Liderazgo En Las Organizaciones Educativas
marceedith23 de Noviembre de 2012
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LA NECESIDAD DE LIDERAZGO EDUCATIVO EN LAS ESCUELAS Y LICEOS VULNERABLES.
MARCELA ÁLVAREZ NÚÑEZ.
Al hablar de desigualdad social en nuestro país, evocamos una serie de antecedentes que nos llevan a pensar en una crisis que, al contrario de lo que podría imaginarse, se hace más evidente y más difícil de enfrentar. Inestabilidades laborales y su consecuente dificultad económica, mal distribución de la riqueza, políticas poco alentadoras, entre otras, se constituyen en factores determinantes a la hora de pensar en un bienestar social.
Todo este contexto situacional, envuelve a los sistemas educativos chilenos que ven con asombro el aumento de alumnos en situaciones vulnerables, es decir, alumnos y alumnas que de alguna manera, están expuesto al “maltrato” social, a la marginación de oportunidades sociales y, por ende, impedidos de satisfacer necesidades básicas y fundamentales. Con esta “ materia prima” las escuelas y liceos de nuestro país, deben lidiar a diario para encantar y, motivar y buscar la forma de ofrecer una y tal vez tan sólo una, oportunidad de romper el círculo irremediable de la pobreza y la vulneración.
¿Es posible pensar que un estilo definido de liderazgo educativo pueda tener impacto en la escuela y por ende, indirectamente en los alumnos y alumnas?
El liderazgo como fenómeno social debe estar presente en diversos componentes organizativos y estamentales de la organización educativa, pues ha ido adquiriendo una importancia creciente en el contexto de los requerimientos de este tipo de organizaciones en el siglo XXI, y las razones sicológicas, sociológicas, profesionales y pedagógicas (Álvarez, 1998) que adquieren relevancia y fuerza en el contexto de los desafíos societales del cambio cultural.
En un establecimiento educacional municipalizado que ofrece los tres niveles, Educación Pre Básica, Educación Básica y Educación Media, con un alto número de estudiantes, docentes con un nivel de formación profesional no acorde a requerimientos actuales en educación , y asistentes de la educación con un gran número de situaciones emergentes, imposibles de enfrentar como un todo y un sistema centrado en lo burocrático y en la falta de autonomía de cada centro, impregnado de una sensación de resentimiento por un sistema lleno de requerimientos y falto de atención por la profesión docente, es difícil reconocer aspectos que faciliten su gestión .
En la actualidad, los establecimientos educacionales más vulnerables del país, han estado en una fuerte dinámica de exposición frente a los medios: la presencia de violencia en salas de clases y recreos; bajos resultados en las mediciones SIMCE; alumnos con problemas de obesidad; bajo nivel de comprensión auditiva y de lectura en Inglés y, como si esto no fuera suficiente, los docentes de establecimientos municipales, obtienen malos resultados en el proceso de evaluación docente. Se suma a esta creciente “decadencia” del sistema, la publicación de los resultados de la Prueba Inicia que señala que el 50% de los egresados de Pedagogía no cumplen con los requerimientos mínimos para educar (MINEDUC 2011).
Además, la lluvia de tareas y quehaceres que realiza la institución educativa chilena al interior de sus dependencias genera una dispersión que confunde el eje y núcleo central educativo, puesto que al tener a la población cautiva, es posible que se apliquen encuestas, programas de salud, diagnósticos para medir objetivos de interés particular o social, vemos desdibujada la gestión de liderazgo educativo. Si agregamos algo más, como las múltiples dependencias burocráticas y jerárquicas y los procesos fragmentados (Maureira, 2006) del desempeño de los docentes en la escuela, se evidencia la atomización del sistema.
Ciertamente, este escenario genera escasa expectativas de mejora en el concierto nacional y, además, una sensación de fracaso que pesa en las espaldas de la organización escolar y sus integrantes. Desde la mirada de los usuarios, se promueve un alto nivel de desconfianza y de escepticismo.
Entonces, ¿Será posible que una acción de liderazgo tenga relevancia para abordar la misión de la escuela? ¿Será factible mejorar los resultados de aprendizaje escolar en un sistema que va en franco deterioro?
Recientemente se publicó en el diario La Tercera un estudio acerca del liderazgo en las escuelas vulnerables con mejores y peores resultados. Se comparó dos escuelas vulnerables del país, una en el extremo norte de Santiago, la escuela XX , con más de un 97% de vulnerabilidad y que logró superar de 202 a 250 puntos SIMCE, una hazaña. Y una escuela en el otro extremo de Santiago, la escuela YY con un 97% de alumnos vulnerables y que baja sus resultados SIMCE de 215 a 191.
