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ESTRATEGIA METODOLÓGICA PARA EL DIAGNÓSTICO DE HABILIDADES PEDAGÓGICAS PROFESIONALES EN LOS ESTUDIANTES DEL PROGRAMA NACIONAL DE FORMACIÓN DE EDUCADORES DE LA ALDEA UNIVERSITARIA, "DIONISIO LÓPEZ ORIHUELA", MUNICIPIO TUCUPITA ESTADO DELTA AMACURO

palel200029 de Octubre de 2013

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RESUMEN

El diagnóstico de habilidades pedagógicas profesionales constituye una prioridad para conducir el nuevo sistema educativo bolivariano en los profesores de la misión sucre del Programa Nacional de Formación de Educadores del estado Delta Amacuro específicamente en la aldea universitaria Dionisio López Orihuela; el objetivo de la investigación está dirigido a diseñar una estrategia metodológica para el diagnóstico de habilidades pedagógicas profesionales en los estudiantes del Programa Nacional de Formación de Educadores: siendo los métodos utilizados en la investigación los del nivel teórico, empíricos y estadístico, los cuales posibilitaron el procesamiento e interpretación de los datos, y la obtención de los resultados para dar solución al problema científico. Se utilizó una población de 20 profesores y 50 estudiantes. La importancia de esta tesis radica en que se establecen acciones que permitan el diagnóstico efectivo de las habilidades pedagógicas profesionales y su consecuente mejoramiento en la actividad docente en todos los programas de la Misión Sucre.

INTRODUCCIÓN

El perfeccionamiento de la dirección y la organización del proceso de enseñanza aprendizaje, lleva implícito que se tomen en cuenta las posibilidades de los estudiantes de acuerdo con el nivel de logros alcanzados y a partir de allí configurar una enseñanza que estimule el potencial de desarrollo. El diagnóstico fino de cada estudiante hecho por el profesor, el cual le permitirá guiar con mayor acierto el proceso de enseñanza educativo; al contar con el nivel real del desarrollo que éstos van alcanzando en el proceso, como base para estimular las potencialidades del mismo.

En cuanto al estudiante, existe la necesidad de potenciar su auto transformación desde una perspectiva pedagógica que considere no sólo las relaciones externas, sino también las relaciones contradictorias, de la persona consigo misma y con su entorno, de modo tal que en la medida en que estas constantes contradicciones puedan irse resolviendo mediante el uso de vías y métodos que consideren el entorno sociocultural universal con una significación ética, el estudiante vaya consolidando la unidad de sus potencialidades y las exigencias socioculturales de la sociedad actual.

Para Ferry (1997) formarse es aprender a movilizarse, a utilizar todos los recursos para resolver un problema, abordar situaciones imprevistas y cooperar. La formación, desde su visión, puede ser explicada como un proceso de desarrollo individual tendiente a adquirir o perfeccionar capacidades que incluyen además, la acción reflexiva-participativa consciente del que se forma sobre la situación o sobre el contexto en el que se desempeña; supone la búsqueda o construcción del sentido de lo que se aprende.

Sin embargo, generalmente, cuando se habla de formación se concibe un sistema de influencias externas, más es necesario entender la misma como un proceso de “desarrollo interior asumido conscientemente” (Flores, 1999, p. 23), concepción que apunta necesariamente hacia la auto-transformación del propio sujeto educativo.

Se asume el concepto de formación integral como: “el proceso mediante el cual el estudiante aprende a conocerse a sí mismo y al mundo que le rodea, a transformar ese mundo y lograr su propia autoformación en las diferentes esferas y contextos de actuación manifestada en una adecuada coherencia entre el sentir, el pensar y el actuar “(Torres, 2006, p. 34). En esencia este concepto apunta directamente a la auto transformación por parte del estudiante.

El proceso docente-educativo posee potencialidades ilimitadas para que el estudiante despliegue todas sus capacidades, ya que no es sólo el aprendizaje de una determinada ciencia la que lo desarrolla, también ocupan lugares determinantes en este sentido la comunicación profesor-estudiante y entre ellos mismos, cuestión que les permite adquirir una experiencia de convivencia, colaboración, respeto mutuo y muchos otros valores que enriquecen la dimensión axiológica del proceso formativo; sin embargo, no todo proceso docente-educativo se desarrolla con efectividad en la dirección apuntada, para ello debe cumplir, entre otros, los requisitos siguientes:

1) Poner en el centro del proceso al estudiante como sujeto que no sólo debe aportar a su formación, sino a la erradicación de sus aspectos negativos.

