Análisis Película 1984

La película en cuestión se titula “1948” y está basada en la novela de George Orwell. Me me pareció muy interesante y con mucha apertura a la crítica gubernamental y social pues es capaz de revelar las duras formas de vida, de conducta y existencia que han surgido.

La historia se desarrolla en una nación cuyo gobierno es totalitario, es decir, que tiene control total sobre la sociedad pues los dominan en pensamientos, acciones y palabras. Todo esto a raíz de las limitaciones que imponen puesto que casi no les brindan recursos de sustento, ya que gastan excesivamente en crear armamentos de guerra, y por consiguiente, entre menos posean más sumisos serán ante ellos para obtener un poco más de comida, entre menos coman menos piensan y se vuelven personas sin criterio, situación que es beneficiosa ante las autoridades.

Todo este régimen es regulado por el “Gran Hermano”, un “hombre” (ya que en el curso de la historia no se revela si es una persona real o un ícono político ficticio) que bien podría representar al jefe supremo de la sociedad. Su modalidad de jefatura recae en la eterna vigilancia de su pueblo, la observación de todas y cada una de las actividades realizadas por los ciudadanos a lo largo del día; todo esto es posible gracias a cámaras y micrófonos instalados en habitaciones y calles, sea por medio de pantallas grandes o por una especie de carteles situados en las paredes, además de que está estrictamente prohibido apagar los televisores de vigilancia. ¡Qué mejor para los gobernantes que tener un pueblo manipulado, sin libertad!

Asimismo, existen ministerios que imponen, en mi parecer, pautas extremistas como lo son el frenético amor y la lealtad inquebrantable hacia el Gran Hermano y la idea de que el fin común de las guerras con otros países es centrar el odio en un objetivo externo, por lo que si hay guerra fuera, hay paz interna, entre otras.

A diario, y a modo de tradición, se realiza un acto llamado “dos minutos de odio”, que consiste en que la multitud presencie un discurso “motivacional” acompañado, a través de una pantalla gigante, de imágenes de guerra y a modo de respuesta los pobladores gritan lemas y frases favorables al Partido, cruzan los brazos por las muñecas en alto como señal de apoyo al gobernante y de repudio a los enemigos.

Todas ellas en conjunto mantienen a la nación a raya, pues les inculcan temor para que no se levanten en contra de la Dirección.

La novela se centra en un ciudadano llamado Winston Smith, un hombre sin amigos ni familiares, que trabaja en el Ministerio de la Verdad en una especie de cubículo muy estrecho y que está encargado de modificar y reescribir la historia, así como de eliminar las evidencias del pasado para que coincidan con la versión oficial del Estado.

Esta persona detesta su vida por la manera en la que vive; así que a través de un diario piensa y reflexiona sobre su sociedad (a escondidas de la Policía del Pensamiento, claro), aparte de que expresa su sentir hacia una joven mujer de la que aparentemente está enamorado, Julia, pues incluso llega a escribir que la odia por el simple hecho de que ella no puede ser de él.

Existen muchas cosas que no se pueden hacer en esta sociedad, por ejemplo, se prohíbe tener amigos y todos se deben llamar los unos a los otros como “hermanos/as”, no te pueden enamorar de nadie, salir a divertirte o tener una cita, y mucho menos mantener relaciones sexuales con alguien más; pero como ambos, Julia y Winston, comparten los mismos ideales en contra del sistema político, encuentran el amor en uno en el otro e inician una resistencia de dos contra una sociedad incapaz de revelarse.

Mantienen

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