¿Cuál es la importancia, entonces, del liderazgo educativo en estos centros escolares?
La Escuela del extremo norte, posee un director -ampliamente reconocido por todos-y un liderazgo distribuido en toda la comunidad educativa: los apoderados se organizan y los profesores participan en la toma de decisiones.
Las políticas educativas están en la búsqueda de una mejoría de la calidad y equidad de la enseñanza escolar para lo cual han considerado las investigaciones en torno a eficacia escolar, en las cuales aparecen algunos factores (financiamiento, currículo, sistema de medición de aprendizajes, etc.) como determinantes del proceso (Weinstein, 2009). Sin embargo, es el factor Liderazgo de la dirección y/o de los equipos directivos el que aparece en un rol central. Es el segundo factor intra-escuela de mayor peso en los resultados de aprendizajes de los estudiantes, hecho que se acrecienta si se habla de escuelas en pobreza (NCLS, 2003). Numerosos estudios de carácter cualitativo, asociados a efectividad realizados en países como Chile, muestran la fuerte asociación entre liderazgo educativo y eficacia escolar, no limitándose a un solo factor explicativo, lo que permite prejuzgar que es un fenómeno de complejo análisis (Maureira, 2006). No obstante y a la luz del fenómeno chileno de las últimas décadas, se pudiere traslucir algunos factores que permitirían resolver interrogantes importantes.
Como ya señalamos anteriormente, la vulnerabilidad de los Centros Educativos, dan cuenta de las carencias sociales de sus alumnos y alumnas y, como consecuencia, mayores brechas educativas con otros centros escolares y mayores posibilidades al fracaso escolar. Así, la clave está en identificar “los estilo de liderazgo” de nuestras escuelas y liceos y observar qué factores están marcando la diferencia entre ellas y que las lleva a situarse en extremos con respecto a sus resultados de aprendizajes y de gestión y, por tanto, a las oportunidades distintas que les brindan a su alumnado en general. “…la educación no sólo tiene consecuencias directas sobre su alumnado, sino que influye a las sociedades en su conjunto” (Bitar, 2004)
En este contexto surge adecuado un liderazgo que contemple en hacer de los agentes educacionales verdaderos líderes (Bass, 1985) desplazando las tareas de administración a la tecnología.
Hace poco y reconociendo a los colegios que trabajan en el mejoramiento de la calidad de su gestión escolar, el Consejo Nacional de Certificación y el Área Educación de Fundación Chile entregaron la certificación número 100 a la Escuela Ciudad de Frankfort, que pasó de estar a punto del cierre a obtener resultados destacados en el SIMCE de Lectura y Matemáticas. La pregunta, entonces, es ¿Claramente, la posibilidad de buenos resultados tiene como base la acción de liderazgo educativo que pueda realizarse en ese centro escolar? Y si así es, ¿De qué tipo de liderazgo hablamos?
La primera gran tarea es diferenciar el liderazgo tradicional del liderazgo efectivo o nuevo liderazgo: asumir la conducción de un establecimiento para planificar, programar, controlar y ejecutar tareas, es propio del liderazgo tradicional, pues las teorías tradicionales de liderazgo educativo destacan la racionalidad del líder, controlar y solucionar problemas y retención del poder, actitud reactiva al entorno, lejanía (Maureira, 2004); en relación al nuevo liderazgo que promueve valores, crea y estimula una cultura, promueve una visión, plantea ejemplo de las transformaciones que busca, actitud interventora frente al entorno y, además, le asigna importancia a los símbolos para comunicar valores. Así, como señala Gento, el real liderazgo es aquella influencia capaz de dinamizar personas para que en forma voluntaria, asuman los objetivos de la institución. Todo liderazgo que se precie de tal, buscará propiciar estrategias y procesos que influyan de manera significativa en la calidad de los aprendizajes (Maureira, 2004)
En este sentido, otra aportación al liderzazo efectivo, es considerar que el líder es capaz de generar una visión de futuro compartida, un norte claro, con criterios y estándares que se deben cumplir, sin confundir con el activismo ni la típica dispersión que se vive en los centros (Weinstein, 2009). Un imperativo de los líderes de las escuelas más vulnerables, debe ser que la escuela se guíe por objetivos morales (Fullan, 2001) y que desplieguen el máximo de sus posibilidades.
No solamente se trata de la obtención
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