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TACTICAS GRUPALES

koquenas27 de Noviembre de 2013

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Tácticas en el trabajo de grupo

A continuación se mencionan las tácticas más comunes y útiles en el trabajo de grupos:

EL SALUDO:

a) Tácticas de iniciación y comunicación

El encuentro entre los miembros del grupo y el conductor del mismo, marcan el inicio de la relación grupal. El primer contacto físico de todos los participantes lo constituye el saludo, el cual, en cualquier circunstancia, debe ser cordial y hospitalario (sin exagerar dichas cualidades). El conductor es el encargado de saludar a cada miembro con un apretón de manos y, si resulta conveniente, llamarlo por su nombre (Shostrom y Brammer). Esta manera de saludar es la que se utiliza a partir del primer encuentro grupal, y marca el inicio de las sesiones sucesivas.

El saludo como actitud socialmente aceptada, no sólo le sirve al conductor para expresar su cortesía y afecto hacia los integrantes del grupo, sino que también sirve para despojar a los participantes de cierto grado de ansiedad mórbida. (Sullivan.)

La experiencia ha demostrado que el saludo no constituye solamente un estereotipo social sino que, en ocasiones, puede resultar el punto esencial de la comunicación entre el sujeto y el conductor, pues es el portador de un mensaje importante en la relación que indica el grado de dificultad o resistencia del participante para transferir fantasías inconscientes; asimismo, marca el funcionamiento de la percepción primitiva del sujeto en cuestión. (Barriguete.)

Con respecto a lo anterior, Barriguete ha encontrado que existen tres tipos de sujetos clasificados de acuerdo a su modo de saludar:

a) Sujetos que consideran el saludo tan sólo como un estereotipo social.

b) Sujetos que consideran el saludo como un auxiliar en el pensamiento y en las emociones conscientes.

c) Sujetos que expresan con sus manos y sus gesticulaciones, elementos diferentes a los que comunican con palabras, y que consideran el saludo como un substituto esencial cuando el lenguaje verbal falla o falta.

La presentación

La relación interpersonal es el primer paso para la integración de un grupo, y dicha integración es la finalidad principal de la presentación de los miembros de un grupo que contribuye a rom¬per el hielo del principio, disminuir las tensiones y hace notar que ninguno de los integrantes del grupo ha de pasar inadvertido. Además proporciona una primera idea de los valores personales y de la motivación de cada uno de los participantes para integrarse al grupo.

Existen varias maneras de efectuar la presentación:

a) En la presentación por binas, cada persona habla durante unos minutos con algún compañero para luego presentarse mutuamente ante el grupo. Es aconsejable que se busquen las personas que menos se conocen.

Terminada la presentación por binas se propone la presentación por cuaternas en la cual se sigue el procedimiento anterior, sólo que en esta ocasión el grupo está formado por cuatro personas, y el tiempo designado para la plática es mayor. Este mismo sistema puede ser utilizado por grupos de ocho y veinticuatro. El ejercicio habrá conseguido su objetivo si se logra que todos los participantes adviertan que no se puede tener una comunicación profunda, si no es a través de una buena relación interpersonal.

b) En la presentación por tarjetas cada participante anota su nombre en una tarjeta y éstas se reparten entre todos los miembros, procurando que nadie se quede con su propia tarjeta. Luego se llama a cualquiera de los asistentes al centro del círculo, y quien tiene la tarjeta con su nombre pasa y dialoga con él frente al grupo, tratando de saber lo más posible de su persona.

Cuando las personas se conocen y se resisten a presentarse, simplemente se les puede insinuar que se reúnan en grupos de cuatro, pidiéndoles luego que se presenten para ver si realmente se conocen.

Una evaluación al finalizar esta práctica dice si se obtuvo el fin buscado y cuáles fueron las dificultades surgidas.

Algunas de las dificultades que pueden presentarse son la resistencia que surge entre los participantes por creer que ya se conocen y el fastidio por parecerles un juego infantil. En algunos individuos aparece timidez y nerviosismo. Este sistema puede producir, en un momento dado, cansancio y aburrimiento. Para evitar estas dificultades, el conductor del grupo debe mostrar desde un comienzo señales de seguridad y dominio, manifestar interés por lo que hacen y dicen las personas y, en la evaluación, reflejar las actuaciones positivas y negativas del grupo.

El conductor puede obtener algunos datos importantes de la presentación inicial que le facilitan, en lo sucesivo, el trato con los miembros de su grupo, por lo que debe poner especial atención al modo de presentación de cada sujeto: existen individuos que exponen ante los demás primeramente sus cualidades, mientras que otros utilizan sus defectos y deficiencias a manera de introducción al grupo.

