DESARROLLO COGNOSCITIVO
elisalo6 de Mayo de 2014
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DESARROLLO COGNITIVO EN LA ADOLESCENCIA
La adolescencia y la pubertad de los diez a los trece.
A medida que las personas se acercan a la pubertad, sus vivencias y sus experiencias pasan a ser en alto grado condicionadas por las intensas y nuevas situaciones que este período desencadena. Cambios fisiológicos profundos como la aparición de caracteres sexuales secundarios, la aceleración del crecimiento emocional y físico, la capacidad de reproducción, los cambios en la relación que las personas comienzan a establecer con personas de otro sexo, la búsqueda de independencia y el desarrollo de principios personales son cuestiones que intervienen en estos momentos del desarrollo.
Los cambios de la pubertad no aparecen de repente ni en un solo momento, sino que se desencadenan gradualmente y en distintas edades según las personas. La pubertad comienza en las niñas, entre los nueve y los doce años y concluye entre los once y los catorce. Los niños comienzan a realizar estos cambios entre los diez y los doce y el proceso llega hasta los quince y dieciséis años.
Los niños y niñas que han sido preparados para hacer frente a esta etapa, se adaptan a los cambios con mayor facilidad que aquellos que no han recibido ningún tipo de preparación. Los que de antemano saben qué les espera acogen mejor los cambios y tienen la seguridad que estos tendrán resultados positivos. En el inicio de esta etapa puede resultar interesante revisar las concepciones y actitudes hacia la sexualidad repasando aspectos tratados en momentos anteriores.
La comunicación no debería centrarse solamente en abordar los aspectos básicos de la sexualidad y la reproducción. Es el momento de ahondar en los condicionantes sociales, religiosos y culturales de la sexualidad individual.
Esta etapa del desarrollo hace en ocasiones necesario un trato diferencial en función del sexo de nuestros hijos e hijas. Esto no quiere decir más que el énfasis y las incertidumbres serán distintos en los chicos y en las chicas.
En las niñas, los cambios físicos de la etapa implican la aparición de las curvas corporales que indican la aproximación a la adultez física, la aparición de vello y el desarrollo de los pechos. Uno de los mayores cambios será el de la aparición de la menarquía.
Dado que los tiempos del desarrollo físico son específicos en cada persona, es importante que a nuestras hijas les hagamos comprender lo peculiar del desarrollo propio, permitiendo la aceptación de las características individuales como algo que se resiste a las comparaciones. Es frecuente encontrar en las prepúberes una honda preocupación por sus características físicas. Aunque esta actitud es parte del proceso de evolución, en algunas ocasiones se convierte en una obsesión. Existen unos modelos sociales que tienden a marcar cánones allí donde la única medida posible es lo personal. Es difícil y lento para estas personas comprender que sus características personales son incomparables y abandonar su preocupación por el tamaño o la forma de sus senos, la prominencia de sus sinuosidades, o lo temprano de su desarrollo.
Poco después del inicio de la pubertad aparece la primera menstruación. Si se ha hablado anteriormente y con naturalidad de esta cuestión, será fácil revisar las posibles dudas y temores de las niñas ante la menstruación. Generalmente pueden aparecer dudas sobre si se trata de una experiencia invalidante. Es preciso detallar como se trata de un hecho que no repercute para nada en la realización de las actividades cotidianas. Esta es una aclaración oportuna sobre todo ante la menarquía, cuando las molestias y la duración de esta primera menstruación son, con frecuencia, mayores que en los sucesivos períodos. Es éste el momento de poner en práctica el uso de compresas y tampones. Estos últimos son más cómodos y permiten una mayor facilidad de movimientos. También es preciso un cierto entrenamiento para su uso. Este entrenamiento puede ser adquirido en casa con la ayuda de la madre y otros familiares.
La menarquía representa el estado de maduración física de una persona y puede ser contemplado en el ámbito familiar con el componente festivo que se merece. No estaría de más organizar una pequeña fiesta familiar para celebrar el acontecimiento.
En los chavales la pubertad se alcanza más tarde y con más lentitud que en las chicas. Además no se producen signos tan perceptibles como en ellas.
Las manifestaciones físicas comienzan con el agrandamiento del pene y los testículos, después aparece el vello en diversas partes del cuerpo. La voz cambia cerca de los quince años y el vello sigue apareciendo en la cara y en el pecho hasta pasada esta edad. Todos estos cambios inquietan a los chicos de la misma manera que las chicas se ven sorprendidas por los suyos.
