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INTELIGENCIA Y APRENDIZAJE

28 de Abril de 2014

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TRABAJO INTEGRADOR

EJE TEMATICO: “INTELIGENCIA Y APRENDIZAJE”

POSTÌTULO DOCENTE ACTUALIZACIÒN EN SUJETO QUE APRENDE

TRAYECTO Nº 2

COMISION: “F”

DOCENTE: Diana Lorenzo

ALUMNOS: Mabel Olazo y Walter Rocabado.

Fundamentación:

En este contexto, no es difícil inferir que la escuela, genera demandas cognitivas específicas. Tradicionalmente el aprendizaje escolar fue considerado bajo un enfoque didáctico: maestro-alumno. De esta forma, el proceso educativo fue reducido al encuentro entre dos sujetos, ignorando el resto de las variables.

Nuestra actividad de enseñanza está unida a los procesos de aprendizaje que, que se realiza en el aula. El objetivo siempre consiste en el logro de determinados objetivos educativos y la clave del éxito está en que los estudiantes puedan realizar las operaciones cognitivas convenientes para ello, interactuando adecuadamente con sus pares, el docente y el contexto social y afectivo en el que se encuentra.

El principal objetivo es que los estudiantes progresen positivamente en el desarrollo integral de su persona y, en función de sus capacidades, logren los aprendizajes previstos, ofrecer recursos y entornos diversificados de aprendizaje, incentivarlos para que se esfuercen (dar sentido a los objetivos de aprendizaje, destacar su utilidad), orientarlos en el proceso de aprendizaje y en el desarrollo de sus habilidades.

Un profesional de la educación debe manejar los conocimientos básicos para el desempeño de la función de enseñar y aprender. Al mismo tiempo debe ser capaz de tomar decisiones autónomas, con independencia, libertad y responsabilidad; tolerar opiniones y modos de actuar diferentes, valorar las inquietudes y los esfuerzos de cambio, generar experiencias de aprendizaje significativo y respetar las individualidades evitando imponer ideas o formas de pensamiento.

Aprendizaje - Motivación

El aprendizaje es un proceso que se desarrolla en el individuo; los docentes no pueden forzarlo, ni imponerlo, ni realizarlo por los estudiantes, pero si pueden facilitarlo y potenciarlo mediante las condiciones adecuadas.

Algunos estudiantes se entusiasman de forma natural por el estudio, pero muchos necesitan o esperan que sus padres o docentes les inspiren, alienten o estimulen. Algunos especialistas en la materia sostienen que el aprendizaje efectivo en el aula depende en gran medida de la habilidad del profesor para mantener interés de los alumnos. De hecho, cualquier nivel inicial de motivación que los estudiantes tengan antes de entrar en clase será transformado favorable o desfavorablemente dependiendo de lo que ocurra en clase.

No hay una fórmula mágica para motivar a los estudiantes. Hay además diversos factores que afectan a la motivación de un estudiante a la hora de trabajar y aprender:

• Auto-confianza y auto-estima.

• Paciencia y perseverancia.

• Interés por la materia .

• Percepción de su utilidad

No todos los estudiantes se motivan a través de los mismos valores, necesidades o deseos. Algunos serán motivables por la aprobación de terceros, otros por desafíos o retos.

La motivación constituye, un factor que condiciona la capacidad para aprender. Las actitudes, percepciones, expectativas y representaciones que tenga el estudiante de sí mismo, de la tarea a realizar, y de las metas que pretende alcanzar, constituyen factores importantes que guían la conducta del estudiante. La función del docente consiste en lograr un cambio permanente en la vida del alumno, fomentar acciones que generen una construcción del aprendizaje, es por ello que despertar el interés por aprender es la meta que nos trazamos como profesores, la clave es saber cómo lograrlo.

Ausubel planteó que las tres condiciones necesarias para que se produzca un aprendizaje significativo son:

• Que los materiales de enseñanza estén estructurados lógicamente con una jerarquía conceptual, situándose en la parte superior los más generales, inclusivos y poco diferenciados.

• Que se organice la enseñanza respetando la estructura psicológica del estudiante, es decir, sus conocimientos previos y sus estilos de aprendizaje.

• Que los estudiantes estén motivados para aprender.

