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Si bien la tarea de educar es compleja, muchos padres y educadores suelen imponer su forma de pensar, en lugar de ayudar a los alumnos a pensar y decidir por sí mismos.


Enviado por   •  1 de Marzo de 2016  •  Ensayos  •  1.334 Palabras (6 Páginas)  •  416 Visitas

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Educación liberadora

La educación moderna conduce a que los  educadores piensen sobre el quehacer educativo y su propia práctica. De cómo ser un maestro emancipador, generando las condiciones necesarias para que el educando logre pensar por sí mismo,  y no siendo como el  doctor Frankenstein que crea una criatura a su imagen y semejanza para así sentirse más importante. 

Si bien la tarea de educar es compleja, muchos padres y educadores suelen imponer su forma de pensar, en lugar de ayudar a los alumnos a pensar y decidir por sí mismos. 

 La educación no puede ser un proceso de fabricación como es el caso del mito de Frankenstein que termina cuando éste  comete el error de creer que su trabajo concluye al finalizar la “fabricación”. En éste mismo error caen los educadores que sostienen que la educación se limita a la poiesis.

El autor Philippe Meirieu afirma que la poiesis es una actividad que se detiene en cuanto alcanza su objetivo. La praxis, por otro lado, es una acción que no tiene más finalidad que ella misma, por eso es un acto que nunca termina, que debe realizarse en su continuidad. Como dice él “Reducir la educación a una poiesis sería tratar al sujeto educado como una “cosa” de la que podría decirse, antes de empezar a educarla, qué debe ser y de qué modo exacto podrá verificarse si se corresponde con lo proyectado” En consecuencia, la educación no puede reducirse a eso, porque el sujeto educado sería reducido a un resultado definitivo. La educación no puede ser prevista ya que siempre será un campo de grandes dificultades, se pone énfasis en la importancia de situar los conocimientos que los alumnos adquieren en el contexto en el que fueron elaborados de manera que se conecten con todo aquello que les da sentido.

Meirieu en su libro, menciona la Revolución Copernicana, en donde propone que se debe cambiar esa concepción de la educación como una fábrica, como lo hizo el doctor Frankenstein, sino que la educación debe centrarse en la relación que debe existir entre el sujeto y el mundo humano que lo acoge. La función que debe entregar la educación es permitirle al ser humano construirse a si mismo como “sujeto del mundo”, en donde debe ser capaz de comprender el presente y prepararse para afrontar el futuro.

En el libro, el autor propone siete “exigencias” para que realmente exista una revolución Copernicana, éstas son:

  1. Nunca una relación de posesión es una relación de superación. No abusar de la autoridad como educador hacia el educando.
  2. Siempre el ser se va a resistir a hacer educado. Salir de la lógica exclusión/enfrentamiento y asumir que toda educación genera resistencia.
  3. La transmisión de saberes y conocimientos nunca se da de forma mecánica. Conseguir que los alumnos comprendan lo que se les explica, evitando los aprendizajes de memoria.
  4. Todo aprendizaje supone una decisión personal. No hay aprendizaje sin motivación personal, ya que nadie como uno mismo sabe ponerse sus metas.
  5. No confundir el no-poder del educador en lo que hace a la decisión de aprender y el poder que si tiene sobre las condiciones que posibilitan esa decisión. Crear las condiciones necesarias para que surja la libertad, crear la incomodidad para que surja aprendizaje.
  6. Autonomización. Un concepto es asimilado por el educando cuando lo ha entendido de tal forma que lo consiga aplicar en su vida cotidiana, ya que no hay mejor aprendizaje que la práctica, por lo que el educador ha de ocuparse porque sus alumnos puedan aplicar sus contenidos.
  7. Asumir la insostenible ligereza de la pedagogía ya que es un arte porque es más independiente, más creativa.

Debemos tener claro que como futuras educadoras, al educar estamos formando personas con características, sentimientos, habilidades, virtudes y defectos; en donde todos son distintos del resto. Por ello debemos ser capaces de crear las instancias para que cada niño/a pueda “hacerse obra de si mismo” y adquiera destrezas para desenvolverse en esta sociedad, desarrollando al máximo cada una de sus capacidades.

El autor Jacques Ranciere en su libro el Maestro Ignorante narra, a través de un personaje llamado Joseph Jacotot, la historia del maestro que enseñó a estudiantes sin darles ninguna lección, dice que cada niño tiene inteligencia propia, pero la escuela, la pedagogía se encarga rápidamente de crearle la necesidad de que sólo es posible comprender por medio de la explicación del otro. Ese otro es el maestro, un maestro atontador de su inteligencia. ¿Un alumno puede aprender sin la mediación de un maestro explicador?

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