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Discapacidad Y Atención A La Divercidad

cesarwong25 de Marzo de 2013

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Discapacidad y atención a la diversidad: un desafío a la ciencia

Resumen

La visión contemporánea sobre el problema de la Discapacidad, ha ido evolucionando a pasos agigantados. Asimismo la ciencia, cualesquiera que sea la esfera científica, asume la responsabilidad social que implica su tratamiento desde el enfoque humanista que demanda la época. Sin embargo, para que las estrategias que se implementen en este sentido, resulten verdaderamente desarrolladoras, se impone que su abordaje sea multi, inter y transdisciplinaria.

Introducción

La naturaleza, se niega a concederle el don de la perfección a la especie humana; pero el intento por alcanzarla, sí es patrimonio del homo sapiens. Cuando en pleno siglo XXI, algunos no tan homos - y mucho menos sapiens – optan por eliminar al deficiente, y ahorrarse así las diferencias; otros, por suerte la mayoría, optamos por salvar al deficiente y eliminar las diferencias.

Se trata entonces, de apostar por el mejoramiento humano y profesional, que nos permita asumir una adecuada atención a la diversidad, poniendo la ciencia, incluyendo a las ciencias pedagógicas, en función de garantizar la calidad de vida de todos los miembros de nuestra sociedad, sin distinción de raza, religión, sexo, edad, y por supuesto, sin distinción de la condición de salud.

Dos de los indicadores más importantes establecidos por la Organización de Naciones Unidas (ONU), para determinar los niveles de desarrollo alcanzados por una nación, lo constituyen el índice de mortalidad infantil; así como la salud y la educación que determinada sociedad puede asegurar a toda su población, especialmente a su infancia.

Cuba, a pesar de ser un país en vías de desarrollo y de las dificilísimas condiciones económicas en que se encuentra desde hace mucho más de cuatro décadas; figura entre los países que exhiben mejores resultados en ambas esferas. Esto denota la prioridad que nuestro estado le confiere a salud y educación de nuestros niños; premisa indispensable para el desarrollo de cualquier ciencia en la actualidad: la voluntad política.

Nos cabe todo el orgullo de mostrar al mundo, los índices cada vez más bajos de mortalidad infantil; sin embargo, no escapamos de una encrucijada: mientras más bajos son los índices de mortalidad, más altos suelen ser los de morbilidad; pues se incrementa el grado de supervivencia de los niños con trastornos del neurodesarrollo o de alto riesgo, tanto biológico, como social. O sea, que a pesar de los tremendos esfuerzos que las ciencias médicas despliegan en virtud de salvar la vida y garantizar la salud de nuestros niños; lo cierto es que al mundo siguen, y seguirán llegando, seres no tan sanos y fuertes como el que esperábamos, pero tan seres humanos como el más perfectamente dotado. He aquí uno de los problemas sociales; que desafía el quehacer científico y tecnológico, de todas aquellas disciplinas científicas cuyo objeto esté vinculado directamente a la promoción de salud y educación para la salud; lo cual atañe directamente a las ciencias de la Actividad Física.

Desarrollo

El impacto social de la ciencia y la tecnología engendrada a su vez por ésta; no ha alcanzado límites, lo que genera una interacción directamente proporcional entre ambas, dando lugar a diversas situaciones problémicas de toda índole: económica, social, educacional, etc.; que no pocas veces se entrecruzan entre ellas y cada vez más; unas encuentran respuestas a sus interrogantes científicas, en el campo de otras.

Durante el proceso de desarrollo de cada ciencia, tiene lugar la estructuración y definición precisa de su objeto de estudio; pero al mismo tiempo, las investigaciones científicas -motores impulsores del desarrollo científico-, cada vez más abarcadoras, incrementan las relaciones con otras disciplinas científicas. Quizás este irrefutable hecho, llevó al Dr. Agustín Lage Dávila a concluir que: “el conocimiento es importante, pero sus funciones han cambiado porque la velocidad de generación es mayor que la de difusión. Avanza más, no quien tenga mayores conocimientos, sino quien mejor los combine”(1).

Discapacidad: evolución histórica y visión actual

La atención a las personas con discapacidad, ha transitado uno de los caminos más escabrosos y crueles, de toda la historia de la humanidad. Así por ejemplo, en la comunidad primitiva, el individuo que no estaba apto para participar en la búsqueda de alimentos, o que era incapaz de adaptarse a las difíciles condiciones de vida existentes, estaba condenado a perecer; si es que antes no era eliminado. El nivel de las fuerzas productivas era tan bajo, que no se contaba con productos excedentes, que pudieran garantizar la supervivencia de aquellos que no participaran en el proceso de producción.

