9

Valor individual y social de la expresión oral y escrita, como instrumento de la comunicación y de la formación del pensamiento.

Según el filósofo existencialista Heidegger, vivir es expresarse. Aún cuando el hombre sea considerado como la más mísera de las criaturas, tiene el privilegio del lenguaje, con el cual puede expresarlo todo, desde lo divino hasta lo infrahumano; desde lo más puro a lo más abyecto; desde lo más elevado a lo más vulgar.

El lenguaje es un fenómeno social, pues se forma en el proceso vital de la colectividad. En él se recogen los diversos puntos de vista de todas las capas sociales, de usos, de costumbres, de creencias. En él se manifiestan lo culto y lo inculto, lo vulgar, lo popular y lo erudito. Estos factores sociales exigen el conocimiento de los problemas sociales en general, y en especial los de cada país, para poder comprender las peculiaridades lingüísticas que determinan.

El lenguaje es un instrumento de formación del pensamiento. Casi siempre guardan una estrecha relación la forma en que piensa y habla una persona. De manera, que por su especial lenguaje distinguimos a un niño, de una mujer o de un hombre; a un americano, de un europeo; a un hombre culto, de uno inculto. El lenguaje es la carta de presentación del individuo. Como hecho biológico, es el resultado de la actividad propia y del ambiente. Vive en cada persona con una doble facultad: primero, de manifestarse a los demás de un modo comprensible, y segundo, de comprender lo que oye y relacionarlo como un contenido espiritual.

El vernáculo, como instrumento espiritual y social, es a la vez medio de comunicación, de convivencia, y medio de expresión, de manifestación de lo más íntimo y personal. Es necesario su estudio en forma eficaz, pues con el dominio del vocabulario y de la sintaxis, el estudiante adquiere mayor seguridad en el empleo del lenguaje; hace de éste un instrumento de superación personal, de manifestación de su personalidad y de acrecentamiento del saber.

El aprendizaje y la enseñanza del lenguaje tienen una importancia tan vital, que no pueden consistir en una mera acumulación de datos; su asimilación es real y efectiva formación de la conciencia. Su aprendizaje es básico para poder entender las demás asignaturas y para resolver cualquier situación en la vida social. De ahí la responsabilidad moral del profesor del lenguaje: la de habilitar en el dominio del lenguaje al estudiante para que éste alcance una más cabal realización de la vida. Así es como el profesor moldea la conciencia individual y colectiva.

El dominio del lenguaje abre las puertas del conocimiento y de la sabiduría, de de la verdad, del bien y de la belleza. Su extraordinaria significación en la vida del individuo y en el dominio de la cultura exige extraordinaria responsabilidad tanto de los que lo enseñan, como de los que lo estudian.

La enseñanza del lenguaje es la habilitación para el uso adecuado de las cuatro fases del lenguaje: escuchar, leer y escribir, en las situaciones en que el desarrollo de temas y la solución de problemas demanden su empleo.

Al leer, estudiar y discutir las obras literarias, se comprenden en su verdadero sentido la cooperación, la cortesía, la fe, y la amistad. Se aprende a convivir noble y lealmente. Se comprenden cuáles son nuestros deberes y derechos y readquiere el verdadero sentido de la justicia, y por tanto, no se hablará de una manera y se actuará de otra en la vida. Es que la enseñanza del lenguaje es un problema de ética.

El estudio y dominio del lenguaje a través de las lecturas de obras literarias, favorecen el desarrollo de las relaciones personales, sociales y cívicas-familia, amigos, escuela, comunidad, gobierno. Las lecturas también ayudan al desarrollo de una mejor comprensión del valor de estas cualidades del lenguaje: fuerza expresiva, exactitud de conceptos y belleza de los modos de decir.

“El estudio del lenguaje, principalmente en los cursos de cultura general, no debiera tener más finalidad que el análisis de los textos y la práctica de la redacción. Si no aprendemos para la escuela, sino para la vida (Séneca), la vida no nos ha de preguntar en ningún momento qué es complemento determinativo; pero nos ha reexigir muchas veces la práctica de la redacción en la carta, en el documento privado o público, y quién sabe si en la novela, el drama, el ensayo o el artículo periodístico”.

“La significación del lenguaje en la vida individual y colectiva determinan su dominio en todas las funciones vitales; la riqueza y propiedad del pensamiento y de la expresión; el sentido estético y el desarrollo de formas valorativas de conducta y de ideales de vida. De lo que se determine como finalidad de la educación dependerá el destino y el porvenir de nuestro pueblo de que esa finalidad responda o no a nuestra trayectoria cultural, depende la integración o la desintegración de nuestra personalidad de pueblo. De ahí la enorme responsabilidad que adquieren el profesor y el estudiante en la enseñanza y el aprendizaje de su lengua materna”.

BREVE HISTORIA DEL IDIOMA ESPAÑOL

LOS IBEROS

Los antiguos habitantes de la Península Ibérica fueron los iberos y los celtas, quienes poseían su propia lengua.

En diferentes épocas, varios pueblos invadieron la Península y contribuyeron a la formación del español, en mayor o menor grado. Entre los invasores se cuentan los fenicios, griegos, cartaginenses, romanos, barbaros y árabes. Los romanos desalojaron de la Península a los cartaginenses en el siglo III antes de Cristo.

Roma tenía una cultura muy avanzada y una magnífica organización política, jurídica, militar y social. Además de su religión y de sus leyes, Roma impuso en la Península su lengua, el latín, el cual predominó sobre las otras lenguas habladas allí. Pero este latín que Roma impuso no fue el latín clásico o literario de la lengua escrita, empleada por los literatos y enseñada en las escuelas. Fue el latín vulgar, es decir, el hablado por el vulgo, por el pueblo: soldados, comerciantes, magistrados, obreros, etc. Fue este latín el que más se transformó y el que contribuyó, en gran parte, a la formación del español aproximadamente el 70% de las palabras de éste provienen del latín.

En la Península, el latín vulgar sufrió la influencia de las lenguas existentes; adquirió nuevas palabras y modificó su sintaxis.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (12.6 Kb)  
Leer 8 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com