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Problemas Del Sistema Educativo Mexicano

CARLOSHERNANDEZ21 de Agosto de 2011

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PROBLEMAS DEL SISTEMA EDUCATIVO MEXICANO

Partiendo de los preceptos establecidos en los sustentos legales (Art. 3º, Leyes General y Estatal de Educación) que rigen la educación en México, es indudable que el Sistema Educativo Mexicano no ha sido capaz de cumplir con tales planteamientos políticos constitucionales.

En el presente ensayo, se señalan algunos de los problemas más significativos que aquejan a la educación en nuestro país como lo es la falta de calidad educativa (de parte de los docentes y del sistema educativo), el acceso y la permanencia en la escuela, el rezago educativo y la falta de equidad. Se presentan, además, algunas propuestas de solución a estos dificultades.

Las opiniones expresadas en este trabajo son producto de las vivencias experimentadas a lo largo de mi experiencia como docente, así como de la consulta de textos relacionados con el tema en cuestión.

Empezaremos señalando la primera problemática, la más importante, porque en gran parte el error recae en nosotros los docentes, y la solución también está en nuestras manos.

En la introducción de su libro Hacia una mejor calidad de nuestras escuelas, Silvia Schmelkes, señala: “Partimos de la convicción de que el gran salto hacia adelante en la calidad de la educación básica sólo podrá venir de las propias escuelas. Sin negar la necesidad de reformas de fondo en el sistema educativo global, el verdadero cambio de nuestra educación, el cambio cualitativo, es asunto de cada escuela, de las personas que ahí trabajan, y de las relaciones que éstas establezcan entre sí, con los alumnos y con la comunidad a la que sirven”.

Mucha razón tiene Schmelkes en advertir lo entrecomillado, porque es en nuestras escuelas donde se debe generar la calidad educativa que demandan los beneficiarios de la educación. Sin embargo, esto no ocurre en muchos de nuestros centros educativos; ya que, para alcanzar la calidad educativa se requiere de muchos factores que no se están aplicando en dichas instituciones. Entre ellos encontramos la falta de proyectos escolares, provocando que la escuela navegue sin rumbo, porque no se trazan objetivos ni metas qué alcanzar, y trabajar de esta manera, definitivamente, no se puede aspirar a indicio alguno de calidad.

Por otro lado, es necesario mencionar la ausencia de planeación del trabajo de enseñanza - aprendizaje de parte de los maestros, quienes convierten sus aulas en verdaderos centros de improvisación. Y por si fuera poco, en algunas escuelas, administrativamente se permite al docente elaborar planes semanales, mensuales, hasta bimestrales; olvidándose del plan diario de clase o por lo menos el temático.

Agreguemos a estas deficiencias la aplicación inadecuada de los procedimientos pedagógicos de enseñanza. Los maestros somos o actuamos meramente como oradores, expositores transmisores de información y no ensayamos los métodos modernos constructivistas que permitan al alumno descubrir y construir su propio aprendizaje. Trabajando de esta forma los deseos de los alumnos de adquirir un aprendizaje significativo que los conduzca hacia una educación de calidad, se desvanecen entre las cuatro paredes de las aulas.

El ausentismo y la impuntualidad son otros factores que impiden arribar a la calidad en el trabajo educativo. En nuestras escuelas es frecuente observar a maestros que se ausentan de sus labores docentes de manera continua sin que el director haga algo por corregir este problema, en la mayoría de las ocasiones porque es su “incondicional”; en otros casos, cuando el directivo pretende aplicar sanción alguna, el sindicato interviene para defender los “derechos laborales” de su agremiado. La manera en que el ausentismo afecta al logro de la calidad es por discontinuidad de las clases, lo que no permite al alumno tomar un ritmo constante en el proceso de aprendizaje; y si decimos que hay que pregonar o educar con el ejemplo, este es el prototipo que estamos creando. La impuntualidad, por su parte, impide que se cumplan los minutos destinados a cada sesión, tanto en primaria como en secundaria. Y como en el problema anterior, también sirve de ejemplo al educando.

Abordaremos a continuación otra problemática enemiga de la calidad: el perfil profesional. Se presenta en los niveles de primaria y secundaria. En primaria la contratación de “bachilleres” es un asunto que afecta el alcance de la calidad, puesto que carecen en lo absoluto de la preparación requerida para atender con eficacia a los alumnos de este nivel educativo que demanda no únicamente conocimientos pedagógicos y sicológicos, sino la aplicación eficiente de los procedimientos y de las estrategias de aprendizaje propios de este nivel. Aunque este personal realiza su “nivelación pedagógica”, tendrán que transcurrir varias generaciones hasta que el profesor alcance un nivel aceptable de preparación para desempeñar su labor docente.

