NATURALEZA DEL PROCESO ANALITICO
HISELA30 de Agosto de 2011
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DE LA NATURALEZA DEL PROCESO ANALITICO
Naturaleza de la Psicología Analítica
Es necesario precisar que al conjunto de planteamientos teóricos, analíticos y metodológicos formulados por Jung se le denomina Psicología Analítica, para diferenciarla de los postulados de Adler a los que se denomina Psicología Individual y de los de Freud, que constituyen lo usualmente llamado Psicoanálisis. De otra parte, a la actividad de los analistas de una y otra escuela se le suele llamar psicología profunda, que hace referencia a que unos y otros abordan el estudio del inconsciente Su teoría constituye un interesante esfuerzo por comprender la complejidad de la personalidad humana y de ofrecer criterios de clasificación que ayuden a entenderla. Parte de considerar que los individuos nacen con una actitud psicológica introvertida o extravertida, dependiendo de si su interés natural es por su mundo interior o por la realidad social que los rodea. Así mismo, que el ser humano puede orientarse en el mundo a través de cuatro funciones básicas: el sentimiento, el pensamiento, la intuición y la sensación.
La Teoría de Jung, llamada Escuela de Psicología Compleja primeramente y luego Psicología Analítica, describe a la libido expresándose a través de símbolos universales, gira en torno al estudio de las polaridades y su integración y al inconsciente colectivo como fuente potencial del crecimiento humano, Jung considera que la personalidad se dirige hacia una meta casi determinista, y va cambiando a través de la vida para alcanzar ese objetivo prefijado y no concuerda en el hecho de que la personalidad esté determinada en las experiencias de la niñez.
La terapia analítica se funda en la aprehensión de un aspecto desconocido e inconsciente de la vida psíquica, a partir del método de la asociación libre, y de una prescripción, la de sustituir la acción por la palabra, la satisfacción real por la abstinencia, tanto para el paciente como para el analista. Esta perspectiva descarta cualquier técnica terapéutica fundada en la sugestión, la hipnosis, la educación o la manipulación.
La psicoterapia analítica se pudo manifestar como una técnica menos rigurosa que podía dejar lugar a enfoques educativos y manipuladores, poniendo en cuestión el descubrimiento freudiano.
El Proceso Analítico
El procedimiento analítico es dinámico y determinista por naturaleza, -descansa sobre la suposición que las conductas perturbadas tienen que entenderse de acuerdo con los principios de aprendizaje ya establecidos, y que pueden estudiarse según los principios de la investigación experimental. Podemos entonces referirnos a criterios extrínsecos correspondientes a parámetros técnicos: frecuencia, duración de las sesiones, posición reclinada o frente a frente, así como también podemos intentar definir criterios intrínsecos correspondientes a los objetivos del trabajo analítico.
La Situación Analítica
La situación analítica abarca la totalidad de las transacciones que se llevan a cabo en el campo configurado por el analista y el analizando, desde el comienzo del tratamiento hasta su finalización, y comprende encuadre y proceso.
En la situación analítica debemos observar todos los sentimientos y reacciones de transferencia al terapeuta, puesto que todo cuanto ocurra en la misma puede ser interpretado y todo el material analítico adicional que de allí surja podría facilitar más que retrasar el tratamiento. La situación analítica instaura un espacio virtual de la cura que permite soportar la emergencia de lo pulsional. Convergiendo en la acción recíproca de paciente y analista, obtenemos un insight adicional del gran poder que tiene la situación psicoanalítica como instrumento terapéutico. Proporciona ocasión de esclarecer las complicadas interacciones de los tres elementos esenciales: paciente, analista y ambiente. La relación existente entre ellos es de interconexión e interdependencia.
El convencimiento que tiene la psicología analítica que para poder ofrecer la mayor ayuda posible a otra persona, el terapeuta debe darse por completo, sin mayores resguardos técnicos. Por eso, se prefiere la consulta cara a cara más que la práctica del diván, en donde el terapeuta queda tan seguro. Eso lo lleva a ser más partícipe del proceso y también a ser más susceptible de sufrir tanto transformaciones negativas como positivas, a partir de la interacción terapéutica. Todo esto tiene relación directa con el concepto de transferencia, es un proceso absolutamente natural y espontáneo, por lo cual no puede ser producido de manera artificial y voluntaria por parte del terapeuta.
