Comparativo El Nombre De La Rosa
4 de Junio de 2014
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INTRODUCCIÓN
El Nombre de la Rosa, es una película del director francés Jean-Jacques Annaud, adaptada de la novela del mismo nombre y escrita por el novelista italiano, filósofo y experto en semiótica Umberto Eco.
El tema del presente trabajo será tocar desde un punto de vista epistemológico ¿Cómo se produce el conocimiento objetivo? De los hechos narrados en esta película. En el desarrollo de este texto se relacionará el método científico, el razonamiento deductivo, la lucha entre la ciencia y la ideología y la ironía socrática, con una serie de sucesos criminales acontecidos en una Abadía del siglo XIV incrustada en las montañas del norte de Italia.
La metodología consistirá en tomar partes de la película que evidencien la investigación e irlas relacionando con su respectivo tema.
Todo comienza cuando Fray William de Baskerville, un monje franciscano y antiguo inquisidor, y su inseparable discípulo el novicio Adso de Melk, acuden a una abadía benedictina situada en el norte de Italia para participar en una especie de debate entre Franciscanos y delegados del Papa sobre la pregunta ¿Fue Cristo o no lo fue, dueño de la ropa que usaba? Ellos llegan primero que todos los demás asistentes al concilio y se instalan en la Abadía. Fray William nota por medio de una pequeña ventana en sus habitaciones que en el camposanto de la Abadía hay una tumba reciente, lo deduce porque a diferencia de las demás tumbas que están cubiertas de nieve, esta se ve con la tierra fresca.
La apariencia física de fray William era capaz de atraer la atención del observador menos curioso. Su altura era superior a la de un hombre normal y, como era muy enjuto, parecía aún más alto. Su mirada era aguda y penetrante; la nariz afilada y un poco aguileña infundía a su rostro una expresión vigilante…También la barbilla delataba una firme voluntad, aunque la cara alargada y cubierta de pecas… Parecía expresar a veces incertidumbre y perplejidad. Con el tiempo me di cuenta de que no era incertidumbre sino pura curiosidad, pero al principio lo ignoraba casi todo acerca de esta virtud, a la que consideraba, más bien, una pasión del alma concupiscente y, por tanto, un alimento inadecuado para el alma racional, cuyo único sustento debía ser la verdad, que (pensaba yo) se reconoce en forma inmediata. Llevaba en su saco de viaje unos instrumentos que hasta entonces yo nunca había visto y que él definía como sus máquinas maravillosas. Las máquinas, decía, son producto del arte, que imita a la naturaleza, capaces de reproducir, no ya las meras formas de esta última, sino su modo mismo de actuar. Así me explicó los prodigios del reloj, del astrolabio y del imán. Sin embargo, al comienzo temí que se tratase de brujerías, y fingí dormir en ciertas noches serenas mientras él (valiéndose de un extraño triángulo) se dedicaba a observar las estrellas.
En breve, llegó el Abad hasta la habitación en donde se encontraba Fray William y su novicio para darles la bienvenida, curiosamente el Abad le da el recibimiento con un beso en la boca a Fray William. Acto seguido y después de que Fray William le diera a conocer que había notado lo de la reciente tumba, el Abad le confiesa que ha ocurrido un hecho terrible: En esta abadía ha sucedido algo que requiere la atención y el consejo de un hombre agudo y prudente como vos. Agudo para descubrir y prudente para (llegado el caso) cubrir El Abad comparte el lamentable suceso con Fray William porque este es un hombre:-gran conocedor tanto del alma humana como de las maquinaciones del maligno, esperaba que pudiese dedicar una parte de su preciosísimo tiempo al esclarecimiento de tan doloroso enigma… El hecho era que Adelmo de Otranto, monje aún joven pero ya famoso maestro en el arte de a miniatura, que estaba adornando los manuscritos de la biblioteca con imágenes bellísimas, había sido hallado una mañana por un cabrero en el fondo del barranco situado al pie del torreón este del Edificio... Como en su caída había rebotado muchas veces, no era fácil decir desde donde exactamente se había precipitado. Aunque, sin duda. Debía de haber sido por una de las ventanas de los tres órdenes existentes en los tres lados del torreón que daban al abismo.
