EDUCACION COMPARADA
MICHELITAYLIOBER1 de Junio de 2014
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EDUCACIÓN COMPARADA
Cada país desarrolla sus propios sistemas de educación. A nivel mundial, los sistemas de educación tienden ha compartir ciertas características comunes, pero también mantienen características propias que los diferencian de otros sistemas. Teóricamente, se pretende que cada país proporcione una educación acorde con las realidades propias de ese país. Qué hace que un sistema educativo sea exitoso, cuáles sistemas son de calidad, bajo que criterios se determina la eficiencia o ineficiencia de un sistema educativo. Son preguntas que en ocasiones son contestadas bajo juicios de valor y no de razón. Por este motivo este curso pretende analizar los sistemas de educación de diferentes países bajo una perspectiva comparativa, fundamentada en aspectos teóricos como herramienta básica para la formulación de juicios, críticas y pensamientos sobre los sistemas de educación de los diferentes países que se analizarán durante el curso.
Bajo esta perspectiva el curso se divide en dos partes fundamentales: la primera parte centrada principalmente en los aspectos teóricos básicos que permitan al alumno conocer las principales variables a analizar de los sistemas de educación superior. La segunda parte basada en el análisis de sistemas de educación de diferentes países, tratando que el alumno logre conformar una visión general de la educación a nivel internacional.
De acuerdo con Schriewer (1989: 416), la educación comparada comprende tanto un marco conceptual y metodológico como un trabajo de análisis sociohistórico. Por lo quesiguiendo la tesis de este autor encontramos que: todos los ámbitos de estudio en el marco de una designación común (p. ej., educación), abarcan tipos divergentes de teorías (unas científicas, otras de reflexión) que se relacionan con orientaciones funcionales y la definición concomitante de problemas de diferentes subsistemas de la sociedad.
Si bien el tema de investigación comparativa en educación ha dado lugar a una amplia variedad de trabajos tanto de reflexión teórica como de reportes de resultados de trabajos nacionales e internacionales, es importante señalar que este Seminario no busca la aplicación de modelos normativos considerados como ortodoxos, ni de enfoques institucionalistas. Para efectos del presente seminario, nos proponemos situar la educación comparada como un programa de búsqueda y construcción de saberes educativos en el que, sin obviar la complejidad de los problemas de construcción teórica, epistémica y metodológica, se proporcione una estructura propia para la organización y desarrollo de líneas de investigación.
Considerando lo anterior, al referirnos a la construcción sociohistórico del campo educativo, nos interesa enfatizar el ámbito de la formación como espacio de problemas y teorizaciones. Así, tomamos como punto de partida el desarrollo de tres referentes básicos: a) la educación comparada como horizonte de lectura, análisis y construcción; b) el método comparativo en los procesos educativos; y, c) los usos de la comparación en la investigación educativa contemporánea, ubicando sus fundamentos teóricos, epistémicos e históricos.El problema de la comparación no ha sido un asunto ajeno a la constitución de los saberes modernos (ciencias y disciplinas). Ya hacia finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX comenzó a tomar forma el proyecto de una ciencia moderna, en cuya base estaba la comparación como ejercicio de conceptualización y como metodología. A la revaloración de lo empírico, se le sumó entonces la comparación como ejercicio cognoscitivo que permitía ampliar aquello que simplemente mostraban los datos —el experimento, la empírica— y abrirse también a un trabajo de elaboración y procesamiento conceptual. Ejemplos de comparación fueron muchos tanto en las ciencias naturales como en las ciencias sociales y humanas: anatomía comparada, geomorfología comparada, ciencia comparada del lenguaje, del derecho, de la religión, de los sistemas políticos, entre otros. A ello no estuvo ajena la pedagogía o ciencia de la educación. Desde sus inicios, como campo académico y disciplinar, la pedagogía o ciencia de la educación vio nacer en su interior varios esfuerzos por una pedagogía comparada, con los que se buscaba, además, darle una constitución a este campo de indagación y reflexión como una “ciencia” positiva y práctica que debía proveer las herramientas básicas para cualquier reforma educativa. Los defensores de esta pedagogía comparada positivista partían del supuesto de que existían lecciones prácticas que podían aprenderse de los sistemas educativos extranjeros —hegemónicos— y que para ello era necesario un previo ejercicio riguroso de comparación. Estos pioneros de lapedagogía comparada, en gran parte de los casos designados por sus propios gobiernos para velar por el desarrollo de sus propios sistemas educativos, tenían una concepción lineal del tiempo y, por tanto, creían en el progreso y en la evolución, en este caso, de los sistemas educativos —extranjeros y hegemónicos—. Por lo tanto, su optimismo se basaba en que con la transferencia educativa —sobre todo de aquellos países considerados como desarrollados— iban a evitar, por un lado, los errores cometidos por éstos y otros países y aprovechar —por no decir copiar—, por otro lado, sus aciertos de cara a la conformación de un sistema educativo ideal.
