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La Cocina De La Escritura


Enviado por   •  4 de Noviembre de 2012  •  1.676 Palabras (7 Páginas)  •  4.297 Visitas

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La cocina de la escritura- Rosario Ferré

I- De cómo dejarse caer de la sartén al fuego

Escribir es una voluntad constructiva y destructiva. Escribo para edificarme palabra a palabra, para disipar mi terror a la inexistencia.

La frase “lengua materna” tiene un significado especial para mí, la palabra-madre que nunca cambia, nunca muda de tiempo. Tengo mucho que agradecerle, más que a mi madre natural porque la palabra está siempre dispuesta a devolverme la fe en mí misma y en el mundo. Escribo para reinventar y para convencerme de que todo lo que amo es eterno.

Escribir también es una voluntad destructiva: aniquilarme y aniquilar al mundo. Escribo porque soy una disgustada de la realidad y por mis desilusiones brota la necesidad de recrear la vida.

Luego de haberme divorciado y en nombre del amor renuncié a mi espacio intelectual y espiritual. Por ser la esposa perfecta me volví contra mí misma. Había dejado de existir, había renunciado a las obligaciones privadas de mi alma: vivir intensamente. Quería disipar mi miedo a la muerte, que es el terror de los que no han conocido la vida. Enfrentar la muerte sin haber conocido la vida, sin atravesar su aprendizaje, me parecía una crueldad imperdonable. Por eso los que mueren sin haber vivido, los inocentes van al Limbo (allí solo hay mujeres y niños, que ni siquiera sabemos cómo hemos llegado allí)

Mi debut como escritora fue volver a nacer: si salía mal sería caer de la sartén al fuego, salir de la protección de ama de casa y esposa.

Beauvoir y Woolf eran mis evangelistas de cabecera en esa época. Leía todo lo que habían escrito. Tengo que reconocer que aquellas lecturas no hicieron mucho por fortalecer mi recién nacida y tierna identidad de escritora.

Simona de Beauvoir decía q la mujer debe salir de los temas tradicionalmente femeninos (amor, educación, costumbres) para internalizar adecuadamente su libertad. Lo irracional, la emoción, son talentos muy importantes pero de segunda mano. En primer lugar está el conocimiento, la razón ya que éstos manejan el funcionamiento del mundo, el orden de los eventos políticos y sociales y la mujer debe apoderarse de ellos en la literatura.

Virginia Woolf vivía obsesionada por la objetividad y distancia que en su opinión se daba muy poco en la escritura de las mujeres. Woolf decía que las mujeres que no lograran librarse de la cólera escribirían con desviaciones, hablarían de ellas en vez de sus personajes. Está en guerra con su suerte. Virgina opina q la literatura femenina no debe ser destructiva sino armoniosa y translúcida.

Rosario entonces escribió “La muñeca menor” y traicionó a Simona escribiendo más sobre la realidad interior de la mujer y a Virginia, dejándose llevar x la ira, la cólera que le produjo aquella historia.

Con el tiempo me di cuenta que cuando uno se sienta a escuchar consejos lo único que sucede es la parálisis de la lengua y de la imaginación: antes de escribir sobre temas exteriores, universales y objetivos hay que construir la realidad propia, interior. De nada vale escribir en estilo neutro, armonioso, distante si uno no tiene primero el valor de destruir su realidad interior.

Al escribir sobre sus personajes, un escritor escribe siempre sobre sí mismo. El personaje es uno mismo o vertiente de su persona ya que ninguna virtud ni pecado le son ajenos.

Rosario Ferré encontró en la desventura de su personaje, la suya propia y al reconocer los errores de ésta, los destruyó en su nombre. Su decepción fue lo que me hizo caer de la sartén al fuego de la literatura.

II- De cómo salvar algunas cosas en medio del fuego

La literatura es un arte contradictorio: es voluntario y no voluntario. Requiere de una entrega absoluta de la voluntad principalmente y, por otro lado, tiene muy poco que ver con la voluntad porque el escritor nunca escoge sus temas sino que éstos lo escogen a él.

Mi voluntad consiste en hacerme útil y voluntad de gozo.

La voluntad de hacerme útil en cuanto al dilema femenino y a los problemas políticos y sociales me es absolutamente ajena cuando empiezo a escribir un cuento pero el leguaje creador atrapa las lealtades y convicciones y mi visión del mundo tiene mucho que ver con la desigualdad que sufre la mujer aún hoy en la edad moderna.

Rosario Ferré se mostró interesada en examinar el tema de la obscenidad en la literatura femenina y la acusaron de escribir cuentos pornográficos.

Los críticos sobre narrativa femenina coinciden en que la violencia, la ira, inconformidad antes su situación generó la energía para la narrativa femenina. Ésta se había caracterizado por un lenguaje agresivo, delator. Todas las escritoras eran rebeldes. Pero ninguna de las críticas planteó el tema del lenguaje obsceno en su crítica.

Rosario Ferré se pregunta ¿por qué utilizo el lenguaje obsceno? Para volver el insulto sexualmente humillante contra esa misma sociedad y sus prejuicios. Si el lenguaje obsceno de mi obra ha servido para que una sola persona se conmueva ante la injusticia que implica la explotación sexual de la mujer, no me importa que me consideren escritora pornográfica.

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