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Educación Plástica y Visual en la escuela: la planificación didáctica.

Luz CardoApuntes27 de Octubre de 2016

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Educación Plástica y Visual en la escuela: la planificación didáctica

Fragmentos de textos y preguntas para acompañar el curso de Formación Continua: “Planificar la enseñanza en Plástica-Visual: en esta escuela, con estos chicos, en este tiempo”. Febrero 2013

 

¿A qué llamamos planificación de la práctica docente? ¿Cuál es el sentido de planificar? ¿Es necesario planificar siempre  por escrito?,  ¿Cómo  se puede organizar  la planificación, qué componentes conviene definir?  ¿A quién va dirigida la planificación? Estas, y muchas preguntas más, rondan la actividad de  elaborar previsiones respecto a las clases.  Quizás, en principio, planificar  posibilite  hacerse preguntas para comenzar a revisar  la enseñanza, con el  sentido de mejorarla...[1]

El objeto de este documento de trabajo es acercarnos a un tema que suele preocupar a los docentes y es frecuentemente incluido en las demandas de capacitación. Esperamos que su lectura en forma individual –y ojalá por momentos colectiva- dé lugar al intercambio de experiencias sobre el proceso de planificar la enseñanza, promueva debates, ayude a formalizar nuevas preguntas y a elaborar algunas respuestas, nunca definitivas ni universales, sobre la inmensa y compleja tarea docente.

Hay mucha bibliografía general sobre el tema de la planificación didáctica y muchos autores que lo tratan en profundidad. Acudiremos a alguna de esa bibliografía –y obviamente al Diseño curricular- para abordar el tema y encuadrar nuestras reflexiones. Desde esos marcos teóricos, y a partir de breves reflexiones que la mayoría de las veces se resuelven en preguntas, comenzaremos el lento acercamiento a algunos problemas más específicos que se nos plantean en la educación artística y particularmente en la didáctica de artes visuales en la escuela primaria.

Nuestra intención es que éste se transforme en un documento abierto, que continuemos escribiéndolo a partir de la incorporación de  otros temas y problemas que vayan apareciendo en estos encuentros entre colegas y que aquí pudieran estar ausentes.

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Para aproximarnos a una conceptualización que recupere el sentido de la planificación didáctica.

Poner en discusión la planificación es poner en discusión una tarea que habitualmente se hace en soledad, es hablar sobre la enseñanza, sobre el sentido que se le asigna al arte en la escuela, sobre los deseos de la/os profesora/es, sus creencias de lo que debería suceder en el aula. Es cuestionar(se) la razonabilidad de una consigna dada, el propósito de tal o cual actividad propuesta a los alumnos, la pertinencia del recurso elegido.

La construcción de la planificación didáctica implica una tarea continua. A veces pensamos que debemos planificar solo al inicio del año o al comenzar una nueva secuencia. En realidad, lo hacemos todo el tiempo cuando sobre lo pensado y realizado nos detenemos a reflexionar sobre aquello que no se logró, o, por el contrario, cuáles fueron las condiciones que permitieron esa clase “excelente”.

Vista de esta manera, la planificación es una parte imposible de escindir del complejo proceso que significa enseñar. Mediante ella ponemos en juego  variados procesos mentales como por ejemplo recoger información (del contexto y del grupo de alumnos), interpretarla para hacer un diagnóstico sobre el que tomar decisiones; priorizar algún propósito (posponiendo otros) y pensar en las mejores estrategias para poder llevarlo a cabo, lo cual implicará pensar en una secuencia de actividades y contenidos que permitan a toda/os lo/as alumnos aprender. A la vez, hacemos seguramente hipótesis de las dificultades que pudieran presentarse e imaginamos alternativas para sortearlas mejor teniendo en cuenta los recursos y los tiempos con los que contamos.

El paradigma curricular propone “recuperar la centralidad de la enseñanza”. Esperamos que el debate pueda abrirse entonces para revisar junto a otros colegas lo que enseñamos  y cómo lo hacemos en las aulas de plástica-visual ya que esta tarea está impregnada de concepciones y tradiciones que nos han marcado durante nuestra biografía escolar y profesional, y que a veces trasladamos casi de manera “natural” en nuestras prácticas.

