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Incertidumbre y formación. En Autoformación de maestros en los márgenes del sistema educativo

Ernestina HernándezTrabajo9 de Junio de 2017

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Incertidumbre y formación. En Autoformación de maestros en los márgenes del sistema educativo.

Cegueras del saber

La práctica educativa es una fuente importante del campo de conocimiento sobre la docencia en la formación de los maestros. Morin (1999) dice que todo conocimiento puede llevar al error e ilusión, y el mayor de ello es subestimar el problema de los errores. Para ello es necesario tener en consideración los errores de la mente, los intelectuales y los de la razón, en estos últimos es donde recaen los errores e ilusiones.

Estos errores van formando la identidad profesional, la cual parece poco definida por los saberes que posee y más bien toma como referencia los errores para ubicar al maestro en el status de “equivocado”. Entonces si se reconocen los errores es porque existen saberes y esto se resume con el concepto saber-error.

Lorca menciona que debemos darnos cuenta de los errores, así mismo asevera que todos damos por hecho que lo sabemos todo, en estas afirmaciones, hace una generalización acerca de que todos no equivocamos y de que todos pensamos saberlo todo.

Al darnos cuenta de nuestros errores, significa que hacemos una reflexión acerca de nuestra práctica, dichas reflexiones surgen a partir de la reforma de los noventa, en donde el profesor tuvo que profesionalizarse por las necesidades de cambio que requería el mismo sistema, basado en programas de formación para maestros en donde entre líneas niega el saber experiencial y donde se identifican dos tipos de saber, por un lado el saber- error en donde ubica al maestro con errores y por el otro un saber-saber en dónde se ubicaría a un  maestro ideal basado en un saber legítimo con base en los planes y programas al que todo maestro debería alcanzar.

Lo anterior constituye una nueva ceguera del saber, es decir, no considerar la experiencia formativa y los logros obtenidos a partir del reconocimiento de sus errores como parte esencial de la formación docente, a pesar de que el discurso expone la idea de promover prácticas de los docentes.

Institucionalización del error

        Se analiza la reflexión de la maestra Puebla, quien al tomar un curso de actualización en donde se da cuenta de que se había equivocado, que había cometido errores, pero además logró identificar que podía salir de la equivocación a partir de lo aprendido en aquel curso, y que esas imperfecciones podían medirse a partir de los resultados obtenidos ya sea de los aprendizajes de los alumnos o de los resultados que espera el sistema.

 Lo interesante de esto es que ella propone una posibilidad de salir delante de hacer las cosas bien ligado al deber ser, llegar a ser una maestra que no se equivoca a partir de a sugerencia del curso de actualización que tomó.

Esto se logra solamente si se realiza un análisis como el que propone Bauman (2003) sobre el sinóptico a partir del modelo de vigilancia llamado panóptico, donde a través de la coacción, los vigilados no podían actuar de manera autónoma, a diferencia del sinóptico en donde los vigilados se convierten en vigilantes, en el caso de los docentes, ellos mismos se convierten en observadores y observados de su propia práctica en donde se mide la cercanía a los modelos ideales del ser maestros, desconociendo que  poseen conocimientos legítimo y reconociendo solamente como autoridad académica a los teóricos de la educación o en personalidades destacadas.

Retomando a Prudencio, Luz y Puebla quienes se refieren como objetos refiriéndose a los alumnos, a los grupos y al hecho educativo, como si fueran parte de una producción de fábrica de la cual pueden derivarse productos educativos, olvidando que la materia prima en este caso son seres humanos con capacidades y sentimientos distintos uno de otro y tomando al maestro como un obrero que se está vigilado, por lo que dará mayores resultados al igual que sus alumnos en el momento de que haya una claridad sobre los elementos que midan su trabajo, lo que ahora se traduce en una mayor calidad educativa, a su vez premiando su mejor desempeño con programas como lo era carrera magisterial o ahora, el Programa de promoción en la función por incentivos para educación básica y media superior, buscando con ello un ideal del maestro que aún no se ha alcanzado y que parece inalcanzable debido a la complejidad porque se cruza con las diferentes expectativas de la educación que tienen los diversos actores de dicho proceso tales como el supervisor, la institución escolar, el sistema educativo y la sociedad en general.

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