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La Vida En Las Aulas


Enviado por   •  24 de Mayo de 2015  •  854 Palabras (4 Páginas)  •  206 Visitas

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La televisión también puede ser un vehículo para culturizarte. Ahora, cinco de junio entre ocho y nueve de la noche, han pasado un programa en homenaje a José Luis Martínez. Uno se queda boquiabierto de saber ciertos datos; en su vida llegó a juntar una biblioteca de 65 mil volúmenes, y según dicen, los juntaba para que prestaran servicio a investigadores futuros sobre temas literarios e históricos. Todavía se quejaba que no había conseguido la edición de ciertos códigos que resultaban muy caros. Eso es tener una verdadera pasión por el saber; y no solamente el saber personal sino el saber de otros. Nadie lee 65 mil libros, sobre todo si tiene que sobrevivir manteniendo una familia y trabajar no solamente para mantener la familia sino para comprar los libros.

Pero aparte de los libros, la hemeroteca no se quedaba atrás. Coleccionaba periódicos y revistas literarias. No en balde el homenaje que se le hizo. Y esto lo acabo de ver por televisión.

Entre las cosas que se dijeron es que dejó pendiente, (un hombre como éste habla todavía de dejar pendientes con todo lo que hizo) una buena historia sobre la literatura del Siglo XIX. Y si eso dejó pendiente, qué diremos de nuestra ciudad de Torreón que carece de cualquier historia de la literatura de cualquier tiempo y de que exista un lugar abierto a la investigación literaria, aún está verde, porque las hemerotecas públicas comienzan en 1970, para investigar de antes resulta todo un problema.

El acervo cultural no se inventa ni sale de la noche a la mañana. El acervo cultural se va haciendo con la actividad constante de los que diariamente se entregan a ello y que pasan la estafeta de unos a otros y se hila la historia. A José Luis Martínez se le liga con Alfonso Reyes y con Enríquez Ureñas. De la biblioteca de Alfonso Reyes ya se sabe, se le llama la capilla Alfonsina, no sé si es toda la biblioteca o parte de ella. De Enríquez Ureñas desconozco el tamaño ni dónde quedó.

Lo mejor de todo es que a un escritor las bibliotecas se les adivina en sus textos. Uno se interesa por conocer cómo sería la biblioteca de un determinado escritor por lo que lee de él. Que si no la tiene físicamente, seguramente la tiene leía. No cualquiera junta el dinero necesario para conseguir 65 mil volúmenes.

¿Se acuerdan de la biblioteca de Artemio del Valle Arizpe? La tristemente célebre se quemó o la quemaron. Ése es el peligro de estas herencias que se le hacen a la humanidad que o una de dos, o no se aquilata su verdadero valor humanístico y se le descuida o algún vivo la convierte en vénganos tu reino. Ésta en especial era interesante por la especialización en temas de la colonia. El léxico tan especial que usaba don Artemio lo distinguía de los demás historiadores que sobre la época leí.

Hay muchas más que deben de andar rondando por ahí, de ésas que no se presumen y que no solamente sirven para adornar paredes.

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