ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Tema 1 ¿Qué razones movieron al rey de Egipto para cambiar su política y mostrarse duro con los Israelitas?

EnaiiraApuntes5 de Diciembre de 2019

3.672 Palabras (15 Páginas)210 Visitas

Página 1 de 15

[pic 1]

1.- Descripción del acontecimiento. 

1.1. Un pueblo de esclavos

        Los israelitas, es decir, los descendientes de Abrahán, vivieron muchos años en Egipto, desde los tiempos de José, uno de los doce hijos Jacob. A José lo vendieron sus hermanos a unos comerciantes y así fue a parar a Egipto. Allí prosperó, se hizo famoso y llegó a ser virrey de todo Egipto. Por este motivo, los once hermanos y el padre de José se trasladaron a Egipto y allí se instalaron para vivir. Pasaron muchos años y los israelitas se multiplicaron, se hicieron muy fuertes y llenaban casi todo el país de los egipcios (Ex 1,6-7). Hasta que llegó a gobernar en Egipto un faraón terrible y famoso, Ramses II, que cambió su política con relación a los israelitas (del 1290 al 1224 a. C.).

        ¿Qué razones movieron al rey de Egipto para cambiar su política y mostrarse duro con los Israelitas? Según el libro del éxodo, el Faraón tuvo tres razones para proceder así:

1ª. Política. La minoría extranjera estaba creciendo tanto que se estaba convirtiendo en mayoría (Ex 1,9).

2ª. Militar. Esa minoría, hecha mayoría, podría convertirse en un peligro para Egipto, declarándoles la guerra junto a otros enemigos (Ex 1,10).

3ª. Económica. El pueblo de Israel proporcionaba a Egipto mano de obra barata en la construcción de ciudades (Ex 1,11).

        Estas razones del Faraón hicieron que la situación llegara a ponerse muy mal para los israelitas en Egipto: les pusieron capataces que los explotaban como cargadores de la construcción, les impusieron trabajos penosos y les amargaron la vida con dura esclavitud, imponiéndoles los duros trabajos del barro, de los ladrillos y toda clase de faenas del campo (Ex 1,13-14).

        El Faraón, no contento con esto, quiso exterminarlos aunque no pudo (Ex 1,15-22). Más aún, endureció más estas condiciones cuando supo que los israelitas querían marcharse de Egipto (Ex 5,6-22). De esta manera, el que había sido un pueblo libre de pastores, se convirtió en un pueblo de esclavos, tratados con dureza, en los trabajos más penosos y sin cobrar ninguna clase de jornal.

1.2. La misión de Moisés.

        Todos conocemos las historias que se refieren a la infancia de Moisés: el niño perdido en las aguas del Nilo, encontrado por la hija del Faraón, educado en la corte imperial (Ex 2,1-10). El hecho es que este hombre, en su edad adulta, fue pastor de rebaños en el país de Madián.

        Un día se le aparece Dios en el monte Horeb, el monte de Dios. Moisés vio una zarza que ardía sin consumirse (Ex 3,1-2). El fuego representa en la Biblia la cercanía, la presencia de Dios. Efectivamente, Dios se acerca a Moisés, se le hace presente y le habla:[pic 2]

        Dios asigna a Moisés una misión: «Ve al Faraón, rey de Egipto, y dile que deje salir de su territorio a los hijos de Israel» (Ex 6,10-11). La orden está dada por Dios. Ahora se trata de ejecutarla. Dios quiere sacar a su pueblo de la esclavitud. Y para ello elige a un hombre que será su mediador en la empresa.

1.3. Las plagas

        La empresa no fue fácil. El Faraón se puso terco y no quiso dejar a los israelitas salir de Egipto (Ex 7,13). La razón económica era muy fuerte, ya que el Faraón tenía en los israelitas un ejército de esclavos a su servicio y  no quería soltar su presa. Dios mandó las famosas plagas al país de Egipto: 1ª las aguas del Nilo convertidas en sangre, 2ª las ranas, 3ª los mosquitos, 4ª los tábanos, 5ª la peste, 6ª las úlceras, 7ª la tormenta, 8ª la langosta, 9ª las tinieblas, 10ª la muerte de los primogénitos. Ahora bien sobre estas plagas hay que decir:

