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Memorias de una Practica Docente


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2018  •  Ensayos  •  2.224 Palabras (9 Páginas)  •  96 Visitas

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Práctica Profesional Docente III

Romero Karen Aldana

Memorias

Tercer año, al comenzar el tercer año tenía mucho miedo. Se venían las prácticas, aprender a secuenciar, a planificar y la carga de tratar de poder sacar todas las materias necesarias para poder entrar a cuarto el año próximo.

El primer cuatrimestre me costó bastante el tema de planificación, objetivos, procedimientos, actitudinales, me parecía y me sigue pareciendo un poco burocrático e incluso hasta innecesario, pensamiento que luego de la práctica lo reforcé.

Creo que una de la cosas que más afectaron mi situación académica en cuanto a las didácticas fue la falta de profesores disciplinares tanto de la lengua como de la literatura. Todo lo hacíamos por suposición; “supongamos que en primero tenemos estos temas” “supongamos que se deben dar estos textos” “según tal escuela el contenido conceptual es tal”. Teníamos como herramienta el DCP, que solo te dice lo que debes dar, no especifica cómo, ni qué herramientas utilizar, etc. Para un profesor de media que lleva años trabajando no le causa inquietud. Yo hasta me desesperaba a veces e incluso llegaba a preguntarles a mis profesoras de Lengua y Literatura de la secundaria.

Por fin, los cargos de las didácticas fueron ocupados. Empezamos a “caminar” en tierra firme. Pero muchas veces importaba más los aprendizajes acreditables, los indicadores de logro, lo procedimental, lo actitudinal entre otras cosas que las actividades en sí. Se podrá notar que mi secuencia con la de mis compañeras son muy parecidas en cuanto a las actividades, nos preocupábamos más por la fundamentación, los acuerdos de área, las capacidades, que no digo que no sean importantes pero en cuanto a las actividades eran muy conductistas. Incluso cuando la profesora de la Práctica nos motivaba a ser creativas y novedosas a mí personalmente no se me caía una idea, ya que de por sí primaria y secundaria las actividades eran de ese estilo; y con las didácticas nos ocupamos más del “relleno” que de las actividades. No es crítica, sino una observación.

En fin, finalizaba junio y se nos iba el primer cuatrimestre, y presentamos planificación. A pesar de los tropezones conseguí hacerla.

En el segundo cuatrimestre, se empezó a charlar más el tema de las intervenciones, a qué escuela íbamos a ir, en qué turno, cada vez que se tocaba el tema se me hacía un nudo en el estómago, no me sentía lista para ir a dar una clase, sentía que no tenía las herramientas y sobre todo no me veía como una figura de autoridad  delante de una clase.

Comenzamos a trabajar con secuencia, aprendimos a secuenciar y surgieron una seria de problemas, los profes nos cargaron de secuencias para hacer, era la primera vez que hacíamos secuencia y nos pidieron una de seis clases más taller más evaluación más un integrador con otra área.

Admito que soy una persona nerviosa e incluso impaciente, pero con todo lo que había que hacer y las practicas pisándonos los talones estaba desesperadísima. Repito, me sentía muy insegura, muy incapaz, y hasta pensé en abandonar “porque quizás no era lo mío”. Una cosa que cabe destacar es que a consecuencia de que estábamos perdidas e impacientes, logramos formar un lindo grupo y un vínculo con mis compañeras. Nos aconsejábamos entre sí, intercambiábamos ideas, opinábamos sobre nuestras secuencias, lo cual eso nos tranquilizaba a todas un poco. Creo que decidí seguir más que nada por eso, porque siempre nos “consolábamos” entre sí. Lorena fue fundamental, nos ayudó muchísimo cuando más pérdidas estábamos.

Aprendimos a secuenciar, se nos iba agosto y con septiembre venían las prácticas. Pero antes de intervenir tuvimos cinco semanas de observación, del 3 de septiembre al 5 de octubre.

Nos tocó en la escuela 12 de Agosto, el 4to 1era con la profesora Silvia Adre, los horarios eran lunes de 15.00hs a 16.20hs y los viernes de 15.00hs a 15.40hs.