El primer encuentro grupal y la respectiva presentación de los miembros sugieren varios tipos de situaciones. A continuación enumeramos las más comunes:

1. Situaciones en que ningún integrante del grupo se haya conocido anteriormente (escuelas, industrias, etc.). En estos casos, la presentación personal favorece el conocimiento de todos los participantes.

2. Situaciones en las que el conductor ya efectuó una entrevista previa a cada miembro del grupo (psicoterapia de grupo, industrias, etc.). La presentación favorece el conocimiento entre los integrantes del grupo y reafirma el conocimiento del conductor acerca de cada sujeto.

3. Situaciones en donde algunos miembros del grupo ya se conocen entre sí (escuelas, industrias, grupos anteriormente formados, grupos sociales, antiguas amistades que se encuentran para realizar un trabajo grupal, etc.). La presentación reafirma los conocimientos anteriores y favorece el conocimiento entre los miembros, hasta ahora desconocidos.

4. Situaciones donde el único desconocido es el conductor (escuelas, industrias, etc.). La presentación favorece el conocimiento del conductor con respecto a los miembros y reafirma el conocimiento entre sí de los integrantes.

5. Iniciación de un nuevo miembro a un grupo previamente establecido. En este caso el nuevo integrante se da a conocer paralelamente a que cada participante hace una presentación de su persona. De esta manera se favorece el conocimiento del nuevo miembro con respecto al grupo y de cada uno de ellos por el primero, además de reafirmar el conocimiento de los antiguos integrantes entre sí.

La presentación personal en su modo formal no es una actividad absolutamente necesaria en la formación de grupos, ni tampoco requiere de lineamientos especiales a seguir.

RAPPORT:

La relación en grupo implica un encuentro entre dos o más personas que pudieron haberse conocido anteriormente, o bien, que son totalmente desconocidos.

Encontrarse por primera vez con un grupo de personas completamente desconocidas, a quienes el sujeto deberá confiarles en lo sucesivo sus sentimientos más profundos, provoca en éste una situación de angustia, acompañada de incomodidad y cierto grado de desconfianza. Por lo tanto, el conductor, como primera tarea, debe ocuparse del establecimiento de un sentimiento de mutua confianza y comprensión. A esta condición se le llama "rapport". (Shostrom y Brammer.)

Los miembros del grupo perciben al rapport como una atmósfera de comprensión e interés, en donde los sentimientos de aceptar y ser aceptado por los demás, son primordiales y en la que las condiciones de empatía resultan ser necesarias para el trabajo.

El conductor del grupo juega un papel importante en el establecimiento del rapport y, por consiguiente, en el desenvolvimiento subsecuente del trabajo grupal.

El conductor debe ser capaz de mantener un justo equilibrio entre la importancia de la comprensión y del saber cuándo hay que destacar un aspecto sobre el otro. Para lograr este estado óptimo se presupone que el conductor comprende sus propios problemas y conoce sus debilidades y limitaciones. (Shostrom y Bram¬mer.)

El rapport se establece también mediante el uso de la respuesta empalica, es decir, la capacidad del conductor de "sentir dentro de sí mismo" las actitudes expresadas por cada integrante (Shostrom y Brammer), y fomentar las respuestas empalicas en los demás miembros del grupo.

Sin embargo, y a pesar de lo antes expuesto, podemos decir que no existe una técnica definida que determine el establecimiento del rapport; es el propio conductor quien debe construir el puente de relación entre él y su grupo, o de los miembros del grupo entre sí, manifestando interés por sus integrantes y viviendo las actitudes que éstos presenten.

ACTITUDES SOCIOCULTURALES PREDISPONENTES:

Nuestra sociedad y nuestra cultura han imaginado a la relación participante-conductor como una relación distinta a las ya conocidas, dándole un matiz de misticismo, y, en algunos casos, considerándola, inclusive, como mágica o sobrenatural.

Estas ideas han hecho que los participantes lleguen al lugar de reunión, no sólo llenos de curiosidad, sino impregnados de un alto grado de angustia y temor que dificultan el establecimiento de la relación.

Shostrom y Brammer sostienen que la mejor manera de iniciar el trabajo es haciéndoles ver que al participar en un grupo, se encuentran frente a una relación humana natural, tan sencilla como cualquier otra de la vida diaria. Así, sus temores y fantasías con respecto al trabajo grupal van perdiendo justificación. El conductor y los demás miembros del grupo son

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