  • En primer lugar, la palabra «plaga» aparece una sola vez en todo el relato (Ex 9,14). A estos hechos portentosos se les llama prodigios: «… así multiplicaré mis prodigios en la tierra de Egipto» (Ex 11,9) o signos: «porque he endurecido el corazón y el de sus servidores, para realizar mis signos en medio de ellos… para que puedas contar… los signos que realicé en medio de ellos» (Ex 10,1-2), porque son los signos o prodigios cuyo poder recibió Moisés de realizar. Por lo tanto, la intención del autor parece más orientada a destacar el poder de Dios que el hecho de las desgracias en sí mismas.
  • En segundo lugar, no parece que esos hechos extraños fueran acontecimientos naturales o fenómenos de tipo geológico, como han querido defender algunos autores. Porque si eran fenómenos “naturales”, no tenían, ni podían tener, el sentido de “signos” y “prodigios” que acreditaban a Dios como su único posible autor.
  • En tercer lugar, existen contradicciones en la sucesión de las plagas: si todo el ganado ha muerto con la quinta plaga, ¿cómo pueden dañarle las úlceras de la sexta y el granizo de la séptima? Se dan contradicciones en la descripción de una misma plaga: si toda el agua se ha cambiado en sangre (Ex 7,19), ¿cómo pueden los magos realizar el mismo prodigio? (Ex 7,22). Si las ranas cubren toda la tierra de Egipto (Ex 8,2), ¿cómo pueden los magos hacer subir todavía a las ranas? (Ex 8,3).

        Por estas razones los autores más documentados, en este asunto, están de acuerdo en que lo de las plagas no se refiere a un hecho histórico, sino que es una composición literaria, con la que se quiere dar una enseñanza religiosa fundamental: que Dios interviene portentosamente para sacar a su pueblo de la esclavitud, de tal manera que el poder de Dios es reconocido por el Faraón y por los mismos israelitas.

        Desde este punto de vista, adquiere su plena significación la última plaga, la muerte de los primogénitos (Ex 11, 1-10). En el relato del Éxodo, esta plaga se asocia con la celebración de la Pascua. Dios manda a los israelitas que maten un cordero y con la sangre hagan una señal en la puerta de sus casas. De esta manera, el ángel exterminador, al ver la sangre en las puertas de los israelitas, los respeta y no les hace daño alguno, mientras que, por el contrario, mata a los primogénitos de los egipcios (Ex 12, 13-14).

¿Qué quiere decir todo esto?

        Para comprenderlo hay que tener en cuenta lo siguiente: la Pascua era una fiesta de pastores nómadas. Sus ritos esenciales lo ponen de manifiesto: se celebra fuera del santuario, sin sacerdote ni altar; la víctima, cogida del rebaño, se asa en vez de cocerla, se come con el pan sin levadura de los beduinos y hierbas del desierto, con un atuendo que es el de los pastores; se celebra de noche, cuando no hay que ocuparse del rebaño y en la noche de luna llena.

        Se trata, por tanto, de una fiesta de nómadas. Para los israelitas, quiere decir que aquel pueblo pasa de la esclavitud a la libertad, mediante el sacrificio y la muerte de un animal inocente y limpio, el cordero. En el Nuevo Testamento, se explica la significación profunda que todo esto tiene: Jesús es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo, el que muere por la salvación de todos.

1.4. La salida de Egipto

        El orden actual de la narración presenta así la salida de Egipto: los israelitas oprimidos quieren salir. Para conseguir el permiso del Faraón ponen el pretexto de que deben ir al desierto a sacrificar a su Dios. Pese a los prodigios de las nueve primeras plagas, el Faraón se niega a dejarlos ir. Entonces Yahvé lanza la décima plaga y los egipcios les dejan salir e incluso les urgen para que se vayan. Se van, pero el Faraón cambia de idea y manda perseguirlos. Yahvé interviene poderosamente: es el milagro del mar.

        En este relato se mezclan dos tradiciones: una presenta el hecho como una huida, la otra lo presenta como una expulsión.

  • La tradición de la huida se basa en los datos siguientes: cumpliendo la misión que recibió de Yahvé, Moisés pide al Faraón que deje salir a los israelitas para ir al desierto a sacrificar a su Dios. Este tema es fundamental en el relato de las nueve primeras plagas. El Faraón no se deja doblegar, se niega a ver de nuevo a Moisés, y Moisés no lo verá más (Ex 10, 27-29). Todo ha terminado; los israelitas no podrán salir libremente, no les queda sino huir. Y esto es lo que hacen (Ex 14,5).
  •         Por su parte, la tradición de la expulsión tiene también su fundamento. La expulsión se anuncia en Ex 6,1.  Es el tema de la décima plaga. Y es lo que expresamente se dice en el relato (Ex 12, 31-32).

        Ahora bien, ¿cuál de las dos tradiciones es la más verosímil? Parece que la tradición más probable es la de la huida, de tal manera que la tradición de la expulsión se explicaría por el hecho de que, en el antiguo Egipto, hubo varias expulsiones de grupos extranjeros, como es el caso de la expulsión de los hicsos, que antiguamente fueron asociados a los hebreos.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (20 Kb) pdf (223 Kb) docx (22 Kb)
Leer 14 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com