A continuación se viene una serie de deducciones por parte de fray William en donde se hace uso de la lógica Aristotélica: -Si la ventana hubiera estado abierta, en seguida hubieseis pensado que se había arrojado por ella. Por lo que he podido apreciar desde fuera, se trata de grandes ventanas de vidrieras opacas, y ese tipo de ventanas, en edificios de estas dimensiones, no suelen estar situadas a la altura de una persona. Por tanto, si hubiese estado abierta, como hay que descartar la posibilidad de que el infeliz se asomara a ella y perdiese el equilibrio, sólo quedaba la hipótesis del suicidio. En cuyo caso, no lo habríais dejado enterrar en tierra consagrada. Pero, como lo habéis enterrado cristianamente, las ventanas debían de estar cerradas.
Los componentes esenciales de la lógica aristotélica son el razonamiento, la proposición y el término. Estos elementos forman parte de una única estructura, a saber, la argumentación. Según esto, todo razonamiento se compone de proposiciones, cada una de las cuales, a su vez, consta de dos o más términos. Se tratará en el siguiente ejemplo de aclarar en forma práctica, cada elemento. El razonamiento sería «Adelmo de Otranto se suicidó, lanzándose de una de las ventanas», «Las ventanas estaban cerradas», «luego, Adelmo de Otranto no se suicidó».
Los términos constituyen los elementos mínimos en que se puede descomponer o dividir un razonamiento. Como se puede apreciar en el ejemplo, los términos se encuentran constituidos por palabras tomadas del lenguaje natural. Estas palabras se refieren a conceptos, los cuales, a su vez, expresan individuos, especies o géneros, o cualidades o propiedades de los mismos.
Para Fray William, un buscador de la razón por medio de la lógica está claro que Adelmo de Otranto no se suicidó, sino que fue arrojado por alguna de las ventanas, mientras, que para el Abad, quien no ve más allá de la ideología, esto es cosa del demonio. Es una lucha entre el conocimiento y el dogmatismo, una lucha en que a la religión no la refuta ninguna eficacia, ninguna experiencia particular; es decir, si no se toma una posición interpretativa y crítica, no hay ninguna experiencia que refute a una creencia religiosa; todo el mundo sabe que tanto entre la magia como entre la religión, la ideología tiene una característica que es otro elemento importante para tenerlo en cuenta en una definición global: Refractaria a la experiencia por completo.
De hecho, la Historia de esta novela, se desarrolla en el siglo XIV, periodo que hace parte de la edad media (476 – 1453) Una época que estuvo marcada por el Oscurantismo, la oscuridad de la mente humana, como dice Nietzsche , El elemento esencial en el negro arte del oscurantismo no es que quiera oscurecer la comprensión individual, sino que quiere ennegrecer nuestra imagen del mundo, y oscurecer nuestra idea de la existencia. Esta oscuridad era causada por la imposibilidad de cuestionar los dogmas religiosos, verdades arraigadas que no permitían crítica, ni mucho menos, posibilidad de prueba.
La iglesia era muy poderosa y su poder iba mucho más allá de lo religioso, esta influencia produjo un gran retroceso científico, al impedir elaborar teorías que pudieran contradecir las imposiciones religiosas basadas en la Biblia. Lo que hacía innecesaria la búsqueda de la verdad científica ante una “única verdad” la revelada por el Creador. Quienes pretendían expresar sus ideas, eran frenados y aquellos que se atrevían a expresarlas terminaban sentenciados a la hoguera por los tribunales de la Santa Inquisición.
Aun así, el Abad le confió la averiguación a Fray William, - el Abad sabía algo, pero que se trataba de un secreto de confesión. Alguien debía de haberle mencionado algún detalle pecaminoso que podía estar en relación con el trágico fin de Adelmo. Quizá por eso pedía a Fray William que descubriera un secreto que por su parte ya creía conocer, pero que no podía comunicar a nadie, con la esperanza de que mi maestro esclareciese con las fuerzas del intelecto lo que él debía rodear de sombra movido por la sublime fuerza de la caridad.
Fray William fue autorizado por el Abad para que emprendiera una investigación y se pudiera mover libremente por la Abadía, a excepción del último piso del edificio en donde estaba ubicada la biblioteca, solo dos personas eran las únicas autorizadas a entrar , eran el bibliotecario y su ayudante.
-De modo que, salvo dos personas, nadie entra en el último piso del Edificio. . . El Abad sonrió: Nadie debe hacerlo. Nadie puede hacerlo. Y, aunque alguien quisiera hacerlo, no lo conseguiría. La biblioteca se defiende sola, insondable como la verdad que en ella habita, engañosa como la mentira que custodia. Laberinto espiritual, y también laberinto terrenal. Si lograseis entrar, podríais no hallar la salida. Aclarado esto, desearía que respetaseis las reglas de la abadía.
-Sin embargo, no habéis excluido la posibilidad de que Adelmo
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