La Formación Integral

INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES DE EDUCACIÓN NORMAL “GENERAL LÁZARO CÁRDENAS DEL RÍO”

CLAVE: 10DNL0002J

CD. LERDO, DGO

OBSERVACIÓN Y PRÁCTICA DOCENTE III

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN PRIMARIA

V SEMESTRE

“ENSAYO”

ALUMNO:

JOSÉ ANTONIO CHÁIREZ RODRÍGUEZ.

MAESTRO:

MIGUEL ÁNGEL GALARDO MÁRQUEZ

SEPTIEMBRE DE 2013

INTRODUCCIÓN

El propósito primordial del desarrollo de la práctica docente es acercar al normalista a un contexto similar en el cual ha de desarrollar su labor profesional, adquiriendo habilidades y estrategias que puedan ejercer en la futura docencia.

La escuela como institución socializadora ha tenido que asumir gran parte de la responsabilidad en la formación de las nuevas generaciones y como parte de una estructura social se ve influenciada por los conflictos de una sociedad en crisis, por lo tanto, se ignora o se niega la posibilidad de construir una práctica que tome en consideración aspectos más esenciales del problema educativo, donde se promueven únicamente la adquisición de habilidades concretas que tienen aplicación en el ámbito productivo, sin embargo el maestro como generador de cambio requiere buscar y practicar alternativas que conlleven a desarrollar la sensibilidad del individuo, para que aflore el cúmulo de riqueza espiritual, tendiente a lograr una sana integración en el contexto social donde convive.

La calidad y pertinencia de la capacidad y competitividad académicas, se deben reflejar en la mejora de la atención y formación integral del estudiante en cuanto a: conocimientos, metodologías, aptitudes, actitudes, destrezas, habilidades, competencias laborales y valores que le permita construir con éxito su futuro, ya sea al incorporarse al mundo del trabajo, en sus relaciones diarias con la sociedad o continuar con su preparación académica a lo largo de toda la vida. El avance en la atención y formación integral del estudiante se debe reflejar en la mejora de sus indicadores cuantitativos y cualitativos.

El objetivo central de este trabajo es propiciar una actitud reflexiva en el docente, que le permita ampliar y modificar sus concepciones teóricas confrontándolas con las prácticas. Se influye una propuesta que fue experimentada en condiciones reales de clases, la cual, a partir de las reconceptualizaciones elaboradas se pretende ofrecer alternativas a los problemas de la enseñanza de los contenidos escolares primordialmente la enseñanza en valores como elemento indispensable para un cambio educativo y social.

Al hacer una reflexión retrospectiva de mi práctica docente me permite revisar y analizar críticamente la realidad y ver con mayor claridad la problemática existente de la cual formo parte y al mismo tiempo ubicarme como protagonista de errores. La práctica docente involucra a distintos factores o fenómenos sociales como: medios masivos de comunicación, desintegración familiar, la violencia, nivel socioeconómico, etc., los cuales influyen en el proceso dinámico de la educación e intervienen e manera favorable y, en su mayoría, desfavorable en la formación integral del educando. Por lo tanto es necesaria la participación de padres de familia, maestros y alumnos, para que juntos detectemos los problemas y poder buscar alguna solución. Es una responsabilidad compartida.

LA FORMACIÓN INTEGRAL EN LA ESCUELA:

UNA REFLEXIÓN RETROSPECTIVA DE LA PRÁCTICA DOCENTE

La formación integral parte de la idea de desarrollar, equilibrada y armónicamente, diversas dimensiones del alumno que lo lleven a formarse en lo intelectual, lo humano, lo social y lo profesional. Es decir, propiciar que los estudiantes desarrollen procesos educativos informativos y formativos. Los primeros darán cuenta de marcos culturales, académicos y disciplinarios, que en el caso de la educación se traducen en los elementos teóricos conceptuales y metodológicos. Los formativos, se refieren al desarrollo de habilidades, capacidades, aptitudes y a la integración de valores expresados en actitudes. El tipo, nivel, proceso, orientación y alcance del aprendizaje y de la formación que llegue a adquirir cada alumno es resultado de la unión de un gran número de variables. La formación es un concepto tan rico y complejo cuyo significado es imposible abarcarlo por completo en una sola definición. En el campo educativo, cuando se utiliza el concepto, casi siempre se aplica junto algún adjetivo o algún complemento con el fin de delimitar el ámbito al que se hace referencia. De esta forma, se habla de una buena o mala formación; de una formación completa o incompleta; de una formación fragmentada o integral.

En la vida diaria es común escuchar la palabra formación. En el ámbito educativo se utiliza mucho con una acepción popular o sentido común. Frecuentemente se escuchan frases como las siguientes: tiene una formación normalista, su formación es de ingeniero, tiene una formación como administrador, no tiene formación para la docencia. Expresiones más generales como: tiene una formación buena, tiene muchos años de formación, su formación es muy completa, etc. En todos estos casos se está utilizando la palabra formación para significar la cantidad y el tipo de estudios realizados por determinada persona.

Existe el supuesto de que si una persona realizó determinado tipo de estudios, automáticamente adquirió la formación que esos estudios pretendían que adquiriera. En muchos casos, este supuesto puede ser correcto, pero en otros, en su mayoría, no. Es decir, puede ser que aunque una persona haya realizado ciertos estudios formales no haya adquirido la formación informativa o integral que se esperaba de esos estudios. De acuerdo a lo anterior nos encontramos con dos concepciones de la palabra formación: una que se refiere al tipo y cantidad de estudios formales realizados, es decir, una formación externa al individuo, y otra interna que hace referencia a los resultados o producto personal de esos estudios. Por lo cual identificó estos dos puntos de vista y los relaciono, convirtiendo al segundo significado como consecuencia automática y directa del primero.

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