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Epistemología de la Educación


Enviado por   •  7 de Junio de 2021  •  Apuntes  •  1.119 Palabras (5 Páginas)  •  60 Visitas

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MAESTRÍA EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

Alumno: Alicia Muñoz Hernández

Matricula: 135258

Grupo: E122

Materia:

Filosofía y epistemología de la educación

Dr. Hermes Castañeda Caudana

Actividad de Aprendizaje 1. Postura epistemológica personal

Toluca, México 13 de Septiembre de 2020

Introducción

Todos, o al menos la mayoría de nosotros, en algún momento hemos tenido dudas respecto a nuestra existencia, hemos indagado acerca de cómo es que funciona esto o aquello, por qué está ahí, cómo es que llegó ahí… y un sinfín de preguntas que nos hacen reflexionar y crear nuestras propias hipótesis. Recuerdo aquella película infantil de “El Rey León”, donde en una escena están Pumba, Timón y Simba, tumbados en la yerba viendo las estrellas, entonces Timón pregunta “¿Qué son esos puntitos blancos que están arriba?”, todos tienen su propia hipótesis sobre dicha cuestión, hay tres respuestas, la primera es que aquellas luces, “…son gases quemándose a millones de kilómetros…”, la segunda es “…son luciérnagas que se quedaron pegadas en esa cosa negriazúl…”, y la tercera “…son dioses que han vivido en la tierra y ya no están pero ahora nos cuidan desde arriba…”. Me gusta la manera en que cada uno de los personajes basándose en sus conocimientos da su punto de vista; lo que pretendo insinuar es cómo la filosofía está presente desde siempre y de qué manera la manifestamos. En las siguientes líneas estaré hablando sobre la epistemología y sus derivados en la educación; con el ejemplo anterior doy a conocer que hay dos variantes epistemológicas, aquella que está basada en el simple conocimiento y experiencias y aquella otra que está explícita porque se ha estudiado a fondo, se ha experimentado y se ha comprobado que efectivamente es real, aunque con la filosofía nunca podemos saber qué es “real” o al menos eso es lo que ahora he aprendido… o tal vez aún no lo he aprendido…

Los seres humanos a través de nuestra existencia hemos descubierto y entendido un sinfín de hechos, si bien es cierto, que en nuestros inicios, éstos, eran basados por el empirismo, es decir, fundado en experiencias con una interna reflexión que se determinaba a partir del conocimiento previo. Cuando escucho la épica frase de Descartes “Pienso, luego existo” (Discurso del método, 1637), me hace querer indagar del porqué de las cosas, según la lectura “El racionalismo de René Descartes” encontramos lo siguiente:

Advertí, nos dice Descartes, que queriendo yo pensar que todo es falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa; y observando que esta verdad: yo pienso, luego soy, era tan firme y segura que los más audaces argumentos de los escépticos no son capaces de conmoverla, juzgué que podría recibirla sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que andaba buscando (Arredondo Campos, J. y Escobar Valenzuela, G., El racionalismo de René Descartes, 2015).

“Pienso, luego existo”. ¿Cómo algo tan simple puede ser tan complejo?, para mi es indispensable indagar y es que todos aprendemos cuestionando ¿por qué pasa esto?, ¿por qué pasa aquello?..., el ser humano es curioso por naturaleza; sin embargo, no consiento  el hecho de que todo aprendizaje debe estar basado en experiencias.

Quisiera ejemplificar con un hecho histórico, el cual ha sido una aportación importantísima para nuestra existencia y que ha permitido un ascenso impresionante para posicionarnos en el ahora. Aristóteles dedujo que, un objeto pesado cae más rápido que uno con un peso ligero, parecía ser lógico en aquella época, nadie se cuestionó si esto era cierto o no, simplemente porque un gran aportador lo había deducido basándose en sus conocimientos; empero, Galileo, en un momento de tranquilidad, sentado bajo un árbol, comienza a preguntarse si es real la hipótesis de Aristóteles. Se dice que Galileo, desde la torre de Pisa, arroja dos objetos de diferente masa, el experimento afirmaba que dos cuerpos de diferente masa caerían al suelo al mismo tiempo, siempre y cuando las condiciones de atmosféricas sean las mismas, debido a que en ese entonces no había relojes ni mucho menos un cronómetro, no se podía determinar con certeza, no obstante, años después, realizando experimentos gracias a la tecnología, es demostrado que la teoría de Galileo es cierta, lo cual me lleva determinar que aunque podamos aprender con experiencias, siempre es necesario aplicar la duda metódica, que se refiere a tener una evidencia, realizar un análisis, llegar a una deducción y finalmente, la comprobación.    

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