LA COTIDIANIDAD DEL GRUPO ESCOLAR
mara32ipa15 de Diciembre de 2013
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INTRODUCCION
El ser profesor, no es un trabajo sencillo o trivial, requiere tomar en cuenta muchos aspectos psicológicos y emocionales del alumno, para llevar a cabo su labor de instrucción de una manera más constructiva y significativa para el alumno.
Tampoco el ser alumno es un trabajo sencillo y trivial, el alumno afronta una cantidad de situaciones difíciles de manejar, dentro del aula, que tendrá que vencer. El lograrlo, depende en mucho, de la buena dirección y actitud del maestro. Los beneficios son múltiples, entre ellos se encuentran los conocimientos académicos adquiridos y las habilidades para relacionarse con su entorno social.
Analizaremos, en mucho, la actitud que debe tomar el profesor frente a sus alumnos, para que pueda llevar a sus pupilos al objeto de conocimiento eficazmente.
DESARROLLO
Tomando en cuenta la definición de grupo escolar ubicada en La Antología Básica de la Universidad Pedagógica Nacional , Grupos en la Escuela, “ un grupo escolar se refiere al conjunto de personas estructuradas que comparten un espacio y un tiempo determinado con la finalidad de alcanzar ciertos objetivos académicos de instrucción” el formar parte de un grupo escolar implica en primer lugar que quien acude a las aulas lo hace con un fin en común, esto seria sin lugar a dudas, el adquirir ciertos conocimientos. Sin embargo, la cuestión es: ¿Los alumnos de la escuela básica acuden por convicción o por obligación? La respuesta es obvia, son como “ un prisionero, “el adulto encarcelado” quien acude a la escuela lo quiera o no, además que pasa muchas horas dentro del entorno escolar comparadas a las que pasa en “la iglesia o el hogar” El niño tiene que inventar estrategias para afrontar evaluaciones, sea de sí mismo, del profesor y de sus compañeros.
El maestro por su parte, no solo debe tener en claro sus objetivos académicos sino también debe establecer “un diálogo pedagógico equilibrado”, entre maestro-alumno, ya que considerando, que siendo él, el adulto, “presenta un carácter asimétrico” ya que “el error del educador sería negarse a asumir su función o desnaturalizarla por exceso de poder”. ¿Cuál es esta función? “Muestra el camino, después deja saltar al alumno ante él, marchar, explorar, interviene para hacerle evitar el paso en falso o la caída; le guía, porque él conoce el final de la etapa”. Dicho de otra manera, Imparte los conocimientos, instruye, guía, forma valores y hábitos de conducta, de ninguna manera sería el someter, controlar, imponer por el solo placer de sentir el poder. Se debe “centrar en el niño o el adolescente, aceptando las limitaciones de su propia posición”. Es decir, no colocarlo al nivel de un adulto, sino aceptar la inmadurez propia de su edad, apreciar sus cualidades y desarrollar sus habilidades.
“Un dialogo simétrico es posible?” Si tomamos como referencia que “en la formación de adultos donde los interlocutores formadores y formados” – tienen contextos muy similares-“ por sus diversas experiencias, sus diferentes maneras de analizar los problemas, organizan confrontaciones de opiniones, descubren la relatividad de sus juicios y se dirigen hacia la investigación, sus relaciones se establecen sobre la base de una complementariedad funcional” Por supuesto que lo es.
De modo que el permitir a los alumnos expresar sus inquietudes, proponer proyectos, tomar dediciones, realizar observaciones
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