El Arte De La Guerra
fredy7123 de Octubre de 2012
12.775 Palabras (52 Páginas)307 Visitas
El Arte de la Guerra
Sun Tzu
Los trece artículos sobre el arte de la guerra constituyen el
más antiguo de los tratados conocidos sobre esta materia, pero -
según sus protagonistas- nunca ha sido superado en amplitud y
profundidad de conceptos.
Puede muy bien considerarse la esencia concentrada de la
sabiduría en lo referente a la conducción de la guerra. Buscando
entre los teóricos militares del pasado, sólo podría hallarse en
Clausewitz al único capaz, en cierto modo, de compararse a Sun
Tzu.
Su autor, Sun Tzu, personaje real o imaginario, parece ser
que vivió los tiempos míticos de "los reinos combatientes", hace
más de veinticinco siglos, de los primeros tiempos de la China
clásica.
Prácticamente no se conoce nada sobre él, pero el
prestigio que posteriormente logró con sus escritos, lo han situado
en un puesto de honor entre los tratadistas militares.
Sobre la evaluación.
Sun Tzu dice: la guerra es de vital importancia para el Estado; es el
dominio de la vida o de la muerte, el camino hacia la supervivencia o la
pérdida del Imperio: es forzoso manejarla bien. No reflexionar seriamente
sobre todo lo que le concierne es dar prueba de una culpable indiferencia
en lo que respecta a la conservación o pérdida de lo que nos es mas
querido; y ello no debe ocurrir entre nosotros.
Hay que valorarla en términos de cinco factores fundamentales, y
hacer comparaciones entre diversas condiciones de los bandos rivales, con
vistas a determinar el resultado de la guerra.
El primero de estos factores es la doctrina; el segundo, el tiempo; el
tercero, el terreno; el cuarto, el mando; y el quinto, la disciplina.
La doctrina significa aquello que hace que el pueblo esté en armonía
con su gobernante, de modo que le siga donde sea, sin temer por sus vidas
ni a correr cualquier peligro.
El tiempo significa el Ying y el Yang, la noche y el día, el frío y el
calor, días despejados o lluviosos, y el cambio de las estaciones.
El terreno implica las distancias, y hace referencia a dónde es fácil o
difícil desplazarse, y si es campo abierto o lugares estrechos, y esto
influencia las posibilidades de supervivencia.
El mando ha de tener como cualidades: sabiduría, sinceridad,
benevolencia, coraje y disciplina.
Por último, la disciplina ha de ser comprendida como la
organización del ejército, las graduaciones y rangos entre los oficiales, la
regulación de las rutas de suministros, y la provisión de material militar al
ejército.
Estos cinco factores fundamentales han de ser conocidos por cada
general. Aquel que los domina, vence; aquel que no, sale derrotado. Por lo
tanto, al trazar los planes, han de compararse los siguiente siete factores,
valorando cada uno con el mayor cuidado:
- ¿Qué dirigente es más sabio y capaz?
- ¿Qué comandante posee el mayor talento?
- ¿Qué ejército obtiene ventajas de la naturaleza y el terreno?
- ¿En qué ejército se observan mejor las regulaciones y las
instrucciones?
- ¿Qué tropas son más fuertes?
- ¿Qué ejército tiene oficiales y tropas mejor entrenadas?
- ¿Qué ejército administra recompensas y castigos de forma más justa?
Mediante el estudio de estos siete factores, seré capaz de adivinar
cual de los dos bandos saldrá victorioso y cual será derrotado.
El general que siga mi consejo, es seguro que vencerá. Ese general
ha de ser mantenido al mando. Aquel que ignore mi consejo, ciertamente
será derrotado. Ese debe ser destituido.
Tras prestar atención a mi consejo y planes, el general debe crear
una situación que contribuya a su cumplimiento. Por situación quiero decir
que debe tomar en consideración la situación del campo, y actuar de
acuerdo con lo que le es ventajoso.
El arte de la guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando es
capaz de atacar, ha de aparentar incapacidad; cuando las tropas se
mueven, aparentar inactividad. Si está cerca del enemigo, ha de hacerle
creer que está lejos; si está lejos, aparentar que se está cerca. Poner cebos
para atraer al enemigo.
Golpear al enemigo cuando está desordenado. Prepararse contra él
cuando está seguro en todas partes. Evitarle durante un tiempo cuando es
más fuerte. Si tu oponente tiene un temperamento colérico, intenta irritarle.
