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Construcción de identidad: perspectiva desde las instituciones penitenciarias y instituciones educativas


Enviado por   •  15 de Mayo de 2019  •  Tareas  •  2.439 Palabras (10 Páginas)  •  107 Visitas

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Construcción de identidad: perspectiva desde las instituciones penitenciarias y instituciones educativas. ¿Posible articulación y propuesta de cambio?

Cardozo -Moscardi

Resumen

En el presente trabajo se pretende dar una visión del vínculo que se da entre la institución educativa y la institución carcelaria, que pese a sus distintas dinámicas, o fines, pueden articular en cierta medida sus distintas visiones sobre el “delincuente” que allí se encuentra.

También se apunta a ver cómo tanto la figura del delincuente y la figura de estudiante son percibidas por los otros, desde ambas miradas (educación, cárcel), siendo considerada por la primera como un derecho, en contraposición a la cárcel, la cual es considerada como un medio para el disciplinamiento.

Se pretende contextualizar lo que es la educación en contexto de encierro en Uruguay, así mismo pensar que genera en los otros, en la sociedad el estudiar dentro de una cárcel, lo que deriva en pensar al sujeto como un estudiante preso o un preso que estudia, es desde ahí donde la subjetividad de aquellos que participan activamente en ambas instituciones definen al sujeto, lo clasifican por el lugar que ocupan, por lo tanto se pretende ver si es posible articular las distintas miradas que recaen en el sujeto, o se conjugan una nueva propuesta de identidad.

Palabras clave: Institución carcelaria,institución educativa, producción de subjetividad.

Introducción:

En el siguiente trabajo abordaremos la problemática acerca de la educación en contextos de encierro. Por otra parte, con este trabajo pretendemos instaurar una reflexión acerca de la problemática de actualidad en relación a la postura de las instituciones carcelarias y la institución educativa y cómo esto impacta sobre el sujeto privado de libertad.En definitiva, pretendemos concientizar, de que los individuos que viven en contextos de encierro además de ser sujetos privados de libertad, son sujetos de derechos, y esto le da legitimidad para - si así lo desean - acceder a una educación digna, sin ningún tipo de trabas.

Articulación.

A lo largo de la historia, tanto la figura del delincuente como de la institución de encierro que lo toma bajo su dominio, en este caso la cárcel, han ido mutando producto de procesos socio-histórico-culturales. Pero antes de adentrarnos sobre dichos procesos, primero partamos definiendo como es entendida una institución. Schvarstein, define a las mismas, como aquellos cuerpos normativos jurídicos-culturales compuestos por ideas, valores, creencias y leyes que determinan las formas de intercambio social. Por lo general son organismos públicos o privados que han sido diseñados para desempeñar una determinada labor y con la que se pretende un determinado orden social. Aunque dentro de la misma se gestan procesos, podemos destacar aquellos procesos instituidos, o sea lo reglado, lo normado, aquello establecido y por otro lado aquellos procesos instituyentes que son procesos por los cuales los individuos se organizan para generar procesos de cambio, transformación, etc.

A lo que se aprecia como la institución es un espacio proclive al cambio. Lo que nos introduce a la compresión de la idea expuesta inicialmente, teniendo en cuenta que “Cada individuo ocupaba un lugar en alguna institución y seguía un recorrido predeterminado según el rol que cumpliera: primero la familia, luego la escuela y posteriormente la fábrica, o el hospital para los enfermos... o la cárcel para los que habían infringido la ley y serían sujetos de tratamiento para su reconversión en ciudadanos. Sin embargo, hoy, en la modernidad líquida (Bauman, 2003) el estatuto de las cárceles ha cambiado,(…) Ya no constituyen dispositivos para la corrección y rehabilitación de los reos para devolverlos a la sociedad: las cárceles actuales se han transformado en "depósitos de pobres" (Lewkowicz, op. cit.); depósitos que contienen a los expulsados del mercado de consumo, inhabilitándolos para cualquier tipo de vida social. (Blazich, 2007).

Contextualizando la situación actual de nuestro país, podemos decir que estamos ante polos antagónicos, pero refiriéndome a ambas polaridades podemos decir que por un lado:

”El país cuenta con la mayor tasa de prisionización de Sudamérica (IPCS, 2015) y sus

condiciones de reclusión han sido objeto de denuncias a nivel nacional e internacional.

Hacinamiento, inadecuadas condiciones edilicias, énfasis custodial, malos tratos,

problemas sanitarios, insuficiente acceso al trabajo y a la educación, incumplimiento

de las categorías de clasificación, escasez de programas de rehabilitación y reingreso,

son algunos de los aspectos destacados”(Gonzalez, Rojido y Trajtenberg, 2015, p.127).

Y por otro lado, nos encontramos la percepción de la ciudadanía respecto al delito, al delincuente, al rol que produce la institución carcelaria como “escuelas que producen delincuentes”, etc. Estas dos polaridades que se encuentran interactuando dentro del contexto socio-cultural atravesado por lo que nos expone Bauman como la modernidad líquida nos acerca un poco más al entendimiento del porqué de la precariedad de los vínculos humanos en una sociedad individualista y privatizada, marcada por el carácter transitorio y volátil de las relaciones. Dentro de esta configuración tenemos por un lado el emergente de control por parte de los centros de poder, y por otro lado la “desconexión” por razones tecnológicas y /o políticas de cierta parte de la población. Esta desconexión coincide en mayor o menor medida con el mapa de la exclusión. En cuanto a ella, la exclusión aparece como una realidad masiva, en donde el mundo se divide entre los de adentro y afuera. Y esta realidad no escapa a lo que es el dispositivo carcelario y la figura del delincuente. Lo que nos lleva a entender un poco más lo que se exponía más arriba, ya no se percibe ni la institución carcelaria como un dispositivo de rehabilitación para devolver a la figura del delincuente a la sociedad, sino todo lo contrario. La institución carcelaria por sí misma la rige una dinámica orientada al control, disciplinamiento y la deconstrucción de rasgos identitarios singulares, que generan homogeneización, masificación, etc.

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