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La educacion como accion


Enviado por   •  17 de Junio de 2019  •  Monografías  •  2.030 Palabras (9 Páginas)  •  142 Visitas

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Hoy nos encontramos inmersos en una sociedad que busca constituir a la educación como fabricación en vez de entender a la misma como un acogimiento hospitalario de los recién llegados. Partiendo de esta base los autores Fernando Bárcenas y Joan-Carles Mélich se posicionan desde una pedagogía crítica que busca la práctica ética e interesada en la formación de sujetos con identidad y no en la mera producción de clones.

Una pedagogía critica o de la radical novedad supone una pedagogía de la exterioridad y de la alteridad, y por esta razón la educación se constituye como un acontecimiento ético entendiendo que la relación con el otro no es una relación contractual o de dominación o de poder sino que es una relación de acogimiento.

Hablamos también de la educación como acontecimiento ético entendiendo al acontecimiento como un hecho que marca un antes y un después en nuestra vida, un hecho que rompe con la idea de continuidad y que piensa a los seres humanos como seres históricos aún si esa historia es humana o inhumana como en el caso de la historia que vivimos bajo los gobiernos totalitarios. El mayor reto de la educación es entonces crear un mundo fuera de todo totalitarismos y para ello debemos considerar a la pedagogía como una pedagogía del nacimiento, de comienzos y de esperanzas. Del nacimiento porque tiene que ver con el trato que le damos a los recién llegados. Del comienzo porque entendemos a la educación como acción y de la esperanza porque todo lo que nace tiene deseos de durar.

Así podemos concluir que educar es crear novedad y no solo producir o fabricar. Estas cuestiones las veremos con mayor detenimiento en el desarrollo mismo de este trabajo.

¿Cómo podemos pensar entonces a la pedagogía y a la educación después del holocausto nazi? Este acontecimiento nos abre una brecha en el tiempo, un antes y un después en la historia misma de la humanidad donde todos nos hemos llegado a preguntar ¿Qué es el hombre después de Auschwitz? Este terrible acontecimiento histórico cambio profundamente nuestra visión de lo humano y nos hace replantear nuestras bases culturales, educativas y nuestra forma de pensar.

Cuando ponemos en práctica el ejercicio de reconocer al otro, de responder a su padecimiento, a su sufrimiento y a su muerte ponemos en marcha la responsabilidad que conlleva a la humanidad, siendo la subjetividad el motor responsable de responder a la vida, a la muerte y al gozo del otro pensándonos como un colectivo y no como individuos.

Después de Auschwitz la subjetividad se forma a partir de la alteridad y del recuerdo que hemos llegado a construir en base a notas, escritos, libros y documentales que han llegado a nosotros por distintos medios. Podemos decir, pues, que como sociedad debemos fundar una razón anamnetica basada en la capacidad de recordar y a ésta última acompañarla siempre de una razón comunicativa que busque la pluralidad y la diferencia y no se encierre solo en una unidad de pensamiento, esto significaría una revolución contra la totalidad del mundo. Podemos sintetizar entonces que la razón anamnetica de la subjetividad es darse cuenta que no hay verdadera realidad ni justicia sin restitución consiente de lo que nos ha tocado vivir.

La memoria según Jean-Pierre es la conquista por parte del hombre de su pasado individual siendo la historia, en paralelo, la conquista del pasado colectivo, podemos decir pues que la memoria devela el pasado y se presenta como fuente en el presente, siendo ésta un puente temporal entre pasado y presente, entre muertos y vivos. Para que esto suceda la memoria se vale de un recurso fundamental y es el de la narración. Narrar se vuelve así una herramienta contra el olvido y a veces también es una herramienta de quienes no acceden a la conformación de la historia oficial, siendo la narración en muchos casos un arma de la historia de los sectores subalternos. En su configuración  narrativa la memoria desconstruye y rompe esquemas. Esto nos permite ir más allá de nuestro yo silencioso ayudándonos así a descubrir la radical alteridad del otro.

Sintetizando podemos afirmar que educar en la memoria es un acto de amor y dedicación imprescindible porque nos constituye como una sociedad cultural anamnetica siendo la memoria una forma de conocimiento de lo humano. Una cultura que se forma en la memoria forma a la vez a sus ciudadanos de una manera política y ética.

Conocer nuestra historia y mantener viva la memoria de las atrocidades que han pasado en el mundo nos permite aprender y nos ayuda a no repetir tales acontecimientos inhumanos. Recordar se vuelve así un acto de justicia y cuida el pasado y asegura un futuro mejor. Como afirma Ricoeur: “Solo la voluntad de no olvidar puede hacer que estos crímenes no vuelvan nunca más” Por ello hacemos foco en que la formación de la subjetividad deba ser anamnetica.

Para cerrar esta pequeña introducción podemos decir que la pedagogía de la radical novedad tiene dos principios fundamentales éstos son la razón anamnetica, ya desarrollada, y el principio de heteronomía. Ambos pretenden hacernos consientes y responsables de lo necesario que es recordar la historia y cargarla de significado y situarnos, a su vez, en un lugar empático con el otro. Ser éticos, poéticos y críticos se convierte en un pilar fundamental a la hora de enseñar.

Desde el libro la educación como acontecimiento ético Hanna Arendt distingue entre labor, trabajo y acción.

Por labor entendemos a la actividad propia de los procesos biológicos del cuerpo, por medio de la misma los seres humanos producimos todo aquello que necesitamos para mantener nuestro organismo vivo, éste abarca toda la vida humana, ósea que mientras vivamos laboramos y en consecuencia cuando morimos el labor termina.

Por trabajo entendemos la fabricación de uno o más objetos. Cuando este objeto está terminado el trabajo llega a su fin. Podría decirse que el trabajo es la actividad que proporciona un artificial mundo de cosas.

Por ultimo nos encontramos con el concepto más importante que nos proporciona Arendt  y éste es  el de acción. Entendemos por acción a la actividad por la cual revelamos nuestra única y singular identidad, a través de ella mostramos quienes somos y lo hacemos desde el discurso y la palabra. Ésta relación, de acción y discurso, es la forma que tenemos de insertarnos en el mundo y esa inserción es como un segundo nacimiento, es la capacidad de iniciar y de comenzar algo nuevo. Podríamos decir pues que la acción es la creación de una radical novedad, por lo que la acción ética se traduce en educación liberadora porque nos permite crear un mundo nuevo de posibilidades.

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