EL PAPEL DEL TUTOR EN EL APRENDIZAJE VIRTUAL

EL PAPEL DEL TUTOR EN EL APRENDIZAJE VIRTUAL

Es claro que las Tecnologías de la información y comunicación (TIC) cada vez se aplican más en la cotidianidad de las personas, asumiendo con naturalidad que están ahí y resultando imprescindibles si faltan. La educación es una de las áreas en las que se están insertando donde las posibilidades que estas tecnologías proporcionan pueden favorecer la introducción de aspectos innovadores en la enseñanza y el aprendizaje, dejando, como indica el autor “que los ordenadores hagan el trabajo sucio”.

Sin embargo todas las ventajas que podemos obtener de las TIC se ven condicionadas siempre y en última instancia al uso que las personas, tanto profesores como alumnos hagan de las mismas. Estoy totalmente de acuerdo con el autor del artículo en el sistema deficiente de enseñanza que impera en este país, pero ¿qué podemos hacer para resolver el mismo? Es evidente que se necesitan muchos años y una voluntad férrea para cambiar el modelo educativo que tenemos implantado, sin contar con la resistencia que inevitablemente opondrán tanto profesores y alumnos. ¿Es por tanto la enseñanza virtual una forma de corregir nuestros errores, consiguiendo una enseñanza de calidad donde se prime el esfuerzo del alumno, el hacerse preguntas, el saber utilizar los datos que se aprenden, el no memorizar sin orden ni concierto? Aunque se puede teorizar mucho sobre el tema mi opinión es que todo se reduce al tutor/profesor que imparta la clase, bien sea a través de medios virtuales bien sea presencialmente. Los objetivos en ambos casos deberían ser los mismos: poner en común ideas, compartir, reflexionar, desarrollar trabajos en grupos, mientras se recibe por parte de tutor sugerencias y orientaciones al respecto. La enseñanza a distancia se ve dificultada además por unos contenidos que en la mayor parte de las veces suelen ser sencillos e insuficientes y por una interfaz totalmente desaprovechada.

Mi experiencia en el aprendizaje virtual coincide plenamente con la reflejada en el artículo: el tutor se limitaba a enviar correos electrónicos o realizar llamadas con regularidad pidiendo que los alumnos participen o terminen un tema pendiente o cubran un cuestionario. Si, existían chat, biblioteca, cafetería virtual etc pero en toda la duración del curso apenas si accedí a la misma una o dos veces.

La motivación del alumno a la hora de realizar el curso resulta fundamental. Yo he realizado diversos cursos online inducida por la necesidad de aprender sobre un tema concreto aplicable en el ámbito laboral y en el que me percato que tengo deficiencias, para acabar en la mayor parte de las veces desencantada con los contenidos que normalmente son un recopilatorio general de información. La experiencia del tutor y saber transmitir la misma resulta clave.

Haciendo una reflexión al respecto sobre mi propia experiencia en el ámbito académico me doy cuenta de la cantidad de información que he recibido a lo largo de mi educación y que ya no recuerdo. Nunca se me ha dado bien memorizar datos sin ver la aplicación práctica de los mismos y en el día a día en el desempeño de mi trabajo me acuerdo de los profesores. Cuantas veces no he dicho u oído decir a mis compañeros

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