La Educación De Transmisión Versus La Educación De La Acción

“Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”.

Benjamín Franklin

La educación en el ámbito social, humaniza y potencializa al hombre para que adquiera herramientas que le sean útiles para generar en ellos una consciencia crítica y participativa en lo que se refiere a los eventos sociales, pues amplía su visión y le capacita para hacerlo libremente sin adoctrinamientos que coaccionen su actuar; esto es precisamente la base fundamental de la verdadera educación.

En la práctica social esta educación esta mediada por la comunicación, que posibilita una interacción que enriquece y fomenta la retroalimentación que es a su vez fuente de conocimiento y que forma a los individuos para la vida en todas sus dimensiones; ésta práctica social es ejercida desde la familia, la cultura y por supuesto desde la escuela y es desde allí donde precisamente se dan las directrices que permiten por medio del dialogo entre alumno y profesor el crecimiento del hombre en medio de la sociedad, como anota Jesús Martín Barbero, “Dialogar es arriesgar una palabra al encuentro no de una resonancia, de un eco de sí misma, sino de otra palabra, de la respuesta de otro” .

Frente a esto otros autores como Juan Manuel Díaz Torres se atreven a referenciar de manera objetiva este tema precisamente porque la falta de interacción entre el docente y el dicente, ataca directamente la esencia de la verdadera educación que vista desde la perspectiva antropológica debe lograr que el estudiante produzca un nuevo conocimiento a partir de las enseñanzas del maestro que debe, entre otras cosas, incentivar al joven estudiante para que construya nuevas ideas, que formule nuevas preguntas y sobre todo que proponga nuevas alternativas para solucionar la problemática social que siempre aqueja a las diferentes culturas e incluso a la misma educación, en pocas palabras que halle el verdadero sentido de la educación. Visto de esta manera, Díaz Torres afirma que “una pedagogía que quiera ser fecunda ha de poder dar respuesta a las necesidades y a los anhelos del ser humano, evitando esquivar tal respuesta mediante prejuicios insertos en esquemas discursivos ideologizados y empobrecedores tanto del propio sujeto como de la vida colectiva”.

Una vez superada la contradicción que la educación tradicional nos propone entre el docente y el dicente y la ausencia de una verdadera comunicación, surge una libertad y un crecimiento del individuo; pero para que éste resultado sea realmente libertador, tanto el educando como el educador deben tener una postura o una perspectiva amplia de sí mismos y de sus semejantes, es decir, que adquieran una consciencia individual y radical que los situé mejor en su contexto y que les ayude a ser críticos a reflexionar y reaccionar frente los problemas que les rodean.

Es aquí donde entra la epistemología a descubrir y definir el objeto mismo de la pedagogía ya que es ella la que fundamenta el acto de la enseñanza y el aprendizaje; sin embargo como comentan Mario Gómez e Iván Bedoya la pedagogía muchas veces cae en crisis porque: “pretende funcionar como una ciencia aplicada, operacionalizando diversos elementos que le aportan a las ciencias humanas, pero sin que exista una identidad o correspondencia metodológica entre estas y sobre todo, sin volver, en una tarea reflexiva

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