ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La formación del espíritu científico

LEONCHISTutorial18 de Abril de 2013

6.767 Palabras (28 Páginas)517 Visitas

Página 1 de 28

LA FORMACIÓN DEL ESPÍRITU CIENTÍFICO

La tesis central de Bachelard es que el saber cotidiano constituye un obstáculo epistemológico. Para que la ciencia progrese en necesario superar esos obstáculos epistemológicos.

“Hay que plantear el problema del conocimiento científico en términos de obstáculos”.

En este sentido, se conoce "en contra del conocimiento anterior, destruyendo conocimientos mal adquiridos o superando aquello que, en el espíritu mismo, obstaculiza la espiritualización".

Los obstáculos epistemológicos que hay que considerar no son externos (por ej, la complejidad de un fenómeno) sino internos. Tampoco son el producto de la debilidad del espíritu humano.

“El conocimiento de lo real es una luz que siempre proyecta alguna sombra. Jamás es inmediata y plena…lo real no es jamás ‘lo que podría creerse’ sino siempre lo que debiera haber pensado…”

…se conoce en contra de un conocimiento anterior, destruyendo conocimientos mal adquiridos…

Frente a lo real, lo que cree saberse claramente ofusca lo que debiera saberse.

La ciencia se opone a la opinión. La opinión piensa mal; no piensa, traduce necesidades en conocimientos. Por eso para hacer ciencia es necesario destruir la opinión. El espíritu científico nos impide tener opiniones sobre cuestiones que no conocemos.

El espíritu científico tiene que saber plantear los problemas.

En este ámbito todo conocimiento es una respuesta a una pregunta.

NADA ES ESPONTÁNEO, NADA ESTÁ DADO, TODO SE CONSTRUYE

La noción de obstáculo epistemológico

No todo lo que se encuentra en la historia del pensamiento científico, sirve a ese pensamiento. Por eso el epistemólogo debe seleccionar los documentos recogidos por el historiador y juzgarlos a la luz de la razón. O sea que el epistemólogo debe tomar los hechos (experiencia) como ideas e insertarlos en un sistema de pensamiento (razón).

Nuestra experiencia no se nutre pasivamente de los datos sensibles. Esos datos son asimilados y organizados por conceptos y modos de percibir puestos por el sujeto. Además, la percepción dependerá en gran medida del imaginario social y de los prejuicios que constituyen subjetividades. Estos juicios anteriores al juicio forman el campo significativo con el que abordamos a los objetos que pretendemos conocer. La significación se produce mediante el lenguaje y sus códigos en relación con las prácticas sociales. El campo significativo, por una parte, nos permite reconocer los objetos familiares a nuestra cultura y, por otra, se transforma en un velo que dificulta, cuando no impide, la percepción de lo nuevo o lo extraño a nuestra percepción. Al punto de que a veces se niega (no se “ve”) lo que, desde otra perspectiva o en otras circunstancias, es evidente.

Sostiene Bachelard que este mecanismo de asimilación preconceptual de los objetos es un serio obstáculo para la producción del conocimiento científico. Porque mientras la doxa tiende a manejarse con objetos designados (las pre-significaciones acerca de un objeto), el conocimiento requiere zafar del mecanismo cotidiano de reconocer ese algo que tengo enfrente a partir del prejuicio (de lo que creemos conocer de él). La episteme como sinónimo de conocimiento sólido reclama una instancia de objetivación superadora de los obstáculos para poder acceder al objeto instructor. En el pasaje de designado a instructor, el objeto no se modifica. Se modifica nuestra manera de abordarlo. Al asumir la dificultad de nuestros prejuicios, podemos desgarrar el objeto que nuestros supuestos habían designado. El objeto se convertirá en instructor en tanto y en cuanto se deconstruyan algunas de las presignificaciones en las que subsistimos.

El objeto designado es meramente “reconocido” por las formas de lo ya sabido. El objeto instructor, en cambio, no aparece con la obviedad de lo cotidiano, sino como un problema. Esto posibilita la modificación o ampliación de nuestro conocimiento. Mientras el obstáculo epistemológico persiste, es como si nada nuevo acaeciera bajo el sol. Por el contrario, cuando el obstáculo se convierte en problema se abre la posibilidad de encontrar una solución. Es decir, la posibilidad de que caigan algunos de los velos que entorpecen nuestro acercamiento gnoseológico para que el objeto se convierta en instructor, esto es, en un nuevo objeto de conocimiento. Se aprende luchando contra los conocimientos anteriores, destruyendo conocimientos adquiridos, para despejar así el camino a un nuevo proceso de significación.

