CULTURA Y DESARROLLO LOCAL

CULTURA Y DESARROLLO LOCAL ^[1]

Por Luís Di Pietro Paolo

a. Una mirada distinta sobre el desarrollo

La vinculación existente entre cultura y desarrollo es un campo que recién en los últimos años ha comenzado a explorarse. Este campo de investigación teórico-práctica se enmarca en el debate acerca de los modelos de desarrollo, las posibilidades que brindan las experiencias de desarrollo territorial y el desafío que asumen las identidades culturales en una época de globalización.

         En un reciente trabajo, Kliksberg expresa que “hay múltiples aspectos en la cultura de cada pueblo que pueden favorecer su desarrollo económico y social; es preciso descubrirlos, potenciarlos y apoyarse en ellos”^[2]. Señala que la teoría y la práctica del desarrollo deben incorporar los conceptos de cooperación, confianza, etnicidad, identidad, comunidad y amistad, ya que estos elementos constituyen el tejido social en que se basan la política y la economía. En muchos lugares, “el enfoque limitado del mercado basado en la competencia y la utilidad está alterando el delicado equilibrio de estos factores, y por lo tanto, agravando las tensiones culturales y el sentimiento de incertidumbre”^[3]. Las personas, las familias, los grupos, son capital social y cultural por esencia.  Son portadores de actitudes de cooperación, valores, tradiciones, visiones de la realidad que son su identidad misma. Si ello es ignorado o deteriorado se inutilizan importantes capacidades aplicables al desarrollo.

Boisier enumera los diversos elementos que involucra el desarrollo: los recursos, los actores, las instituciones, los procedimientos y la cultura de una sociedad. En la cultura hace una distinción entre cultura desde el punto de vista genérico, como “cosmogonía” o  forma integral de vida, y cultura desde un punto de vista más específico, la cultura del desarrollo, esto es, la actitud frente al trabajo, el ocio, el ahorro, el riesgo, la competencia, etc. ^[4]. Según Bombarolo, una teoría del desarrollo no puede eludir la tarea de consolidar prácticas y mecanismos que comuniquen, socialicen y rescaten las diversas identidades colectivas^[5].

Esta redefinición del desarrollo apunta a superar la visión estrecha de desarrollo como “crecimiento económico”. Crecimiento es un fenómeno de orden cuantitativo, material, mientras que el desarrollo incluye también lo cualitativo. Tiene como base el crecimiento económico pero contiene múltiples dimensiones que lo convierte en un concepto de carácter complejo, axiológico, multidimensional. El desarrollo no es sólo la satisfacción de las necesidades materiales sino un fenómeno conducente a la ampliación de las opciones que disponen las personas. Estas  opciones fundamentales, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, se definen como el tener una vida larga y saludable, la adquisición de conocimientos, y el acceso a los recursos necesarios para el disfrute de un nivel de vida decoroso. (PNUD, 1990). Esta visión renovada  recupera para el desarrollo la perspectiva de “utopía” realizable, la utopía social por excelencia, como un ideario del hombre y de la sociedad^[6].

b. El desarrollo territorial

Esta comprensión renovada sobre el sentido del progreso de una sociedad se enlaza con las iniciativas de desarrollo local  surgidas a nivel mundial en las dos últimas décadas.

El desarrollo local expresa la respuesta de localidades y regiones a un desafío de carácter global surgido a partir de la reestructuración económica y las políticas de ajuste que se inician en la década de los ochenta. Consiste en encontrar alternativas a la movilidad del capital,  a las dinámicas territoriales específicas y a las nuevas formas de acumulación flexible^[7]. Se relaciona con la crisis del modelo de desarrollo fordista, de carácter concentrador, urbano industrial y liderado por las grandes empresas. En contextos de desempleo, baja actividad económica y fuertes demandas sociales busca construir procesos localmente planificados  donde converjan  la necesidad de crear riqueza, la urgencia por generar empleos y la respuesta a las demandas esenciales de la población^[8].

Es un tipo de políticas capaz de estimular la concertación estratégica de actores sociales y el fomento de la creatividad productiva y empresarial local. Toma formas propias en cada localidad y región de acuerdo a sus características geográficas, económicas, políticas, sociales y culturales.

Alburquerque lo define como “aquel proceso reactivador de la economía y dinamizador de la sociedad local que, mediante el aprovechamiento eficiente de los recursos endógenos existentes en una determinada zona, es capaz de estimular su crecimiento económico, crear empleo y mejorar la calidad de vida de la comunidad local” ^[9].

La revalorización de los territorios y de los espacios subnacionales en Argentina se ha visto fortalecida en el aspecto político institucional a partir del proceso de Reforma del Estado y de descentralización de las políticas públicas, que ha transferido competencias y recursos a los niveles provinciales y municipales^[10].

Esta diversidad de factores impulsa actualmente el surgimiento de un nuevo modelo de gestión municipal, dinamizador de procesos de desarrollo endógeno y que supera el modelo tradicional de proveedor de servicios básicos a la comunidad^[11]. Desde esta perspectiva de la gestión municipal, el desarrollo local se caracteriza como “un modelo de gestión político administrativo de carácter integral que articula gobierno y sociedad local, que promueve la innovación en lo organizativo institucional, en lo económico como en lo social, teniendo como objetivo un proceso de transformación que tiende a generar condiciones de mayor equidad, sustentabilidad, gobernabilidad y participación”^[12].

Características del Desarrollo Local

En tanto depende de las características propias de la localidad o región no hay un único modelo de desarrollo sino dinámicas territoriales específicas. Sin embargo pueden mencionarse algunas notas comunes a las distintas estrategias:

1. La reestructuración del sistema productivo mediante la creación y fortalecimiento de empresas y la generación de trabajo
2. Una dinámica de construcción “desde abajo” frente al modelo tradicional de desarrollo “desde arriba”
3. La concertación de actores públicos y privados de la sociedad local en un plan estratégico
4. Un sistema local en interrelación con los sistemas provinciales, nacionales y regionales que se expresa como dinámica “pensar global, actuar local”.

La noción de “sociedad local” no debe ser tomada acríticamente. No cualquier comunidad de por sí es agente de un proceso de desarrollo. Sociedad local o comunidad local son nociones ligadas no sólo al “ser”, a su identidad histórica sino a la acción, a sujetos actores que actúan, construyen y padecen relaciones de poder^[13]. Una  “sociedad local” debe reunir al menos dos condiciones:

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