Problemas de Historia del Siglo XX - Resúmenes de los foros
Natalia CorreaResumen17 de Abril de 2021
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Clase nº1
¿Cómo se pueden vincular los procesos de la revolución industrial y política (Francesa) y cuáles fueron las similitudes y diferencias en los procesos del ascenso de la burguesía en Inglaterra y en Francia en el período analizado?
¿Explicar tres de las principales características del período de la Revolución Francesa entre los años 1792 y 1794?
Estimados profe Horacio y compañeros
Aquí quiero compartir esta publicación que intenta responder en parte la complejidad de la consigna planteada:
Se podrán vincular los procesos de la revolución industrial y política (Francesa), partiendo de la noción que caracterizaba a la sociedad francesa – en la etapa anterior al estallido revolucionario – como una sociedad esencialmente rural organizada en órdenes: clero – nobleza - tercer estado (formado por burgueses, trabajadores, artesanos y campesinos).
En esta etapa – Antiguo Régimen - es donde las ideas de la Ilustración ejercen su impugnación acrecentando el peso de la crisis de autoridad perceptible en las ciudades, así como de igual modo en la Francia rural se desarrolla una escalada de conflictos en forma de disturbios a causa de la comida y en contra de los señoríos.
El 14 de julio de 1789 se produce la Toma de la Bastilla, en el marco de lo que Hobsbawm define como La “Revolución moderada” (entre los años 1789 y 1791). Como consecuencia de esta revuelta del pueblo de Paris se generarían la abolición de los privilegios feudales y a la sanción de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano el 27 de agosto de 1789. Esta innovación en el orden social establecido impone que la soberanía resida en la nación; y que los derechos “naturales”, “inalienables” e “imprescriptibles” son la libertad, la igualdad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión.
Al dictarse la Constitución en 1791, se instaura en Francia una monarquía constitucional que expresa la “voluntad general” del pueblo al que se identificaba con la nación. Así, quedará establecido un estado secular gobernado por contribuyentes y propietarios. Luis XVI pasa a ser rey de los franceses y el poder legislativo será ejercido por una Asamblea Legislativa, cuyos miembros serían elegidos por los “ciudadanos activos”, es decir, por aquellos que cumplieran requisitos de propiedad.
Bajo esta nueva circunstancia quedaba establecido un Estado secular gobernado por contribuyentes y propietarios.
Nótese que casi paralelamente acontecerá en Inglaterra la transformación económica de sustitución de la producción artesanal por el sistema fabril. Hobsbawn evaluará este periodo – 1780 / 1790 – definiéndolo como “take off”: el despegue de la economía hacia el crecimiento sostenido que concluirá con la construcción del ferrocarril y la creación de la industria pesada en la década de 1840.
Continuando con el caso francés, el estallido de la guerra en abril de 1792 contra el ejército austro-prusiano – y la huida de Luis XVI hacia Austria -, dan origen a lo que Hobsbawm denomina la “Revolución jacobina” (entre los años 1793 y 1794). En agosto de 1792 se produce la suspensión del rey y en septiembre se convoca a las elecciones de una Convención Nacional. Sus primeras medidas serán la abolición de la monarquía y la proclamación de la república.
Durante este periodo - 1792 y 1794 - encontramos que los hitos más relevantes serán:
Se formaliza una alianza entre los sans-culottes y los jacobinos
Se sanciona la democrática Constitución de 1793
Se establece el “Régimen del terror”
CAROLINA LUBRANO - 16/08/2018 12:21
PROCESOS REVOLUCIONARIOS FRANCECES
Los procesos revolucionarios industriales y políticos durante la revolución francesa pueden vincularse en torno al crecimiento de la burguesía. Ante el crecimiento de ésta hay una reacción en los sectores conservadores feudales y un intento aristocrático de recuperar los mandos del Estado: se les niega a los sectores burgueses participación política, limitando de esa forma su poder real. Porque, si bien, la riqueza acumulada por la burguesía había elevado su posición económica este crecimiento no tenía su correlato en lo social: la sociedad seguía dividida en los mismos estamentos fijos: nobleza, clero y campesinado (nobleza y clero sostenidos a través de impuestos y diezmos por el campesinado). Además, los años que precedieron a la revolución se caracterizaron por una sucesión de malas cosechas lo que provocó un alza en los precios de los alimentos. Por otro lado, el país estaba sumido en una profunda crisis financiera.
SIMILITUDES Y DIFERENCIAS
Los procesos de revolucionarios de Francia e Inglaterra se relacionan en que ambos dieron como resultado cambios profundos y decisivos en la composición social de ambos países y, como consecuencia de estos cambios, surgieron nuevos modelos en las instituciones públicas que permitieron el ascenso de la clase burguesa y liberal.
