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Historia de la educación Argentina 1492-1860

natyprietoTrabajo22 de Junio de 2019

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ESCUELA NORMAL SUPERIOR “OLEGARIO VÍCTOR ANDRADE”

PROFESORADO DE EDUCACIÓN PRIMARIA

HISTORIA DE LA EDUCACIÓN ARGENTINA

PROFESORA: OCHOA, LUCÍA

ALUMNAS: CALATAYÚ, Ana

                   

                     PRIETO, Natalia

CURSO: 3ro.               DIVISIÓN: B

CICLO LECTIVO: 2019

TRABAJO PRÁCTICO Nro. 1


  1. Los pueblos indígenas tenían sus propios sistemas educativos, de transmisión, reproducción de conocimientos; su propia organización social; verdaderas civilizaciones, como lo fueron los mayas, los aztecas y los incas.

Los hijos de los nobles recibían educación para formar parte luego de las clases dirigentes. En cambio, los hijos de los plebeyos la recibían para convertirse en valientes y hábiles guerreros.

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  1. Modernidad y Colonialidad: En 1942 se originó la Modernidad.

La conquista de América desató dos procesos que son contradictorios: por un lado, el “descubrimiento” de América fue la expresión del triunfo de las ideas modernas. El término Modernidad se asocia a un ciclo histórico donde la razón logró imponerse sobre los dogmas religiosos y el oscurantismo[a]. La modernidad valorizó la capacidad de análisis, autonomizó el conocimiento del control religiosos, exaltó la filosofía y las ciencias, la independencia de los individuos por sobre los grupos a los que pertenecían, llegando incluso a postular su igualdad jurídica.

Por otro lado, para los vencidos, la llegada del europeo representó un trastorno del espacio y el tiempo que desarticuló su visión y su forma de relacionarse con el mundo.

La Modernidad comportó siempre una forma de imperialismo que generó vínculos coloniales. “No se puede ser moderno sin ser colonial”.

La conquista de América fue concebida en la consciencia europea, que veía al continente como una gran extensión de tierra de la que había que apropiarse y a sus habitantes como un pueblo al que había que evangelizar y explotar. Es precisamente la modernidad la que necesita y produce la colonialidad.

Trasplante y Exterminio: La colonización de América fue posible gracias al trasplante de las instituciones europeas al Nuevo Mundo.

Una vez en América, los conquistadores buscaron por distintos medios (culturales, religiosos, militares), edificar réplicas de la sociedad que habían dejado atrás. Crearon instituciones responsables de transmitir los saberes y valores que garantizaran la reproducción de la cultura europea. Así, la implantación de universidades, por ejemplo, se hizo siguiendo las tradiciones del viejo mundo, sin efectuar adecuaciones significativas a la realidad americana.

Podemos agregar que antes y durante el proceso de trasplante cultural, se produjo el exterminio de cientos de miles de hombres y mujeres pertenecientes a las culturas amerindias y, con ellos, la desaparición de una cosmogonía[b] del mundo.

Los pueblos de América desarrollaron complejos dispositivos para la transmisión cultural que fueron atacados, perseguidos y desmantelados por los españoles.

Imposición y Mestizaje: Se dio una imposición “en bloque” de la cultura europea. Se postulaba que todos los conquistadores entraron en contacto con los conquistados de un modo semejante.

Para imponerse, la matriz cultural hispánica debió efectuar reajustes frente a las características del legado cultural amerindio. El contacto entre universos culturales desencadenó un mestizaje entre seres, saberes e imaginarios de cuatro continentes diferentes: América, Europa, Asia y África. Su persistencia puede notarse, por ejemplo, en un registro tan extendido como es el lenguaje.

La lengua se convierte en un medio poderoso de adoctrinamiento y conquista de la subjetividad.

Aunque la imposición cultural existió, las culturas amerindias se resistieron ante ella, entramándose con la cultura con la cultura impuesta.

  1. La Universidad: La fundación de universidades concitó gran parte de la atención y de los esfuerzos, porque resultaba indispensable formar una administración eficiente y un clero obediente, que representasen los intereses de la Corona en las colonias. La Universidad sería la responsable de proveer los hombres necesarios para ocupar puestos clave en la Iglesia, los Cabildos municipales y la justicia.