En secundaria, el problema reside en la contratación de técnicos, ingenieros, médicos, así como personal de otras profesiones que lo mismo que los bachilleres carecen del perfil psicopedagógico requerido para el desenvolvimiento efectivo en esta importante labor. Erróneamente, creen que lo importante de este nivel es la adquisición de conocimientos, olvidando los verdaderos objetivos de la educación básica que tienen que ver con una educación con valores, y de formar al alumno de modo que comience a vislumbrar su verdadera personalidad y a tener una idea de sus pretensiones en lo subsiguiente.

Craso error, además, se comete cuando se asignan materias que no son afines al perfil profesional del docente. Esto se vuelve un caos tanto para él como para el alumno, ya que este último, es sometido a clases interminables de copiado de libros o dictados de temas completos que el maestro extrae de textos, sin siquiera detenerse a resumirlos o adecuarlos al nivel de asimilación de sus alumnos, un verdadero martirio para el adolescente que ve frustradas sus aspiraciones de aprender significativamente.

Por último, hablaremos del director, personaje principal en el que recae la responsabilidad del buen funcionamiento de cada escuela. En este sentido, recurro de nueva cuenta a la obra de Sylvia Shmelkes que en su capitulo VI: LA CALIDAD REQUIERE DE LIDERAZGO, enfatiza: “…Logra más con el ejemplo de su coherencia de vida, con los valores que proclama y con su consistencia que con la autoridad que procede de su nombramiento.

El director debe ser el primero y el mayormente comprometido con el propósito de mejorar la calidad. Esto significa que el director de una escuela debe sentirse responsable de la calidad educativa de esa escuela. Debe fungir como auténtico líder, capaz de motivar, facilitar, estimular el proceso de mejoramiento de la calidad. En otras palabras, desempeñar un papel de animador de sus colegas y de los padres de familia, es decir, es un animador de la comunidad escolar”.

Sin embargo, esto no sucede en nuestras escuelas, donde generalmente las relaciones entre director y personal son ríspidas, por el miedo del director de ver amenazada su jerarquía en caso de mostrarse flexible ante sus trabajadores. También encontramos directores que provocan la división entre su personal, precisamente, para resguardarse en un grupo o “equipo” que le asegure el poder dentro de la escuela. No nos olvidemos de aquellos que manipulan alumnos y padres de familia confrontándolos con sus maestros y el resto del personal de la escuela; ¿el fin? Igual que en los casos anteriores: el poder. Desafortunadamente, este es el perfil del director de nuestras escuelas. Son contados aquellos que verdaderamente conocen su función, mantienen una excelente relación con su personal y los padres de familia, se preocupan por la buena marcha de la institución a la que sirven, elaboran proyectos de trabajo y lo comparten con sus trabajadores, desgraciadamente, no son suficientes para erradicar el problema de la falta de calidad.

En lo que corresponde al sistema educativo mexicano, haremos los siguientes señalamientos:

En México, el sistema educativo no ha cumplido con las expectativas del pueblo mexicano. La educación que el Estado ha estado proporcionando viene demostrando ineficiencias en varios aspectos a saber:

Rezago educativo. Es un problema que aqueja a un gran número de la población que no han alcanzado a adquirir los conocimientos y destrezas necesarias para cubrir una educación básica que les permita desenvolverse adecuadamente en la sociedad. Esta dificultad lo reciente significativamente la población juvenil (hombres y mujeres) que radica en zonas rurales.

Para analizar el problema, debe reconocerse, en primer lugar, que el rezago no se distribuye por igual entre todos los estratos de nuestra sociedad ni es ajeno a la desigualdad de género; sino que afecta en mayor medida a las mujeres y se concentra en las poblaciones más marginadas. Es un problema de naturaleza ética y política que indica que la nación no ha cumplido con el deber de asegurar un nivel mínimo de igualdad de oportunidades educativas a todos sus integrantes.

El rezago educativo es algo que no se puede eliminar de la noche a la mañana y es por eso que se debe de poner gran énfasis en darle solución a esta problemática, pero la situación que vivimos en México desafortunadamente no es muy

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