La psicoterapia de Jung tiende a evitar la creación de lazos de dependencia por parte de los pacientes, o cuando menos a reducirla en la medida de lo posible. Por ello, se suele trabajar, en promedio, con pocas sesiones semanales. Decía Jung, que en los casos difíciles tenía bastante con tres o cuatro sesiones semanales, pero que, en general, eran suficientes dos sesiones semanales y sólo una cuando el paciente estaba ya entrenado. Consideraba que en el tiempo restante, el paciente debía aprender a caminar por sí mismo, con la guía del terapeuta, descubriendo el sentido de los sueños. Para contrarrestar la dependencia de los pacientes y fomentar su autonomía, Jung llegó a proponer la conveniencia de que el tratamiento se interrumpiera cada cierto tiempo, para dejar que el individuo volviera a lanzarse al agua de la cotidianidad y a enfrentarse consigo mismo sin ayuda. Es una constante en Jung la idea de fomentar la responsabilidad personal de su propia recuperación y de impedir el alejamiento de la vida cotidiana. Una ventaja secundaria de buscar la rápida independencia del paciente es que los tratamientos resultan mucho menos costosos que los del psicoanálisis.
Situación y Proceso Analítico
La psicología analítica parte de la existencia de un inconsciente colectivo en la psique de cada individuo, de modo que la consciencia, ligada al yo, no sólo ha de vérselas con los contenidos propios de lo inconsciente personal, los complejos, personalizados en lo que Jung llama sombra, sino con todos los contenidos transpersonales que moran en nuestro interior, los arquetipos. La relación de este yo como un complejo entre los demás, pero dotado de consciencia, con lo inconsciente colectivo constituye el proceso de individuación, o autorrealización psíquica. Este proceso, entendido como una articulación de opuestos psíquicos que se presenta en forma de conflictos, compensaciones y complementariedades, consiste en la diferenciación consciente por parte del individuo de dos grandes sistemas de opuestos: individual/colectivo y consciente/inconsciente. Dentro de éstos se incluyen externo/interno, antes/después, sí/no o cualquiera de los opuestos que la consciencia establece para configurar una realidad desde lo real.
El proceso de individuación tiene la naturalidad del crecimiento y como tal sigue las fases de la vida desde la infancia a la senectud, con sus diversas características. En cada momento dominan distintos aspectos biológicos, sociales, arquetípicos que van sacando a la luz el carácter del individuo, su individualidad psíquica, que Jung llama sí-mismo, sujeto tanto de la conciencia como de lo inconsciente. El despliegue del sí-mismo como articulación de arquetipos en el proceso de individuación es el objeto específico de la psicología analítica.
La psicología analítica define una estructura de la psique y una energía que explica su dinámica. Esta energía es la libido, expresada en el interés que muestra el sujeto hacia sus diversos objetos. Conducida por ese interés, la consciencia se amplía y diferencia. La libido sigue las leyes de la energía en cuanto se produce gracias a un gradiente de potencial, el conflicto psíquico, se conserva en los procesos de comprensión y se degrada en sistemas cerrados. Presenta una dirección en el tiempo progresión/regresión y el espacio, extraversión/introversión.
En cuanto a la estructura de la psique, en un primer momento Jung delimita los sistemas de la consciencia, lo inconsciente personal que integra el preconsciente y lo inconsciente freudianos, e inconsciente colectivo. Más adelante la define según los arquetipos persona, sombra, ánima/animus y sí-mismo. La dialéctica entre persona y sombra permite la diferenciación del yo, que en la dialéctica con su contraparte sexual inconsciente da fe del sí-mismo. Éste, en contacto con lo real a través del alma del mundo expresada en las sincroni¬cidades, hace consciente el unus mundus, lo real.
La constitución y diferenciación de esas figuras ocupa el proceso de individuación, cuya consciencia relativa es la meta del análisis. Un análisis que consiste en procurar el diálogo entre consciente e inconsciente. Un instrumento específico para llevar adelante ese diálogo es la imaginación activa, basada en la función transcendente, que vincula consciente e inconsciente y permite la transformación psíquica. El otro método fundamental es la interpretación de los sueños, para la que Jung define un nivel objetivo y otro subjetivo, recomienda el estudio de las series de sueños y elabora un concepto de símbolo onírico coherente con la hipótesis de lo inconsciente colectivo.
Con estas herramientas conceptuales Jung va creando una psicología, aunque su interés no es tanto elaborar un sistema cuanto ayudarse de una serie de conceptos e hipótesis para enfrentar las necesidades clínicas. Definiendo cuatro funciones psíquicas en oposición, pensar/sentir como actos judicativos y sensación/intuición
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