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EL APRENDIZAJE CIUDADANO


Enviado por   •  16 de Febrero de 2016  •  Reseñas  •  2.197 Palabras (9 Páginas)  •  252 Visitas

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EL APRENDIZAJE CIUDADANO

La educación debe contribuir a la autoformación de la persona (aprender y asumir la condición humana, aprender a vivir) y a que aprenda a convertirse en un ciudadano.

Un ciudadano, en una democracia, se define por su solidaridad y su responsabilidad respecto de su patria. Esto supone que tiene arraigada su identidad nacional.

Pero, ¿qué es una patria? ¿Qué es una nación?

EL Estado- Nación

La formidable realidad del Estado-Nación que hace dos siglos era todavía minoritaria, sigue siendo algo en lo que se piensa poco.

La sociología se ocupa de la categorización de las sociedades (tradicional industrial, post-industrial) pero ignora la naturaleza de estas sociedades.

Una de las mayores dificultades para pensar el Estado-Nación reside en su carácter complejo. En efecto, el Estado -Nación, acabado es un ser al mismo tiempo territorial, político, social, cultural, histórico, mítico y religioso.

Comunidad / Sociedad

El Estado-Nación es una sociedad territorialmente organizada.

Una sociedad de este tipo es compleja a causa de su doble naturaleza, en la que no sólo es necesario oponer, sino fundamentalmente asociar, la noción de gemeineschaft o "comunidad" y la de gesselschaft o "sociedad".

 La nación es una sociedad en sus relaciones de interés, de competencias, de rivalidades, de ambiciones, de conflictos sociales y políticos.

Pero también es una comunidad de identidades, una comunidad de actitudes y una comunidad de reacciones frente al extranjero y, sobre todo, al enemigo.

LA COMUNIDAD DE DESTINO

La comunidad tiene carácter cultural/histórico. Es cultural por sus valores, costumbres, ritos, normas, creencias comunes, es histórica por los avatares y pruebas sufridas a lo largo del tiempo. Según la expresión de Otto Bauer, es una

comunidad de destino.

Este destino común es memorizado, conmemorado, transmitido de generación en generación por la familia, los cantos, la música, los bailes, las poesías y los libros, luego por la escuela, que integra el pasado nacional al pensamiento de los niños en el que resucitan los sufrimientos, los duelos, las victorias, las glorias de la historia nacional, los martirios y hazañas de los héroes. De este modo, la identificación de uno con el pasado vuelve presente la comunidad de destino.

LA ENTIDAD MITOLÓGICA

La comunidad de destino es mucho más profunda si está consolidada por una fraternidad mitológica. En efecto, el Estado-Nación es una patria, una entidad consustancialmente maternal/paternal, que contiene en su femenino lo masculino de la paternidad.

De manera que la Nación, de sustancia femenina, conlleva en sí misma las cualidades de la Tierra-Madre (Madre Patria), del Hogar (home, Heimat), y provoca, en los momentos comunitarios, los sentimientos de amor que sentimos naturalmente por nuestra madre. En cuanto al Estado, es de sustancia paterna. Dispone de la autoridad absoluta e incondicional del padre-patriarca al que se debe obediencia.

La relación matra-patriótica en el Estado-Nación provoca el sentimiento de fraternidad mítica de los "hijos de la patria" frente al enemigo.

El mito nacional es bipolar. En el primer polo está el carácter espiritual de la fraternidad entre "hijos de la patria". En el segundo polo, la fraternidad mitológica

aparece como una fraternidad biológica, que une entre sí a dos seres de la misma sangre, lo que tiende a provocar el mito secundario (y biológicamente erróneo) de la "raza" común.

LA "RELIGIÓN" NACIONAL

La mitología matra-patriótica promueve una verdadera religión del Estado-Nación que conlleva ceremonias de exaltación, objetos sagrados (bandera, monumento a los muertos), culto de adoración a la Madre-Patria, cultos personalizados a los héroes y mártires. Como toda religión, se nutre del amor que, a su vez, es capaz de inspirar fanatismo y odio.

El Estado-Nación se arraiga en la roca material de la tierra que subyace y constituye su territorio y, al mismo tiempo, encuentra su roca mitológica, la de la Tierra-Madre, de la Madre-Patria. Existe como una rotación ininterrumpida de lo geo-físico a lo mitológico y, al mismo tiempo, de lo político a lo cultural y religioso. El mito no es la superestructura de la nación: es lo que genera la solidaridad y la comunidad; es el cimiento que toda sociedad necesita y, en la sociedad

compleja, es el único antídoto para la atomización individual y para el derrumbe destructor de los conflictos.

HACIA LA "SUPERACIÓN"

Todo nos indica hoy que el poder absoluto del Estado-Nación podría y debería ser superado. En primer término, en el marco interno de la nación, el Estado tiende a volverse demasiado abstracto y homogeneizador a causa de su propio desarrollo técnico y burocrático.

Al mismo tiempo, sería necesario que los fundamentos mitológicos/

religiosos de la nación, su carácter matro-patriótico, se extendieran no sólo a escala de nuestro continente ya marcado por la civilización que ha creado y por una comunidad de destino cada vez más evidente, sino también al conjunto de un planeta que ahora se reconoce como una sola casa, para la especie humana y que está amenazado por el mayor de los peligros, por la propia especie humana. Como la comunidad nacional, la comunidad planetaria tiene su enemigo, pero la diferencia radical es que el enemigo está más en nosotros mismos y que es difícil reconocerlo y enfrentarlo. Todo esto es lo que hace que estemos recién en los balbuceos de estas tomas de conciencia y de estas nuevas solidaridades.

LA IDENTIDAD EUROPEA

Habría que mostrar que a través de la Europa de las guerras se desarrolla y se propaga una cultura europea, basada no en un modelo, sino en el despertar de la problematización, operada por el retorno a

las fuentes griegas, y que permite el despertar de la filosofía y el surgimiento de la ciencia: al mismo tiempo, esta cultura se basa en una dialógica (relación al mismo tiempo antagónica y complementaria) entre religión y fe, por una parte, y razón y duda, por otra. De ahí podría deducirse el surgimiento de una cultura científica, técnica, ideológica en la que emergió una concepción humanista y emancipadora del ser humano, en contradicción, por otra parte, con la formidable opresión dominadora que Europa hacía sufrir al resto del

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