Las investigaciones antropométricas, han demostrado que en la antigua Grecia, específicamente en Esparta; la matanza de niños estaba relacionada directamente, con aquellos infantes en los que se hacía evidente alguna deformidad física, particularmente, si ésta era muy marcada.

Las palabras del filósofo romano Lucio Anneo Seneca, citadas por Ligia Trujillo y col. (1984) delatan la crueldad de aquella época: “Matamos a los seres deformes y ahogamos a aquellos niños que nacen enfermizos, débiles y deformados. No actuamos así por ira o por enfado, sino guiándonos por los principios del raciocinio: separar lo defectuoso de lo saludable”. (2)

A medida que las fuerzas productivas se fueron perfeccionando y con ello, mejorando las condiciones socioeconómicas; los médicos, pedagogos y filósofos de ideas más progresistas, lideraron las investigaciones científicas pioneras con respecto a la discapacidad y a las posibilidades de desarrollo educacional y social de las personas que la portaban. Aparecen las primeras iniciativas de enseñanza individual a los niños con anomalías en el desarrollo.

A finales del siglo XVIII en algunos países, fundamentalmente de Europa, se comenzaron a educar los niños con déficits físicos, psíquicos y sensoriales, en las llamadas “Casas de Beneficencia”. Posteriormente, ya en el siglo XIX, cuando las ciencias médicas empezaron a profundizar en el estudio los trastornos del desarrollo y poco a poco, se comenzó a comprender la esencia de los mismos; las ciencias psicológicas y pedagógicas, retroalimentándose de las primeras, y por tanto, con un enfoque predominantemente clínico, que hacía hincapié casi absoluto en el “defecto”, comenzaron a profundizar en el desarrollo de la personalidad de estos niños y aparecen las primeras instituciones, donde fueron educados por separado, según el carácter del defecto. Así, surgen las primeras instituciones especiales para niños sordos y ciegos; y más tarde, las instituciones para niños con retraso mental.

El siglo XX, es también llamado “el siglo de las luces”. Realmente, el esplendor económico; trajo consigo el esplendor social, e iluminó el desarrollo científico. La tecnología se vistió de gala y entre las ciencias más beneficiadas, se encontraron las ciencias médicas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en la década del 50, elabora la primera Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas relacionados con la Salud (CIE). Dado el vertiginoso desarrollo científico – técnico, en el campo de las ciencias básicas y preclínicas; así como de las especialidades médicas propiamente dichas, en 1989, se revisa y elabora la 10ma edición de esta clasificación (CIE-10), todavía con vigencia. Estudios realizados por el Observatorio de la Discapacidad del IMSERSO (Instituto de Migraciones y Servicios Sociales, España), exponen, según refiere Herrera, S. (2003), que entre los aportes más significativos de la CIE-10, figuran:

• Los profesionales de la salud cuentan con múltiples herramientas diagnósticas que facilitan la identificación de las diferentes enfermedades y síndromes.

• Un lenguaje común.

• Bases científicas precisas, fiables y aplicables transculturalmente.

• La transferencia y comparación de información de salud.

• Aportar sistemas de codificación/registro.

• Promueve la investigación.

Sin embargo, la consideración de diagnóstico es importante, pero insuficiente para abarcar los elementos esenciales del concepto salud, pues:

• No permitía realizar estimaciones sobre la utilización de los servicios de salud, los progresos del paciente o su posterior rendimiento laboral.

• Etiquetaba a los pacientes, con un código representativo para cada enfermedad.

• No evalúa las repercusiones de las enfermedades sobre el individuo (Discapacidad).

La OMS define a la Salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedad. De esta manera, deviene entonces, imperiosa necesidad el hecho de poseer una clasificación que tenga en cuenta la repercusión de las enfermedades, en el funcionamiento personal y social del individuo. Nace en 1980, la CIDDM. Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías. Entre sus aportes más significativos, se enmarcan:

• Intento por subsanar las deficiencias de la CIE-10 y contar con un sistema, para evaluar las repercusiones de la enfermedad y la Discapacidad.

• Modificó la política social. Cambios en la visión de las posibilidades de integración en el mundo escolar, laboral y de relación social.

En este sentido, define:

• Deficiencia: Toda pérdida o anormalidad de una estructura o función psicológica, fisiológica o anatómica.

• Discapacidad: Toda

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