Exaltaba la cultura libresca, los rituales, las jerarquías y el desprecio por las actividades manuales.

Las clases se impartían en latín, razón por la cual era requisito indispensable estudiar gramática.

El modelo universitario, compuesto por cuatro grandes facultades: la de Artes (administraba los estudios preparatorios) y las de Derecho, Medicina y Teología (siendo esta última la disciplina por excelencia). Dicho modelo permitía a los estudiantes adquirir la formación necesaria para acceder a los puestos administrativos y eclesiásticos. Se excluían las artes mecánicas y las ciencias lucrativas por considerarlas objeto de envilecimiento del alma.

Las primeras constituciones de la Universidad reglamentaban las instancias que un estudiante debía transitar para alcanzar un título universitario, se trataban de ceremonias y probanzas que contribuían a distanciarlo del resto de la población, acentuando el papel de la educación superior como legitimadora de una sociedad rígidamente estratificada.

Los Colegios y las Misiones Jesuitas: Las casas de educación jesuitas se organizaban en función de los saberes que allí se dictaban: recibían el nombre de residencias cuando en ellas se enseñaban sólo las primeras letras, y pasaban a denominarse colegios, cuando los recursos y el personal permitían impartir estudios superiores. En los colegios se dictaban los estudios preparatorios que tenían como finalidad formar a los alumnos para su desempeño universitario. Estos estudios se impartían en las aulas de gramática o latinidad y filosofía; se inspiraban, en gran medida, en el modelo pedagógico desarrollado por los jesuitas: La Ratio Studiorum. Este sistema de enseñanza compaginaba varios niveles de aprendizaje. Al primer nivel se accedía luego de instruirse en las primeras letras, las matemáticas básicas y la doctrina cristiana. Este nivel comprendía el curso de gramática, que incluía la enseñanza de la retórica y generalmente se desarrollaba en dos años. Su aprendizaje se consideraba central porque definía en buena medida si un joven tenía la posibilidad o no de continuar estudios superiores.

En el segundo nivel se impartía el curso de humanidades, cuyo objetivo era instruir a los alumnos en las letras, a partir de lecturas de dificultad creciente de las obras clásicas. El curso tenía como propósito dotar a los alumnos de un latín refinado y transmitirles una cultura vasta y erudita, al tiempo que se les impartían los rudimentos de retórica.

Al aprendizaje de la retórica se ingresaba en el tercer nivel, con el estudio de Aristóteles. Luego, se introducía a los estudiantes en los primeros conocimientos teológicos y de la vida espiritual. Como en este nivel se consideraba que el alumno ya poseía conocimientos suficientes, se abordaban los ejercicios de San Ignacio y otros textos religiosos de mayor complejidad.

Los jesuitas introdujeron la enseñanza de oficios y promovieron la elaboración de artesanías, con el propósito de ornamentar las iglesias. Desarrollaron técnicas de enseñanza para transmitirles a los indígenas saberes relacionados con el arado y la elaboración de ladrillos, como así también la música.

La escuela de primeras letras: En la mayoría de estas escuelas, los primeros maestros fueron sacerdotes. La educación estaba más cerca de ser un privilegio al que sólo accedían los niños de los sectores acomodados. En  la posibilidad de asistir o no a la escuela, se cristalizaba la desigualdad jurídica: los negros, mulatos y esclavos tenían prohibido el acceso.

El método de enseñanza de la lectura era colectivo y memorístico, por medio del coreo y la repetición. En un primer momento se utilizó el método alfabético: primero se deletreaba, fuego se pronunciaban sílabas y finalmente palabras y frases. Para su enseñanza se utilizaban catones y catecismos, libros que estaban cargados de un fuerte contenido moral. El formato de lectura estaba pautado a partir de una serie de preguntas y respuestas que debían ser recordadas y repetidas de memoria.

El horario escolar no estaba pautado, pudiendo llegar a variar según el clima o la lección del día.

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