Son frecuentes las exploraciones colectivas entre iguales y las comparaciones suelen llevar aparejadas críticas que tienden a confundir aspectos físicos con otros elementos como la virilidad o la masculinidad. Corre por nuestra cuenta desmitificar fantasías sobre los tamaños y los tiempos de aparición de los cambios. Estas cuestiones a veces se convierten en conflictos que acompañan a las personas durante muchísimos años.
Durante la pubertad comienzan a multiplicarse en las personas sus capacidades para fantasear y ésta es una cuestión que afecta al desarrollo sexual. Las fantasías sexuales son una herramienta que prepara a las personas para el sexo, ayudan a conocer la sexualidad personal y a descubrir la intimidad. Además las fantasías sexuales permiten que las personas desarrollen su sexualidad sin tener que recurrir a la práctica antes de que se esté mínimamente preparado para ello.
Como padres y madres es conveniente hablar con nuestros hijos e hijas sobre las fantasías sexuales, restándoles cualquier mínimo elemento de culpa y enfatizando su papel positivo en el desarrollo de la sexualidad. Por otro lado es conveniente tener presente que las fantasías sexuales son patrimonio exclusivo de quien las desarrolla dejando bien claro su carácter íntimo.
Otra cuestión pareja a la pubertad es la masturbación, de una manera distinta a como se presentaba en los períodos anteriores. En estos momentos, la principal variación de la autoestimulación es que a través de ella se pueden alcanzar orgasmos. El organismo puede desarrollar la respuesta sexual humana en toda su extensión.
Es recomendable que estos temas sean tratados abiertamente. Cuando no se habla de un tema siempre emitimos el mensaje de que dicha cuestión es tabú y se valora negativamente.
La masturbación es un instrumento insustituible de autoconocimiento y de exploración de la sexualidad individual. Sobre las prácticas masturbatorias saludables se asienta la posibilidad de una vida sexual satisfactoria. Es interesante abordar con nuestros hijos e hijas este tema entre los nueve y los doce años, dejándoles claro que se trata de un medio para conocer el cuerpo y las sensaciones físicas placenteras.
Otros aspectos de índole social incidirán tanto en el desarrollo personal del preadolescente como estrictamente en su desarrollo sexual. Aprender a relacionarse socialmente, saber poner límites a los demás y ser capaz de expresar adecuadamente sus emociones, son cuestiones que repercutirán en todos los ámbitos del crecimiento personal y de una forma relevante también en el sexual.
La adolescencia.
Esta es la época de las definiciones. El adolescente emerge del mundo infantil y emplea todas sus energías en perseguir una identidad y unas características propias. Es un proceso en el que se reclama insistentemente una mayor independencia y cuando se debe aceptar un mayor grado de responsabilidad. En este marco las relaciones familiares se vuelven ambivalentes. En determinados momentos el adolescente busca un gran distanciamiento y autonomía, en otras ocasiones se pretende volver al cobijo de la familia. Todo esto de forma intermitente y a veces pidiendo a la vez autonomía y protección.
Resulta esencial disponer de espacios familiares donde sea posible abordar los distintos momentos y situaciones que marcan el mundo del adolescente y donde además nosotros como adultos podamos expresar nuestros puntos de vista y nuestras preocupaciones.
Es desgraciadamente frecuente que ante los adolescentes las únicas comunicaciones familiares existentes versen sobre el desacuerdo de los adultos ante su conducta. Esto suele generar círculos viciosos donde el padre y la madre piden disciplina; el adolescente responde con la insumisión; y el padre y la madre solicitan aún más disciplina.
En estas edades la disciplina es una cuestión necesaria, no sólo para la salud mental del padre y la madre, también para el adolescente. La solución correcta pasa por articular un equilibrio entre el orden y la comunicación abierta. Esto pasa por atribuir desde nuestra posición de adultos un rango equivalente hacia esa persona que también comienza a serlo. Con un reconocimiento como éste, no solo basado en palabras sino también en hechos, es posible que las relaciones con los adolescentes se nos hagan más llevaderas y que estos alcancen la adultez de una forma menos conflictiva.
Las restricciones y las responsabilidades impuestas a los adolescentes deben modificarse a medida que pasan los años. No debemos olvidar que se trata de un período de continuo crecimiento hacia la madurez personal.
El énfasis dado por los adolescentes a su grupo de amigos como instrumento de afirmación y pertenencia puede ser una cuestión de conflicto familiar. Puede resultar de ayuda conocer a las amistades de nuestros hijos e hijas, invitarlos a celebrar reuniones en nuestra casa y
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