El primer día de observación, lunes tres de septiembre, ingresamos al aula, ingresó la profesora y los alumnos de a uno, ya que luego de haber tocado el timbre seguían deambulando por los pasillos. Una vez que entraron se produjo una fuerte discusión entre la profesora y el alumno Benjamín, dicha situación fue incomoda y me dio terror, si antes había querido dejar por una secuencia cuando vi la situación y me puse en el lugar de la profe me aterré. La discusión duro aproximadamente 15 minutos. Las compañeras nos contaban que el alumno siempre discutía con casi todas las profes “que las tenía cansada”. El vocabulario no era el adecuado para un salón de clases, palabras como “pelotudo”, “boludo” “culiado” eran incontables en el léxico de los alumnos. Los alumnos son participativos, contestan todo lo que la profe les pregunta, pero a la hora de escribir les cuesta. En una ocasión estuvieron casi tres clases con un trabajo práctico de siete preguntas. El curso se dividía en tres; en el sector izquierdo al fondo los varones y una chica, los más revoltosos incluso en las clases solo se escuchaban ellos, en el sector derecho al fondo también un grupo de cuatro chicas más calladas y no participaban con frecuencia. Y adelante una alumna sola, Nazarena, que se sentaba sola, y se aislaba de los demás compañeros.

Los días de observación continuaron y noté la constante comparación con el otro cuarto por parte de la profesora. Muchas veces preparaba la clase en la clase. En cuanto al tema que nos tocó dar también tuvimos algunos percances, la profesora nos dio el tema “Romanticismo como movimiento literario”. Como todo movimiento literario es extenso y solo teníamos tres clases para darlo un taller para aplicarlo y una clase para evaluar. No podíamos dar Romanticismo sin dar Neoclasicismo porque surge a consecuencia de este último. Así que la profe nos dijo que diéramos los dos movimientos; luego dijo que iba a dar un pantallazo para que comenzáramos con Romanticismo. El viernes 5 de octubre la profe había pautado dar Neoclasicismo a grandes rasgos. Justo ese día los alumnos tuvieron que ir a una charla así que no lo pudo dar.

El día ocho de octubre comenzamos con las prácticas. Comenzó Agustina, seguí yo y termino Lourdes. A mí me tocó el desarrollo de clases, tenía que explicar las características generales del Romanticismo. La profe me hizo notar que solo me dirigía a un solo sector de la clase (al grupo más revoltoso pero también al más participativo) dejando totalmente afuera al grupo de las chicas y a Nazarena, y lo que noté que al estar nerviosa hablaba y explicaba demasiado rápido y a consecuencia agudizaba mi voz, más de lo normal. Mi mayor miedo era el alumno Benjamín (el que anteriormente había discutido con la profesora), lo cual me sorprendió porque fue uno de los que más participó. Trabajaron bien, contestaron todas las preguntas, realizaron las actividades que les propusimos incluso en un tiempo menor al que nosotras habíamos estipulado. A consecuencia de esto nos sobraron casi 10 minutos de clase. Viéndolo de esa forma no parecen tantos, pero en el aula diez minutos es bastante, los alumnos querían salir antes porque obviamente se habían desocupado, así que me tuve que parar en la puerta para que nadie saliera. Fueron los diez minutos más largos de mi vida hasta ahora. Esto nos sirvió para ver que no siempre las cosas salen de la forma en que uno las planea, en la Práctica Profesional Docente I vimos la multiplicidad de tareas que tenía el docente dentro del aula. Una de ellas era la inmediatez, es decir la capacidad de “improvisar” frentes a situaciones de emergencia o cuando ya se terminó con las actividades planteadas y sobró tiempo. A partir de esto aprendimos a llevar un truco bajo la manga, así que en las clases siguientes llevábamos actividades extras por si nos llegaba a sobrar tiempo. Creo también que ese tiempo sobrado fue porque subestimamos a los alumnos, nos dejamos llevar por los comentarios de la profe, “les cuesta” “están tres horas para contestar una pregunta” “no es el curso más lindo” etc. La profesora de Sociología nos contaba que los alumnos perciben estas cosas, y responden de la manera en que uno los visualiza. Así que eso fue la primera clase, salió bien, pero debíamos mejorar muchas cosas, desde aprender a manejar los nervios a no dejarnos llevar por los comentarios de las profes acerca del grupo, sino tratar de sacar nuestras propias conclusiones.

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