Si es arrogante, trata de fomentar su egoísmo.
Si las tropas enemigas se hallan bien preparadas tras una
reorganización, intenta desordenarlas. Si están unidas, siembra la disensión
entre sus filas. Ataca al enemigo cuando no está preparado, y aparece
cuando no te espera. Estas son las claves de la victoria para el estratega.
Ahora, si las estimaciones realizadas antes de la batalla indican
victoria, es porque los cálculos cuidadosamente realizados muestran que tus
condiciones son más favorables que las condiciones del enemigo; si indican
derrota, es porque muestran que las condiciones favorables para la batalla
son menores. Con una evaluación cuidadosa, uno puede vencer; sin ella, no
puede. Muchas menos oportunidades de victoria tendrá aquel que no
realiza cálculos en absoluto.
Gracias a este método, se puede examinar la situación, y el
resultado aparece claramente.
Sobre la iniciación de las acciones.
Una vez comenzada la batalla, aunque estés ganando, de continuar
por mucho tiempo, desanimará a tus tropas y embotará tu espada. Si estás
sitiando una ciudad, agotarás tus fuerzas. Si mantienes a tu ejército durante
mucho tiempo en campaña, tus suministros se agotarán.
Las armas son instrumentos de mala suerte; emplearlas por mucho
tiempo producirá calamidades. Como se ha dicho: "Los que a hierro matan,
a hierro mueren." Cuando tus tropas están desanimadas, tu espada
embotada, agotadas tus fuerzas y tus suministros son escasos, hasta los
tuyos se aprovecharán de tu debilidad para sublevarse. Entonces, aunque
tengas consejeros sabios, al final no podrás hacer que las cosas salgan bien.
Por esta causa, he oído hablar de operaciones militares que han
sido torpes y repentinas, pero nunca he visto a ningún experto en el arte de
la guerra que mantuviese la campaña por mucho tiempo. Nunca es
beneficioso para un país dejar que una operación militar se prolongue por
mucho tiempo.
Como se dice comúnmente, sé rápido como el trueno que retumba
antes de que hayas podido taparte los oídos, veloz como el relámpago que
relumbra antes de haber podido pestañear.
Por lo tanto, los que no son totalmente conscientes de la desventaja
de servirse de las armas no pueden ser totalmente conscientes de las
ventajas de utilizarlas.
Los que utilizan los medios militares con pericia no activan a sus
tropas dos veces, ni proporcionan alimentos en tres ocasiones, con un
mismo objetivo.
Esto quiere decir que no se debe movilizar al pueblo más de una
vez por campaña, y que inmediatamente después de alcanzar la victoria no
se debe regresar al propio país para hacer una segunda movilización. Al
principio esto significa proporcionar alimentos (para las propias tropas),
pero después se quitan los alimentos al enemigo.
Si tomas los suministros de armas de tu propio país, pero quitas los
alimentos al enemigo, puedes estar bien abastecido de armamento y de
provisiones.
Cuando un país se empobrece a causa de las operaciones militares,
se debe al transporte de provisiones desde un lugar distante. Si las
transportas desde un lugar distante, el pueblo se empobrecerá.
Los que habitan cerca de donde está el ejército pueden vender sus
cosechas a precios elevados, pero se acaba de este modo el bienestar de la
mayoría de la población.
Cuando se transportan las provisiones muy lejos, la gente se arruina
a causa del alto costo. En los mercados cercanos al ejército, los precios de
las mercancías se aumentan. Por lo tanto, las largas campañas militares
constituyen una lacra para el país.
Cuando se agotan los recursos, los impuestos se recaudan bajo
presión. Cuando el poder y los recursos se han agotado, se arruina el
propio país. Se priva al pueblo de gran parte de su presupuesto, mientras
que los gastos del gobierno para armamentos se elevan.
Los habitantes constituyen la base de un país, los alimentos son la
felicidad del pueblo. El príncipe debe respetar este hecho y ser sobrio y
austero en sus gastos públicos.
En consecuencia, un general inteligente lucha por desproveer al
enemigo de sus alimentos. Cada porción de alimentos tomados al enemigo
equivale a veinte que te suministras a ti mismo.
Así pues, lo que arrasa al enemigo es la imprudencia, y la
motivación de los tuyos en asumir los beneficios de los adversarios.
Cuando recompenses a tus hombres con los beneficios que
ostentaban los adversarios los harás luchar por propia iniciativa, y así
podrás
...