APORTES DE LAS TEORÍAS ADMINISTRATIVAS A LAS EMPRESAS DEL SIGLO XXI
SANDRAMSANTACRUZEnsayo1 de Mayo de 2017
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ENSAYO:
APORTES DE LAS TEORÍAS ADMINISTRATIVAS A LAS EMPRESAS DEL SIGLO XXI
Por:
Zaida Moreno
Nubia Quiroga
Presentado a:
Docente Álvaro Orozco
UNIVERSIDAD DE CUNDINAMARCA
FACULTAD DE CIENCIAS ADMINISTRATIVAS, ECONÓMICAS Y CONTABLES
ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS
16 DE MARZO DE 2016
ÍNDICE
Página
- Introducción…………………………………………………………………3
- Aportes de las teorías administrativas a las empresas del siglo XXI ...4
- Conclusiones……………………………………………………………….9
- Bibliografía…………………………………………………………….……10
Las organizaciones hacen parte de la sociedad como herramientas para el mejoramiento de la calidad del ser humano en ámbitos sociales, económicos, políticos y particulares que permiten una integralidad arraigada a la esencia del hombre junto con su realización. Sin embargo, aunque se puede afirmar que como seres humanos tenemos más recursos tecnológicos y mayor accesibilidad a la información, aún tenemos muchas dificultades para suplir las necesidades básicas. Nuestra labor como administradores es garantizar que las acciones que ejecutemos en una empresa sean coherentes con la misión y la funcionalidad de la organización.
Hoy en día, conocemos muchas herramientas, teorías y conceptos que nos dan directrices para gestionar de la mejor manera una organización, es por esto que la intencionalidad del presente trabajo es resaltar, reflexionar y analizar tres teorías administrativas que, se podría considerar como prevalentes a lo largo de la historia de la administración de empresas las cuales son: la teoría z, la teoría burocrática. Y la teoría estructuralista.
Es de suma importancia las bases y los ejes que estructuran las teorías administrativas pues permiten un direccionamiento en la toma de decisiones de la organización. De igual manera, facilitan el entendimiento de los procesos que se realizan para la prestación de un servicio o la elaboración de un producto sin caer en imprecisiones o errores que pueden costar la fidelización del cliente externo.
Las teorías son fuentes de ideas novedosas que se adaptan a las necesidades particulares de la organización en momentos determinados pues se encuentran en constantes cambios de acuerdo con el ambiente y el mercado. Por otro lado, permiten la fijación de estrategias frente a los comportamientos de los clientes internos en beneficio de los clientes externos. En resumidas cuentas, implica una gestión óptima de los elementos físicos, intelectuales y humanos con los que cuenta la organización para cubrir una necesidad específica.
Por ello, se debe definir el término gestión el cual es equivalente a gestionar, según el Diccionario de Real Academia de la lengua significa “llevar a adelante una iniciativa o un proyecto, ocuparse de la administración, organización y funcionamiento de una empresa, actividad económica u organismo y manejar o conducir una situación problemática” [1](Cfr. DRAE, 2016) Esto nos indica que el concepto de gestión interactúa en un ambiente en el que se deben aplicar diferentes fórmulas o estrategias para el buen funcionamiento de la organización y poder llegar a unos objetivos específicos dependiendo de la intencionalidad de la empresa.
Se empezará por resaltar las características y elementos que plantean la base de la teoría estructuralista:
La Escuela Estructuralista enfoca su atención hacia los elementos y estructura de las organizaciones. Se habla de organización cuando se tiene un conjunto de partes ordenadas para un fin determinado. Aquí nos referimos de manera especial a las organizaciones administrativas, las cuales están integradas por individuos o grupos de individuos que se ordenan de una determinada manera para obtener fines o para alcanzar objetivos que ellos se proponen. Los estructuralistas, estudiaron las organizaciones desde el punto de vista de su estructura, de su funcionamiento y de los medios que utilizan para lograr sus objetivos. En la búsqueda de eficiencia organizacional trataron de establecer normas y principios para su funcionamiento e identificar las manifestaciones de su comportamiento. (Ramírez, 2010)[2]
La teoría estructuralista en la gestión administrativa, por medio de las relaciones humanas amplió el concepto de organización como un todo desde la misma sociedad hasta el los grupos sociales que constituyen los trabajadores, con el fin de atender a las necesidades grupales y particulares. Las organizaciones tratan de distribuir los recursos de la mejor manera posible para obtener unos resultados, ya sea en servicio o en un producto, que satisfagan la necesidad requerida. Por consiguiente, el cliente interno es el eje fundamental para la interacción con otras organizaciones.