Hasta no hace mucho, la pedagogía comparada seguía trabajando con una concepción harto ingenua —eurocentrada— de lo que suponen los procesos de desplazamiento de un contexto a otro de las prácticas, ideas o políticas educativas que, en su generalidad, tenía en la base de la problemática el asunto de la copia y el original. Tradicionalmente, la transferencia educativa respondía al siguiente modelo: 1. se identificaba un problema local; 2. se buscaba una solución al problema en otros sistemas educativos; 3. una tecnología social que había funcionado (o que se creía que había funcionado) era adaptada al nuevo contexto y luego implementada. 4. Estos procesos se daban en orden cronológico. Por lo tanto, se suponía que las mejoras educativas eran susceptibles de ser transportadas de un país a otro y que los ejercicios de comparación iban a permitir sentar las bases para copiar de otro lugar aquello que se consideraba como bueno yútil. La mayoría de las discusiones sobre el préstamo educativo se circunscribían a una indagación sobre qué tan buena o mala había sido la copia de ese original. Se tenía la ingenua idea de que eso que era apropiado en el proceso de transferencia no pasaba por ningún proceso de transformación.
Superado el asunto de la copia y el original, lo que interesa ahora para una pedagogía comparada son los procesos de apropiación, en donde lo tomado es transformado y pasa a constituirse en un algo otro. De allí la necesidad de pensar y reconsiderar los procesos de importación de instituciones, prácticas e ideas específicas en contextos y dinámicas particulares de apropiación que suponen procesos de des-localización y re-localización. Con lo anterior se plantea que el contexto de apropiación tiene su propia identidad y se ha de describir, más bien, como una periferia activa (active periphery). De allí que la capacidad de los sujetos Latinoamericanos par inventar y proyectar, para leer e interpretar a su propia manera lo que llega debería proveer la base para una modernidad latinoamericana distintiva. Ahora, para una pedagogía comparada, se trata de entender la transferencia educativa en términos de una “práctica cultural selectiva”, en la que el problema de la “copia” debe ser algo superado y entendido, precisamente, en términos de apropiación (toma o préstamo, innovación, transformación, etc.).
Naturaleza y alcances de la educación comparada.
Definiciones
Kandel afirmó que “el fin de la educación comparada,
como el del derecho, la literatura o la anatomía comparadas,
es el de descubrir las diferencias en las fuerzas
y causas que producen diferencias en los sistemas
educativos”. Su mayor valor consiste –según Kandeen
el análisis de las causas que determinan el desarrollo de
los sistemas, en la comparación de las diferencias entre
los distintos sistemas, en los motivos subyacentes y, por
último, en el estudio de las soluciones intentadas.
Kandel señala que la comparación exige, en primer
lugar, la apreciación de las fuerzas intangibles, impalpables
–espirituales y culturales– que sirven de fundamento
al sistema educativo. Y, siguiendo tales ideas señala
que un sistema educativo está sobretodo influido, y
su naturaleza en gran medida determinada, por factores
y fuerzas extraños a la escuela. “La naturaleza de esos
factores y fuerzas debe ser estudiada, a fin de que se
comprendan las características de un sistema educativo,
tal como existe y a medida que va evolucionando”.
La tarea de la educación comparada consiste en el examen
del significado de la educación general, elemental
y secundaria, la luz de las fuerzas –políticas, sociales,
naturales– que determinan el carácter de los sistemas
nacionales de educación.
Los problemas y propósitos de la educación, afirma Kandel,
han llegado a ser similares, en cierto modo, en los
distintos países; las soluciones están influidas por diferencias
de tradición y de cultura, peculiares a cada una
de ellas. Para comprender y apreciar el verdadero sentido
del sistema
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