¿Qué deseo que mis alumnos aprendan y por qué? ¿cuál es el objeto de enseñanza de la educación plástica y visual hoy, cómo ha cambiado y por qué? ¿mediante qué estrategias específicas pueden ser construidos por los alumnos los contenidos de Plástica? ¿que nos dice el Diseño Curricular sobre los propósitos de la enseñanza de Plástica en la escuela primaria? Etc etc etc...

La recuperación de la centralidad de la enseñanza es el único camino para garantizar el derecho de los niños a la educación; el Estado -a través de la escuela- tiene la responsabilidad de hacer posible el ejercicio de ese derecho en los límites de edad previstos para la escolaridad primaria. Los caminos que, en ese sentido, pueden empezar a transitarse pasan por la reorganización de la institución escolar y una propuesta que actualice los contenidos curriculares y vuelva a instalarlos en el centro de la vida escolar.    

La importancia de planificar

“Enseñar es una tarea demasiado importante en sus dimensiones social, cultural y humana como para optar por la simple aventura o confiar excesivamente en la pericia de un timonel. Como acción intencional, comprometida con propósitos de transmisión cultural, dirigida a sujetos concretos en formación, el logro de resultados de aprendizaje, la enseñanza no puede ser improvisada. Por más creativo y experimentado que sea el docente, es necesario que programe previamente el desarrollo de las acciones”.(...)[2]

“Es innegable que la planificación forma parte de las actividades cotidianas de educadores y de la institución escolar en su totalidad, esto es así hasta tal punto que a veces se hace de esta parte del quehacer docente el eje central de las discusiones y preocupaciones.

No es extraño encontrarnos con frases tales como: ¡Qué lindo sería ser docente si uno no tuviera que planificar! Otras similares también se conforman en "cancionero tradicional", incluso en un “sistema de quejas compartidas", las cuales tienen en común la percepción de que la planificación, más que algo buscado, deseado y necesario, es algo temido y percibido como una "carga pública".

Pretendemos que los educadores, en cambio, se identifiquen con el párrafo siguiente: "La planificación representa y ha representado siempre la explicitación de los deseos de todo educador de hacer de su tarea un quehacer organizado, científico, y mediante el cual pueda anticipar sucesos y prever algunos resultados, incluyendo por supuesto la constante evaluación de ese mismo proceso e instrumento". (Pastorino, Harf, Sarlé, Spinelli, Violante, Windler, 1995.)[3]

Entonces... podemos decir que la planificación didáctica:

  1. expresa en forma organizada las  intenciones del trabajo en el aula anticipando lo que deseamos que ocurra, previendo algunos posibles obstáculos para ello (y entonces poder imaginar alternativas); Según Estela Cols: cumple una “función de regulación y orientación de la acción, en la medida en que se traza  un curso de  acción  y se define una estrategia que  permite reducir la incertidumbre y dar un marco visible a la tarea;
  2. se constituye en documento sobre el que “regresar” para poder cambiar lo que no resultó, preguntarnos por las causas de logros y fracasos y modificar las estrategias, cumpliendo “una función de justificación, análisis  y legitimación de la acción,” (Cols)
  3. permite comunicar a otros miembros de la institución nuestra propuesta (compartirla, discutirla, integrarla a otras, articularla mejor con el PEI) cumpliendo una “función de representación y comunicación, en la medida en que permite plasmar y hacer públicas las intenciones y decisiones pedagógicas en un plan, esquema o proyecto que puede presentar grados de formalización variable”. [4]

“...definimos a la planificación didáctica  como  un dispositivo organizador que otorga sistematicidad y organicidad a las acciones del maestro a la hora de enseñar. Puede ser entendida también como un dispositivo analizador, para comprender cómo se programa la puesta en marcha del currículo” [5]

“Pensar la planificación como un instrumento que permite revitalizar la tarea docente y enriquecer a las instituciones forma parte de considerar que la profesionalización se vincula, entre otras cosas, con el reflexionar y el anticipar las acciones a realizar. Improvisar implica actuar rápidamente sin posibilidades de pensar y repensar las mejores ideas y formas de concretarlas. Contrariamente, diseñar las acciones en un tiempo y espacio organizado para buscar y prever lo considerado posible y acorde, posibilita la toma de decisiones consideradas óptimas en el momento de realizar las elecciones. Éstas serán, obviamente, revisadas, modificadas y retroalimentadas en el devernir cotididano, pero partiendo de las decisiones pensadas y fundamentadas, lo cual, sin lugar a dudas, es parte de la profesinalización docente.

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