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EL QUEHACER DOCENTE, ¿UNA LABOR MULTIDIMENSIONAL?


Enviado por   •  5 de Noviembre de 2015  •  Ensayos  •  1.540 Palabras (7 Páginas)  •  166 Visitas

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EL QUEHACER DOCENTE, ¿UNA LABOR MULTIDIMENSIONAL?

La práctica docente concibe todas las acciones y/o actividades que realiza el profesor dentro del aula; con la intención de abordar los contenidos que se encuentran comprendidos dentro del currículum de la educación. Como esta acción se realiza en un tiempo, espacio y con un grupo de alumnos con ciertas características, fortalezas y debilidades, dicha práctica retoma un sentido único e irrepetible.

Con esto cabe resaltar que cada profesor le imprime a su labor diario una forma distinta de proceder, metodologías distintas, formas de interacción disimiles que quedan sujetas a la combinación de las distintas relaciones que se suscitan en su entorno de trabajo. Por esta razón se logra entender a la práctica docente como una profesión multidimensional, que conjunta diversos aspectos para procrear su función como un personaje de gestión e intervención pedagógica.

Dicha perspectiva multidimensional dimana de la concepción técnica del rol del profesor, ya que su trabajo está situado en el punto en que se encuentran el sistema escolar (con una oferta curricular y organizativa determinada), y los grupos sociales particulares, por lo que su función es “mediar el encuentro entre el proyecto político educativo, estructurado como oferta educativa, y sus destinatarios, en una labor que se realiza cara a cara” (Fierro, Fortoul & Rosas, 1999).

Sin embargo no se trata únicamente de mediar, sino de saber cómo proceder ante las diferentes situaciones que se presentan tanto dentro como fuera del aula, tomando en cuenta todas las interacciones tanto positivas como negativas que se producen en las áreas tanto de orden interno como externo en cada institución educativa. Habiendo mencionado lo anterior, se partirá a explicación sobre las diferentes dimensiones que determinan el vínculo pedagógico entre el profesor y su labor, comenzando por aquella que define en gran parte su quehacer cotidiano en el aula: la dimensión personal.

En primer punto es necesario comprender que “El profesor ante todo es un ser humano, por tanto la práctica docente, es una práctica humana” ((Fierro, Fortoul & Rosas, 1999). Con esto es entendible que cada docente le adhiere un significado distinto a su profesión, tiene aspiraciones, ideales; una historia y experiencia personal que le caracteriza y que por nada del mundo se ha de igualar a la de los demás, lo que define en gran parte el compromiso con la profesión.

Ese compromiso de que los estudiantes aprendan, mas allá de lo que se exige en la escuela o en los programas, ya que eso es verdaderamente lo que impulsa el cambio, los verdaderos maestros que muestran entusiasmo y que se proponen objetivos claros en pro del desarrollo educativo de su institución, de su comunidad, de sus alumnos. Cabe resaltar que lo personal se transgrede ante un sentido institucional, de pertenencia hacia el sector educativo, hacia una organización que en la cual el docente comparte propósitos, reglamentos y normatividades.

He aquí donde incide la dimensión institucional, que en este caso es la escuela, donde los profesores deben responder con un perfil académico que respalde su trabajo, conociendo a profundidad sus planes y programas para establecer objetivos educativos alcanzables, que fundamenten las actividades que planean y realizan día con día. También otra pauta importante dentro de lo institucional se estandariza en las fortalezas o debilidades que como institución se tiene, ya que el personaje del profesor pasa a ser parte de un entramado complejo que requiere del trabajo colaborativo, cooperativo y en equipo.

Donde es fundamental tener apertura, un liderazgo basado en una organización democrática y sistemática, con la intención de subliminar formas de trabajo o actitudes que no favorezcan el desarrollo y la consecución de los objetivos que como escuela se plantea. Pero a la vez este aspecto institucional abarca otra dimensión esencial dentro de la práctica docente, como bien se menciona en las líneas anteriores,  siendo conscientes que dentro de lo institucional es esencial crear buenos vínculos con los colegas, los alumnos, los padres de  familia, las autoridades internas o externas, en fin, con todos.

Así pues, el espacio educativo supone también una diversa y compleja trama de relaciones entre personas, siendo “la relación educativa con los alumnos el vínculo fundamental alrededor del cual se establecen otros vínculos con otras personas: los padres de familia, los demás maestros, las autoridades escolares, la comunidad” (Delgado, N; 1991). En principio la relaciones se establecen con el conocimiento ya que el profesor debe apropiarse de él, entenderlo para tener la competencia de saber enseñarlo a los alumnos.

En este aspecto también se retoma a la vinculación entre docente- alumno, comprendiendo que el profesor no se basara únicamente en transmitir conocimientos, sino que también es necesario que se interese en conocer a su grupo, en estudiar las capacidades o las debilidades que cada poseen los estudiantes, con aquello de poder retomar estos puntos a favor del aprendizaje.

Del mismo modo se forjan vínculos con los padres, con el afán de que estos apoyen y al mismo tiempo refuercen el proceso de aprendizaje de sus hijos en sus hogares, quienes a su vez desempeñan cargos dentro de organizaciones internas de la escuela, tales como la Asociación de Padres de Familia o los CEPS, con lo que el establecimiento de una comunicación efectiva se convierte aún más en un punto fundamental que puede lograr e incentivar no solo los índices de aprendizaje de los estudiantes, sino también la mejora dentro de la gestión y la participación en la escuela.

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