Este tecnicismo introducido por Bachelard ha sido replicado por la mayoría de los pensadores de la ciencia franceses. Resulta paradigmática una confrontación entre diferentes posturas epistemológicas, ya que justamente una de las características de la epistemología anglosajona es pensar el desarrollo de la ciencia como un proceso acumulativo o progresivo en el que existe continuidad. Los inductivistas –como Rudolf Carnap- consideran que la ciencia progresa porque suma conocimientos a su acervo, y los deductivistas –tal es el caso de Karl Popper - determinan que la ciencia progresa porque, a partir de sus innovaciones, se acerca cada vez más a la verdad.

Por el contrario, Bachelard pone de relieve que suelen darse cambios bruscos en el desarrollo del conocimiento. Esos cambios representan un corte en el proceso de la investigación científica y en la idea misma de ciencia. Así, una nueva teoría científica no se limita a apartarse de otra precedente manteniendo el mismo marco teórico. Se sitúa, por el contrario, dentro de un nuevo contexto epistemológico no comparable con el anterior. La concepción de fractura niega el concepto de continuidad racional del conocimiento.

En el fragmento del texto de Bachelard que estudiamos, aparecen como principales obstáculos epistemológicos los siguientes:

1. La experiencia básica

2. El conocimiento general

3. La extensión abusiva de las imágenes familiares

4. El conocimiento unitario y pragmático

5.El obstáculo sustancialista

6. El obstáculo animista

7.Los obstáculos del conocimiento cuantitativo.

CIENCIA-PSEUDOCIENCIA

El respeto que siente el hombre por el conocimiento es una de sus características más peculiares. En latín conocimiento se dice scientia y ciencia llegó a ser el nombre de la clase de conocimiento más respetable. ¿Qué distingue al conocimiento de la superstición, la ideología o la pseudo-ciencia? La Iglesia Católica excomulgó a los copernicanos, el Partido Comunista persiguió a los mendelianos por entender que sus doctrinas eran pseudocientíficas. La demarcación entre ciencia y pseudociencia no es un mero problema de filosofía de salón; tiene una importancia social y política vital.

Muchos filósofos han intentado solucionar el problema de la demarcación en los términos siguientes: un enunciado constituye conocimiento si cree en él, con suficiente convicción, un número suficientemente elevado de personas. Pero la historia del pensamiento muestra que muchas personas han sido convencidos creyentes de nociones absurdas. Si el vigor de la creencia fuera un distintivo del conocimiento tendríamos que considerar como parte de ese conocimiento a muchas historias sobre demonios, ángeles, diablos, cielos e infiernos. Por otra parte, los científicos son muy escépticos incluso con respecto a sus mejores teorías. La de Newton es la teoría más poderosa que la ciencia ha producido nunca, pero el mismo Newton nunca creyó que los cuerpos se atrajeran entre sí a distancia. Por tanto, ningún grado de convencimiento con relación a ciertas creencias las convierte en conocimiento. Realmente lo que caracteriza a la conducta científica es un cierto escepticismo incluso con relación a nuestras teorías más estimadas. La profesión de fe ciega en una teoría no es una virtud intelectual sino un crimen intelectual.

De este modo un enunciado puede ser pseudocientífico aunque sea eminentemente plausible y aunque todo el mundo lo crea, y puede ser científicamente valioso aunque sea increíble y nadie crea en él. Una teoría puede tener un valor científico incluso eminente, aunque nadie la comprenda y, aún menos, crea en ella.

En el razonamiento científico las teorías son confrontadas por los hechos y una de las condiciones básicas del razonamiento científico es que las teorías deben ser apoyadas por los hechos. Ahora bien, ¿de qué forma precisa pueden los hechos apoyar a una teoría?

Varias respuestas diferentes han sido propuestas. El mismo Newton pensaba que él probaba sus leyes mediante los hechos. Estaba orgulloso de no proponer meras hipótesis; él sólo publicaba teorías probadas por los hechos. En particular pretendió que había deducido sus leyes a partir de los fenómenos suministrados por Kepler. Pero su desplante carecía de sentido puesto que, según Kepler, los planetas se mueven en elipses, mientras que, según la teoría de Newton, los planetas se moverían en elipses sólo si los planetas no se influyeran entre sí en sus movimientos. Pero eso es lo que sucede. Por ello Newton

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (46 Kb)
Leer 27 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com