2) Lograr que los profesores y los estudiantes acepten que el proceso de enseñanza-aprendizaje puede ser un medio efectivo para su formación y autotransformación, no sólo como profesionales, sino como seres humanos en general.

3) Conjugar adecuadamente lo social y lo personal, lo grupal y lo individual.

4) Lograr una adecuada comunicación docente-estudiante, estudiante-estudiante que permita la reflexión y autorreflexión y enriquecimiento constantes.

5) Proporcionar a los estudiantes los medios para hacerse conscientes de sus propias características y de las de sus compañeros y profesores.

6) Hacer uso del contenido disciplinar para el desarrollo de habilidades de razonamiento, de acuerdo con los límites y alcance de la materia en cuestión, que puedan transferirse a otras tareas personales y sociales.

En correspondencia con lo expresado, es evidente la participación activa y consciente del estudiante en su propio desarrollo como ser humano y como futuro profesional; por ello, es preciso realizar diagnósticos del quehacer educativo del mismo, con el objeto de modificar su actuación en la construcción de su aprendizaje.

En la actualidad, hablar de diagnóstico es hablar de calidad educativa correspondiendo a un momento histórico concreto, a un proceso social, político, económico y cultural de un país ,donde el aprendizaje no debe verse como la medición de cantidad de conocimientos, sino que es necesario valorar los procesos que se dan en el acto educativo, en éste caso no sólo lo instructivo sino también el desarrollo de habilidades, capacidades, motivaciones, sentimientos que se generan en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

El trabajo del profesor, basado en los resultados de un diagnóstico fino, asegura conocer de antemano la causa o posible causa del actuar, en una determinada situación de cualquier estudiante. En tal sentido el perfeccionamiento del desempeño profesional del docente y su actualización, es una necesidad que implica nuevas formas de interacción de las diferentes instancias que inciden en la calidad de la educación.

En las actuales transformaciones de la educación superior, se realza la necesidad de su preparación científico pedagógico para dotarlos de métodos y herramientas que le permitan conocer como piensa y vive cada estudiante.

A pesar de los avances educacionales y nuevas políticas educativas, en Venezuela aún se muestran dificultades en las universidades.

Algunos docentes identifican el diagnóstico como forma de evaluación mediante pruebas de conocimientos (lo centran en lo instructivo), o lo consideran como resultados y aplicación de un instrumento o en otros casos, se centran en diagnosticar dificultades y no potencialidades (Zilberstein, 1998), asumiendo que el desarrollo es producto de la actividad y la comunicación en un medio socio- histórico cultural, en el que sin desconocer lo biológico, la interacción social es la determinante.

Todo diagnóstico debe permitir un desarrollo eficiente de la clase, como la célula básica del trabajo de la universidad, ya que es la misma la que garantiza el éxito de todo proceso educativo con los estudiantes.

El diagnóstico debe ser integral, incluir a los estudiantes, maestros, la institución escolar, la familia y la comunidad, teniendo en cuenta el contexto socio cultural en que se desarrolla la educación en su sentido amplio.

El diagnóstico debe constituir un proceso evaluador de los resultados, a la vez que pronostica la zona de desarrollo próximo.

Diagnosticar la zona de desarrollo próximo, permite diseñar las influencias educativas que se pueda planificar y diseñar en el trabajo de las asignaturas docentes, y de toda la vida escolar a partir de lo que el estudiante podrá llegar a hacer por sí solo teniendo en cuenta la ayuda de los otros.

El proceso de enseñanza-aprendizaje es desarrollador siempre que se integren las funciones instructivas, educativas y desarrolladoras, para lo cual debe centrarse en la dirección científica en la actividad de los estudiantes, teniendo en cuenta el diagnóstico del nivel de desarrollo alcanzado y sus potencialidades para lograrlo, según Vigotsky (1989); se hace mediante procesos de socialización y comunicación se propicie la independencia cognoscitiva y la apropiación del contenido de enseñanza; que contribuya a la formación de un pensamiento reflexivo y creativo, que permita al estudiante operar con generalizaciones teóricas y aplicar el contenido a la práctica social; que conlleve a la valoración personal y social de lo que se estudia, así como el desarrollo de estrategias que permitan regular los modos de pensar y actuar, que contribuyan a la formación de acciones de orientación, planificación, control y valoración.

Para Feuertein (1989), el diagnóstico garantiza evaluar el potencial del aprendizaje alcanzado por el estudiante a pesar de existir diferentes modos de realizar el diagnóstico; es muy eficaz la utilización de mapas cognitivos con el objetivo de obtener una mayor información del proceso que sigue el estudiante en la resolución de los problemas.

Para

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