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La Inteligencia Emocional


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2012  •  5.446 Palabras (22 Páginas)  •  482 Visitas

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LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

Cualquiera puede ponerse furioso… eso es fácil. Pero estar furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, y de la forma correcta… eso no es fácil.

El libro demuestra cómo la inteligencia emocional puede ser fomentada y fortalecida en todos nosotros, y cómo la falta de la misma puede influir en el intelecto o arruinar una carrera, etc. La inteligencia emocional nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo, acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social, que nos brindará mayores posibilidades de desarrollo personal. El cerebro humano, con su casi kilo y medio de células y jugos nerviosos y tiene un tamaño aproximadamente tres veces mayor que el de nuestros parientes más cercanos en la escala evolutiva, los primates no humanos. La parte más primitiva del cerebro, compartida con todas las especies que tienen mas que un sistema nervioso mínimo, es el tronco cerebral que rodea la parte superior de la medula espinal. Esta raíz cerebral regula las funciones vitales básicas como la respiración y el metabolismo de los otros órganos del cuerpo, además de controlar las reacciones y movimientos estereotipados. La raíz más primitiva de nuestra vida emocional es el sentido del olfato, o más precisamente, el lóbulo olfativo, las células que toman y analizan los olores.

El cerebro permitió agregar un matiz a la vida emocional. Tomemos como por ejemplo el amor. Las estructuras límbicas generan sentimientos de placer y deseo sexual. En los seres humanos, la amígdala, (que se deriva de la palabra griega que significa “almendra”) es un racimo en forma de almendra de estructuras interconectadas que se asientan sobre el tronco cerebral, cerca de la base del anillo límbico. Existen dos amígdalas una a cada costado del cerebro, apoyadas hacia el costado de la cabeza. La amígdala del ser humano es relativamente grande, comparada con la de cualquiera de nuestros primos más cercanos en la escala evolutiva, los primates.

La inteligencia emocional será la capacidad para:

*conocer las propias emociones (reconocer un sentimiento mientras ocurre) *guiar las emociones (manejar sentimientos para que sean adecuados) *controlar la propia motivación (ordenar emociones al servicio de un objetivo) *reconocer la emociones de los demás (empatía: habilidad fundada en la adaptación a las útiles señales sociales que indican los que otros necesitan o quieren) *manejar las relaciones (manejar las emociones de los demás).

Hombres y mujeres con una inteligencia emocional desarrollada se comportan: sociales y alegres, con una notable capacidad de compromiso, asumiendo responsabilidades, siendo solidarios, expresando sentimientos abierta y adecuadamente comunicándose en forma fluida

El termino inteligencia emocional fue utilizado por primera vez en 1990 por Peter Salovey de Harvard y John Mayer de la New Hampshire, como la capacidad de controlar y regular los sentimientos de uno mismo y de los demás y utilizarlos como guía del pensamiento y de la acción. La inteligencia emocional se concreta en un amplio número de habilidades y rasgos de personalidad: empatía, expresión y comprensión de los sentimientos, control de nuestro genio, independencia, capacidad de adaptación, simpatía, capacidad de resolver los problemas de forma interpersonal, habilidades sociales, persistencia, cordialidad, amabilidad y respeto.

El cerebro emocional. Arquitectura emocional del cerebro que ofrece una explicación de los momentos más desconcertantes de nuestra vida, cuando el sentimiento arrasa con toda racionalidad. Comprender el interjuego de estructuras cerebrales que dominan nuestros momentos de rabia y temor revela mucho acerca de cómo incorporamos los hábitos emocionales que pueden minar nuestras mejores intenciones, así como acerca de lo que podemos hacer para someter nuestros más destructivos impulsos emocionales.

La naturaleza de la inteligencia emocional. Ver cómo intervienen los factores neurológicos en el talento básico para vivir llamado inteligencia emocional: ser capaz, por ejemplo, de refrenar el impulso emocional; interpretar los sentimientos más íntimos del otro; manejar las relaciones de una manera fluida; en palabras de Aristóteles, la rara habilidad de " ponerse furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto, y de la forma correcta".

Inteligencia emocional aplicada. Cómo dichas habilidades pueden preservar nuestras relaciones más preciadas, o la falta de las mismas pueden corroerlas; cómo las fuerzas del mercado que están dando nueva forma a nuestra vida laboral están adjudicando un valor sin precedentes a la inteligencia emocional para el éxito en el trabajo; y cómo las emociones negativas suponen para nuestra salud física un riesgo tan grande como el hábito de fumar, aunque el equilibrio emocional puede ayudar a proteger nuestra salud y bienestar.

Oportunidades. Las lecciones emocionales que aprendemos de niños en casa y en la escuela dan forma a los circuitos emocionales haciéndonos más expertos en la base de la inteligencia emocional. Esto significa que la infancia y la adolescencia son ventanas críticas de oportunidad para fijar los hábitos emocionales esenciales que gobernarán nuestra vida.

Alfabetismo emocional. Explora los peligros que acechan a aquellos que, mientras maduran, no logran dominar el reino emocional: cómo las deficiencias en la inteligencia emocional realzan un espectro de riesgos, desde la depresión o una vida de violencia hasta trastornos en la alimentación o abuso de drogas. Y documenta cómo las escuelas pioneras están enseñando a los niños las habilidades emocionales y sociales que necesitan para mantener su vida encarrilada.

El estudio de los sentimientos y las emociones ha tomado auge en la última década mediante el modelo de la inteligencia emocional. Los científicos afirman que la verdadera medida de la inteligencia no es el coeficiente intelectual sino las emociones, dependiendo de estos en un 80%. Las tensiones de la vida moderna, la hipercompetencia en el terreno individual y empresario, la presión del reloj, la exigencia de un constante perfeccionamiento profesional,

EL CEREBRO EMOCIONAL.

En esta parte del libro nos da a entender que las personas en determinadas

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