La teoría estructuralista maneja la gestión funcional la cual está relacionada con teorías administrativas antiguas y la tratan de obsoleta y problemática, pero nuestra intención es rescatar esas características positivas, válidas y que ha permanecido en la base de las teorías modernas en administración. Entonces, se entenderá por gestión funcional la forma en la que se basa la estructura de la organización de manera vertical en la que se establecen secciones llamadas áreas o departamentos, éste tipo de distribución permite una mayor expansión de las responsabilidades de las labores, características que concuerda con el sistema burocrático establecido por Max Weber y que permitió la teoría del Desarrollo Organizacional (DO).
En resumen, Weber propone que la burocracia se debe basar en: normas escritas, división del trabajo y clasificación de cargos, buscar la eficiencia mediante la aplicación de normas técnicas, la especialización y profesionalización son fundamentales, quien administra no es el dueño de la empresa y la organización debe ser jerarquizada[3]. (Cfr. RAMÍREZ, 2010)
Éstas características llevadas a la gestión en administración, permiten mayor formalidad y centralización en la toma de decisiones pues permite que la autoridad que está asignada a los jefes departamentales asumen el principio de jerarquía y control y se establecen acciones rápidas y concretas sobre una situación problema que se pueda presentar. En consecuencia se puede afirmar que el principio de eficiencia en este tipo de gestión es ser más productivo.
Por otro lado, debemos tener en cuenta que en la gestión por funciones se hace énfasis en las labores con personas especializadas, la eficiencia va enmarcada a la división y responsabilidad de la persona que posee el conocimiento propio de la labor asignada, esto hace que la empresa tenga varios expertos en tareas controladas, sin embargo esto es un arma de doble filo, pues si hay una cadena de labores y uno de los especialistas llegase a faltar, la productividad se vendría abajo y se vería truncado la eficiencia de la labor. Sin embargo, es interesante conformar un equipo sólido de especialistas que pueden mantener una productividad eficiente en aras de los objetivos empresariales, puede ser ilusorio pero no es imposible. Este equipo de especialistas se cuestionarán cómo deben hacer mejor lo que vienen ejecutando dentro de su propia área.
Se sabe que todas las actividades, tanto internas como externas, necesitan de una serie de procesos que se van estableciendo de acuerdo con las necesidades del quehacer diario, por ende, entenderemos que los procesos son:
Sistemas o conjunto de actividades en las cuales se utilizan recursos para transformar las entradas o demandas en salidas. Puede decirse que un proceso se origina en la demanda o pedido que un cliente hace a un proveedor porque necesita un producto o un servicio. Los componentes de un proceso pueden ser:
- Un cliente: que es la persona que requiere el producto o demanda un servicio
- Unos Insumos: Los necesarios para la elaboración del producto o para suministrar el servicio
- Acciones de personas o máquinas que son las actividades que transforman o agregan valor a los insumos para la elaboración de los productos o prestación de los servicios que demandan los clientes. (RAMÍREZ, 2010)
En la estructura de la gestión de procesos tenemos como eje fundamental el cliente y sus necesidades, en consecuencia se debe tener mayor cuidado y análisis en los requisitos y especificaciones que al cliente le interesa, para así desarrollar procesos óptimos para conseguir los objetivos y el producto o servicio requerido. La satisfacción del cliente es resultado final de los objetivos organizacionales que lo llevan al éxito en las estrategias administrativas y llevarlas de manera competitiva y eficaz.
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