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CONTEXTOS DE LA EVALUACIÓN EN EDUCACIÓN


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2018  •  Ensayos  •  2.370 Palabras (10 Páginas)  •  106 Visitas

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CONTEXTOS DE LA EVALUACIÓN EN EDUCACIÓN

Ensayo

Ginemo Sacrista (2002),  plantea que “Si la educación y los programas de enseñanza, los métodos, la atención del profesor, atienden a innumerables aspectos de la formación cultural y de la personalidad del alumno, la necesidad de una conciencia reflexiva  acerca de lo que ocurre en el sistema educativo implica abarcar números tipos de conocimientos sobre cómo funcionan todos esos procesos”

En este primer artículo “ visionando la evaluación pedagógica como dinámica que  flexibiliza el acto  de aprender  y enseñar” escrito por  Heidy Lorena Cabra García,  plantea que    la manera que es indispensable valorar y rescatar las potencialidades, habilidades y capacidades de cada uno de los sujetos que permanecen en las escuelas, que para ello  se debe ir creciendo e modernizando en el concepto propio de lo que es la educación y la evaluación, sería pertinente dirigirnos por caminos en donde la pedagogía se nos convirtiera en un modo de vida, como hechos naturalizantes, en donde el acto de aprender sea la traducción de nuestros escenarios sociales que resignifican la cotidianidad.

Manifiesta de igual manera que la evaluación ha evolucionado en la práctica, pasando de ser un instrumento de selección extraescolar a un acto en donde poner calificaciones a los alumnos en donde  se aplican  pruebas basadas en calificaciones que responden al desarrollo efectivo de un currículo,  entendida como una pedagogía que atiende a la integridad del desarrollo del estudiante,  por lo tanto,  aprende, en respuesta a su comportamiento, a su personalidad en relación con las circunstancias y los escenarios en donde se desarrolla. 

Refiere otro aspecto importante,  y es  la contextualización de la realidad,  es decir, se debe precisar del origen básico de los estudiantes, la parte humana, que define las sensibilidades, sutilezas y sentires de la realidad que se concentrarían en dinámicas flexibles de evaluación. 

En este sentido, no se  puede  concebir como algo inmaterial, intangible sino como algo que se sumerge en tareas cíclicas traducidas en desarrollo, como lo refiere Tomislav Gastelo “el desarrollo es un individuo en sí mismo como persona, es por ello que el concepto de desarrollo humano se ha ido alejando progresivamente de la esfera de la economía para incorporar otros aspectos igualmente relevantes para la vida, como la cultura, que también fue redefiniendo su papel frente al desarrollo”. 

Entonces es relevante que la mayor atención en las experiencias de aprendizaje y los procesos de educación y formación, pues ello en su calidad de constructores, pueden transformar aspectos de su realidad inmediata, aporte para una transformación social.  «Somos los docentes los únicos que podemos y tenemos capacidad para diseñar diferentes métodos de evaluación porque estamos en contacto con nuestros estudiantes, conocemos sus necesidades, intereses y dificultades, por ello, es el maestro el que tiene la clave del éxito o del fracaso de su estudiante”. 

Otro aspecto que la autora plantea y que es de gran valor es que el aprendizaje y la enseñanza deben empezar a ser vivenciados de una manera menos rígida, en la cual se respeten los aprendizajes de los seres humanos como procesos propios y diversos que se construyen a medida que interactuamos con nuestro entorno circundante y con quienes lo habitan.

Un segundo artículo, Apuntes para una crítica de la finalidad evaluativa de los

Aprendizajes, escrito por  Luz Stella García Carrillo, Fabio Moncada Pinzón,  refiere  a que es necesario establecer la importancia que la evaluación ha adquirido en el sistema educativo de nuestro país. 

Debido a los resultados obtenidos por los estudiantes, se plantean  procesos de revisión curricular, de planes de estudios, de modelos pedagógicos y de didácticas que permitan favorecer mejores aprendizajes.  Los gobiernos en su medida y mediante las  políticas de globalización y los resultados de las pruebas de estado,  desarrolla  políticas, orientaciones y criterios para construir una educación  para que sitúe estos modelos dentro de contexto mundial.

Por lo tanto, la responsabilidad está en las  instituciones educativas, que tienen como objetivo en su quehacer educativo la preparación para las pruebas estatales, pero que se termina descuidando otros aspectos de su labor y que son indispensables,  en pocas palabras al Estado le interesa tener buenos resultados para su ubicación mundial en el ámbito educativo, más que ofrecer una educación de mayor calidad.

Por ello, es fundamental que la finalidad de la enseñanza lleve implícita también la del proceso evaluativo, con una sincronía que permita trascender los resultados del proceso de aprendizaje, más allá de resolver o responder a técnicas e instrumentos evaluativos y reportar resultados que no alimentan el proceso sino sólo a las estadísticas de la administración escolar. Como lo plantea Díaz Barriga (2004):

Podría hablarse entonces de una política pública de calidad educativa que está descargando en la evaluación de los aprendizajes una enorme responsabilidad pero que no involucrado dos factores muy importantes como son: la cualificación docente y los recursos educativos; continúan los mismos maestros, a los cuales se sumaron los recientemente incorporados y regidos por el Decreto 1278, y pagados con los mismos recursos de siempre, que terminan puestos en la picota pública como los factores de cambio para un nuevo país.

Por lo tanto,  al situar  la evaluación al servicio del aprendizaje, se debe tener en cuenta que “el aprendizaje, consecuente y paralelamente, la evaluación, deben estar enfocada dirigida  por el currículo.

Lo que tal imposición consigue en la mayoría de los casos es que el individuo aprenda a yuxtaponer en su memoria dos cuerpos organizados de conocimiento.

Uno que, despreciado en la escuela, sigue teniendo un valor decisivo en su vida cotidiana, porque lo utiliza y le sirve para manejarse con relativo éxito en sus intercambios diarios; y otro que, valorado e impuesto en la escuela y alejado de la vida, le sirve en este contexto peculiar para resolver con éxito las pruebas que allí se le requieren; un conocimiento que por lo general solo tiene valor de cambio por notas, títulos o reconocimiento escolar y que solo en contadas ocasiones adquiere el valor de uso como herramienta para entender la vida y la realidad.
Según Miguel Ángel Santos Guerra, ―se propone convertir la evaluación en un proceso permanente de revisión y análisis de la práctica. 

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