Podemos distinguir entre una motivación que viene de afuera, del medio exterior llamada motivación extrínseca, por un lado; y una motivación interna o intrínseca. En la actualidad, solemos presenciar una marcada preocupación por parte de docentes por el tema de la motivación extrínseca. A tal punto que se llega a confundir el rol docente con un verdadero rol de animador. Lo que pasa que el deseo de tener conocimiento como fin en sí mismo es más relevante para el aprendizaje significativo. La curiosidad, la exploración, la manipulación son muy importantes para este tipo de aprendizaje, al tiempo que tienen su propia recompensa. No olvidemos que cuando hablamos de aprendizaje significativo, es el alumno el que tiene que articular las nuevas ideas en su propio marco referencial. De manera tal que el docente sólo presenta las ideas tan significativamente como puede, pero el verdadero trabajo lo hace el sujeto que aprende.

Debemos atraer la atención, despertar el interés y el deseo por aprender, el interés por la búsqueda activa de respuestas a sus propias inquietudes, que todas sus acciones se dirijan hacia la apropiación del conocimiento. Así como también facilitar el proceso de desarrollo de los alumnos bajo un ambiente de confianza, comprender sus intereses, debemos ser muy creativos para saber cómo hacer uso de cualquier momento y recurso para enseñar, firmeza para disciplinar con enseñanza y responsabilidad para asumir el reto de lograr un aprendizaje significativo en la vida de una persona. Para ello hay que apoyarse en los intereses de los alumnos y conectarlos con los objetivos del aprendizaje o con la misma actividad. Muchos son los profesores que usan técnicas interesantes para ellos, pero que no provocan ninguna motivación en los alumnos. Los alumnos no se motivan por igual, por lo que es importante buscar y realizar actividades motivadoras que impliquen mayor participación del alumno.

Para cumplir con nuestro objetivo, tenemos que saber que la motivación es un estado de activación interno que impele a los individuos a actuar. No podemos hacer mucho por trasformar la conducta de las personas si no comprendemos que es lo que las pone en acción. Si podemos descubrir lo que origina la conducta, tendremos al menos cierta esperanza de resolver problemas como la apatía, aumentar la atención, despertar el interés y provocar el esfuerzo. Para esto tenemos que considerar las diferentes teorías.

Por ejemplo el conductismo busca la motivación en premios y castigos de carácter externo al mismo proceso de aprendizaje (notas, títulos, prestigio) mientras que Festinger habla de la disonancia cognitiva en ella se explica cómo tratamos de darle coherencia a los desacuerdos entre lo que se cree, lo que se piensa y los principios morales por una parte y lo que en realidad hacemos. Se trata en definitiva de reducir la tensión que dicha incoherencia produciría en nuestro psiquismo. Buscando la armonía mental, el sujeto reducirá la disonancia distorsionando, autojustificando o racionalizando aquella información que pudiera ser conflictiva con la actuación. Otros autores han tratado de sistematizar las necesidades humanas por ejemplo la teoría de Maslow, que establece seis niveles representándolos en una pirámide escalonada. Una característica fundamental para la interpretación de este esquema reside en que es preciso tener satisfechas las necesidades del escalón inferior (necesidades físicas) para que puedan surgir las del siguiente (seguridad, amor y pertenencia, auto-realización, conocimiento). Esta escala es por lo tanto ascendente en su desarrollo, y determina el predominio de la necesidad inferior sobre la superior, que implica mayores dificultades de satisfacción cuando se trata de niveles superiores.

La motivación como proceso de la persona, limita la función del profesor a ser un agente exterior que trata de desencadenar las fuerzas interiores del alumno. Esto nos lleva a una consecuencia: los incentivos tienen un valor motivacional limitado. La misma actividad produce distintas respuestas en distintos individuos, o incluso en el mismo alumno en diversos momentos.

En la práctica se traduce en una limitada eficacia de las motivaciones colectivas, si no van acompañadas de una individualización y adecuación a las peculiaridades del alumno, en las que influyen tanto los rasgos de personalidad como su misma historia. En otras palabras, la motivación es tanto causa como efecto del aprendizaje. Por tal motivo, el docente no debe necesariamente esperar que la motivación surja antes de iniciar la clase. Esto significa que debemos fijar metas que sean comprendidas por los alumnos, que sean realistas, susceptibles de ser alcanzadas por ellos por tener un grado de dificultad que se ajusta a su nivel de habilidad. Nuestro rol será el de ayudar a que los alumnos se impongan metas realistas y evaluar sus progresos. Tenemos que presentar los contenidos de la manera más atractiva posible, recurriendo a los materiales didácticos más efectivos, pero siempre sin olvidar que el verdadero protagonista del proceso de aprendizaje no es otro que el alumno. Pues en definitiva, “el elemento del proceso motivacional que da contenido a la motivación es la meta, la cual puede considerarse como la representación

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