ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

El chef de chocolate (Pedagogía por proyectos )


Enviado por   •  5 de Marzo de 2019  •  Prácticas o problemas  •  3.947 Palabras (16 Páginas)  •  80 Visitas

Página 1 de 16

El Chef de Chocolate

Regresamos del receso escolar, era nuestro primer día de trabajo. Después de los   saludos y la bienvenida, por fin, el director nos dio el grupo que tendríamos durante este ciclo escolar. Había tensión, nadie quería primer grado, uno por uno nos fue dando nuestro grupo. Por fin me tocó a mí. Pero, ¡cuál va siendo mi sorpresa! Me asignaron 5º grado. ¡No! ¡Yo  no quería ese grado,  quería  mi grupo anterior! ¡Quiero hacer proyectos con ellos!; en el ciclo pasado trabajamos  Pedagogía por Proyectos con una alumna de la UPN, abrí muchas expectativas para este ciclo. ¡Qué frustración! Toda mi ilusión se esfumó en un abrir y cerrar de ojos. Esperaré hasta el lunes para conocer a mis nuevos alumnos.  

El día llegó, lo primero que hicimos al entrar a la escuela fue formar a los alumnos de 5º “A” y 5º “B” para desintegrarlos, ya que éste último presentaba problemas de indisciplina y rezago escolar. Eran 18 alumnos del grupo “A” y 24 del “B”. Tratamos  que los grupos quedaran lo más heterogéneos posibles, y sobre todo, que los más latosos no quedaran juntos pues, de continuar con esa situación, tendríamos una “olla exprés” a punto de explotar. Finalmente mi grupo, el 5º “A”, se formó con sus 21 alumnos: 7 mujeres y 14 hombres.

Aquí comenzaba el reto. Por fin conocí  a mis alumnos. Observé sus rostros,  algunos me resultaban familiares porque estuvieron conmigo en tercer  año de primaria, otros resultaron nuevos para mí, no los pude identificar.

La idea de trabajar Pedagogía por Proyectos, no me abandonaba, se había convertido en una especie de obsesión. No dejaba de pensar que, para los alumnos, sería una maravillosa oportunidad de aprender a trabajar, realmente, en equipo; de aprender a escuchar y a respetar las opiniones de los otros que no son ni piensan como yo; de entrar al mundo del conocimiento desde otra perspectiva. ¡Estaba decidido! Trabajaría la Pedagogía de Proyectos con mi grupo de 5º. grado, y no daría un paso atrás. La primera semana fue de organización y para establecer reglas y compromisos de trabajo. Comenzó la segunda semana y estaba todo listo para iniciar con mi nueva aventura. El día en que elegimos el proyecto que llevaríamos a cabo, había llegado.

Ese día me sentía un tanto nerviosa, preparé todo el escenario y, gentilmente pregunté a mis estudiantes: ¿qué les gustaría hacer o aprender?

Diego (muy sorprendido):

  • ¡La electricidad, maestra!

Erika  (con  emoción):

  • ¡Mejor, escribir una canción!

América (con voz baja y melosa)

  • ¡Hacer un poema, maestra!

Luis Alberto (riendo de muy buena gana)

  • ¡Escribir un cuento!

Arisdelsi (con mucha ilusión):

- ¡Hacer fósiles de yeso!

Adrián (con voz fuerte y segura):

- ¡Hacer pegamento!

Enrique (haciéndose el misteriosamente):

- ¡Fabricar una goma!

Cristian (con curiosidad):

- ¿Cómo se hace un imán?

Rafael (con mucha seriedad):

- ¡Hacer un pastel!

Me di cuenta que había un sin fin de propuestas enriquecedoras. Les pedí que  argumentaran,  los alumnos platicaron porqué deseaban realizar ese proyecto:

América:

— Porque estaba leyendo un libro y me pareció interesante.

Rafael:

— Porque es divertido trabajar con harina y quiero hacer un pastel.

Adrián:

— Porque quiero conocer y me interesa cómo se hace el pegamento.

Arisdelsi:

— Porque los niños de la maestra Lolita hicieron  fósiles el año pasado.

La  parte de la argumentación costó mucho trabajo, los alumnos no  lograron profundizar en lo que decían; me di cuenta que deberíamos trabajar este aspecto de manera conjunta.

Después de escuchar sus opiniones, volví  a preguntar sobre qué proyecto íbamos  a trabajar. Algunos comentaron que lo decidiéramos  por votos, otros,  propusieron descartar  los que no les  gustaran  y, cuando quedaran tres, escogeríamos sólo  uno.

Les pedí que de todas las propuestas imaginaran cuáles serían las más emocionantes  e interesantes para realizarlas. Lo sometimos a votación; curiosamente descartaron las que tenían relación con la asignatura de Español: escribir una canción, hacer un poema, escribir un cuento, después la electricidad, lo del imán, la goma, etcétera. La elección oscilaba entre hacer fósiles de yeso, fabricar una goma o hacer un pastel. Las cuatro propuestas, nuevamente, se sometieron a votación. Argumentaron por qué unas eran mejores que otras. La propuesta que resultó ganadora fue: “Hacer  un pastel de chocolate”. Les  gustó la idea de prepararlo en el salón, traer las cosas y, tal vez, lo que implicaba jugar y divertirse haciéndolo.

Al siguiente día teníamos que ponerle un nombre a nuestro proyecto, así que fue la misma dinámica para su elección; acordamos que, por equipos, se propusiera un título y que cada equipo explicara por qué les había gustado llamarlo así. Así surgieron nombres como: “El sherry de chocolate”,  “Chocolatongo longo”,  “Hagamos un pastel”, “Nos cansamos en pastelandia” y “Batiendo el pastel”. Después de escucharlos pasamos a las votaciones.

Propuse que si alguien quería dirigir las votaciones alzara su mano. Arisdelsi se auto propuso;  pasó al pizarrón y fue preguntando, uno por uno, cuál les gustaba para título de nuestro proyecto. La  elección parecía fiesta; estaban emocionados, querían que su propuesta ganara, sobre todo el equipo de Diego y Rafael. Entre risas, gritos y pláticas fueron emitiendo su voto, ganó “El sherry de chocolate”, pero alguien levantó la mano y dijo: “¿Por qué no lo cambiamos por “El chef de Chocolate”? Los chefs  hacen pasteles y  cocinan, ¿o no?”  Así que, el título que le dimos a nuestro proyecto fue: “El Chef de Chocolate”.

Continuamos con nuestro proyecto. Lo siguiente fue elaborar nuestro contrato individual y colectivo; para ello lancé la pregunta: “¿Para qué queremos hacer un pastel?” A lo que  contestaron varios de los niños: “Para comer y compartir”, “Para aprender hacer un pastel”, “Para conocer las partes de una receta”,  “Para conocer el procedimiento”, “Para hacer un pastel en el cumpleaños de mi mamá”, “Para conocer por qué se dice que hubo una guerra de pasteles”. Con estas ideas,  nuestro contrato grupal quedó de la siguiente manera:

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (24.9 Kb)   pdf (129.8 Kb)   docx (23.1 Kb)  
Leer 15 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com