Sin embargo, para establecer las diferencias entre ambas revoluciones es preciso detenernos en los escenarios históricos en los cuales se desarrollaron estos dos procesos.
Desde 1688 Inglaterra contó con un aparato político-legal (una monarquía parlamentaria) en la cual la burguesía rural y las capas financieras tenían su representación. En Francia, en cambio, encontramos una monarquía absolutista con una sociedad rural organizada en clero, nobleza y campesinado.
Esa monarquía parlamentaria de Inglaterra, al contar con representantes de la burguesía rural permitió que los terratenientes presionaran al Parlamento para obtener la sanción de leyes que obligaran a los trabajadores rurales a cercar sus tierras o, en caso de no poder hacerlo desprenderse de ellas. La sanción de esta ley generó, por un lado, una concentración de tierras en manos de la burguesía rural y, por otro, el desplazamiento de familias rurales hacia las ciudades lugar en que se convertirán en la mano de obra de las empresas manufactureras. En cambio, el régimen monárquico francés legitima con su absolutismo, no solo la estructura social monárquica, sino, además, la manutención del clero y de la nobleza mediante el cobro de impuestos y tributos a los sectores populares. Estos factores generaron una tensión creciente entre los intereses de la monarquía y de la iglesia y los intereses de las fuerzas sociales emergentes. A esta tensión se le sumaron las ideas de la Ilustración y una profunda crisis económica agravada por el apoyo económico francés a la guerra independentista norteamericana (el resultante de la deuda fue el equivalente a dos veces las rentas anuales del Estado).
En Inglaterra existió un marcado interés por los avances técnicos ya que estos eran vistos por las burguesías ya establecidas como una inversión capaz de optimizar tanto la productividad como las ganancias. Inglaterra, además, contó con la supremacía naval que le permitió importar de materias primas desde sus colonias para su manufacturación y posterior exportación. Francia, por el contrario, no está en condiciones de pensar en términos de comercio y productividad ya que aún no posee una clase social que pueda (como en el caso inglés) hacerse cargo tanto de la industrialización del país como del intercambio comercial.
Entonces, mientras que en Inglaterra nos encontramos con un país industrializado con un sistema económico de raigambre capitalista. Poseía, además, una clase una clase burguesa con capacidad de ahorro, iniciativa individual, mayor disponibilidad de bienes y capacidad de invertir en nuevas tecnologías. Estas inversiones en nuevas tecnologías redundaron en una mayor producción que se tradujo en un excedente y le abrió a la clase burguesa una nueva posibilidad: la convertirse en prestamista (de empresas privadas, estado, empresas extranjeras). En lo referente a Francia vemos a) un país inmerso en el creciente descontento de los sectores populares frente a los caprichos de la nobleza y el clero, b) una clase trabajadora desprotegida y sumida cada vez más en la miseria, c) una gran crisis económica. Todos esos factores fueron el caldo de cultivo propicio para las que las ideas de igualdad social, propias de Ilustración, que desembocaron en la toma de la Bastilla en 1789 y la posterior Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano. A partir de ese año, Francia pasó por distintos aparatos legislativos en los cuales la burguesía intentó obtener mayor protagonismo tanto social como político; así en 1791 redactó una constitución que instauró una Asamblea Legislativa elegida por ciudadanos activos y a la cual el rey, Luis XVI, debería rendir cuentas. Sin embargo, esta Asamblea Legislativa no fue capaz de estabilizar la revolución, y en 1792 convocó a elecciones para una Convención Nacional. Esta Convención Nacional proclamó la república, modifico el calendario y, enjuició y ejecutó al rey y a sus seguidores. En 1793 sancionó una nueva constitución en la cual estableció el sufragio, garantizó los derechos sociales y el control popular; además, abolió los derechos feudales y la esclavitud de las colonias francesas. Sin embargo, Maximiliano Robespierre (cabeza de lanza de la revolución de 1789) y temiendo una invasión extranjera por parte de Austria y una guerra civil sembró el terror asesinando a quienes considerará contrarios al nuevo statu quo: ya que consideraba que solo a través del terror podía implantarse una sociedad regenerada, virtuosa y abnegada. La Robespierre pasó de revolucionario humanista a tirano. Al mismo tiempo las victorias de Napoleón Bonaparte, fuera de Francia, aumentaron su popularidad. Finalmente, en 1794, viendo nulas las posibilidades de guerra Robespierre y sus correligionarios fueron ejecutados. Para evitar el peligro del terror jacobino y el del Antiguo Régimen en 1795 se fundó un nuevo poder ejecutivo: el Directorio y, en 1899 Napoleón Bonaparte, con el beneplácito popular, se hizo cargo del Consulado concluyendo la revolución e iniciando el nuevo régimen burgués.
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