Organizaciones Laborales En El Ecuador
ecgye12318 de Junio de 2013
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EL DERECHO DE ASOCIACION DE LOS TRABAJADORES Y DE EMPLEADORES, GARANTIZADOS EN LA CONSTITUCION POLITICA DEL ECUADOR
ANALISIS DE LA EVOLUCION HISTORICA DEL DERECHO DE TRABAJO EN EL ECUADOR
ARTICULO 326, ORDINALES 7 Y 8
7. Se garantizará el derecho y la libertad de organización de las personas trabajadoras, sin autorización previa. Este derecho comprende el de formar sindicatos, gremios, asociaciones y otras formas de organización, afiliarse a las de su elección y desafiliarse libremente. De igual forma, se garantizará la organización de los empleadores.
8. El Estado estimulará la creación de organizaciones de las trabajadoras y trabajadores, y empleadoras y empleadores, de acuerdo con la ley; y promoverá su funcionamiento democrático, participativo y transparente con alternabilidad en la dirección.
PRIMEROS GRUPOS SINDICALES EN EL ECUADOR
Hugo Valencia explica que el movimiento obrero en el Ecuador tuvo sus primeras manifestaciones en 1913 y ya para entonces existía la Sociedad de Carpinteros de Guayaquil. Culmina este movimiento cuando se creó en el año de 1925, el Ministerio de Previsión Social y Trabajo; y en el año de 1938, se promulgó la Ley Laboral.
Resaltamos que algunas vencieron el tiempo, las circunstancias de carácter social y político que vivió el país en los siglos XIX y XX y llegaron hasta nosotros. Testimonian aquello la Sociedad de Tipógrafos del Guayas, que se estableció en 1884, y la Sociedad de Vivanderos, que se fundó en 1895.
Otras que se crearon con espíritu fraternal y de servicio ciudadano no descuidaron impulsar de múltiples maneras el reconocimiento a los derechos obreros y fomentaron la superación de aquellos. Tales la Benemérita Sociedad Filantrópica del Guayas, que nació en 1849, la Sociedad de Artesanos Amantes del Progreso, fundada en 1878, y el Centro Feminista Aurora que, liderado por Clara Aurora Potes de Freire, se estableció el 1 de mayo de 1918.
Cuando el progreso cambió la vida de la urbe en la segunda mitad de la centuria anterior, desaparecieron entidades vinculadas a importantes actividades. Así, la Asociación Cooperativa Unión de Sombrereros, el Gremio Social de Escogedoras de Café, la Sociedad Cosmopolita de Cacahueros, la Sociedad de Abastecedores de Carbón, el Sindicato de Herreros, el Sindicato de Obreros Tranviarios, la Sociedad de Toneleros y la Sociedad Gremial de Carretoneros.
Hubo instituciones que años atrás se disolvieron por diversos motivos, pero sus nombres sirvieron de referencia para el nacimiento de otras en épocas recientes. Lo demuestran la Sociedad Unión de Panaderos (1898), Sociedad Beneficencia de Peluqueros (1905), Sindicato Unión de Lustradores de Calzado (1919) y Asociación de Reporteros de Prensa (1922). Ahora hay similares a ellas, pero con denominaciones más modernas.
Gracias a su organización muchos de estos gremios ampliaron los servicios para sus integrantes, levantaron sus propias sedes y mantuvieron programas recreatrivos y de capacitación.
Actualmente es muy común la constitución de sindicatos, asociaciones y entidades afines reconocidas por los respectivos ministerios.
Obreros, empleados, payasos, vendedores informales de diversos productos, vendedores de caramelos, conserjes se mantienen unidos como sus antecesores y tratan de mantener vigente el respeto al libre ejercicio del trabajo y los derechos que la Constitución otorga a quienes los ampara el Código respectivo.
INSTITUCIONES OBRERAS
Sociedad Hijos del Trabajo de Instrucción, Recreo y Beneficencia (1896), Asociación de Empleados (1904), Sociedad de Carpinteros de Auxilios Mutuos (1901), Sociedad de Sastres Luz y Progreso (1905), Confederación Obrera del Guayas (1905), Sociedad Hijos de Vulcano (1906), Club Guayas de Instrucción, Recreo y Beneficencia, Sociedad de Albañiles Libres (1906), Sociedad Unión de Zapateros (1906), Sociedad de Abastecedores de Carne (1906), Sociedad de Plomeros y Gasfiteros (1909), Sociedad Unión de Choferes del Guayas (1913), Sociedad de Voceadores de Periódicos (1913),
Sociedad de Joyeros y Plateros (1914), Sindicato de Trabajadores en Arena (1925), Sociedad de Hojalateros (1925), Sociedad General de Comerciantes Al Por Menor (1925), Sociedad de Botelleros de Defensa y Protección Mutua (1930), Sindicato de Trabajadores de Aseo de Calles y Anexos (1944)
15 DE NOVIEMBRE DE 1922: CUANDO EL RÍO SE LLENÓ DE CRUCES
Una protesta que derivó en una masacre de obreros, causó conmoción en el Guayaquil de 1922. Los cadáveres de muchos huelguistas fueron lanzados al río Guayas. La señal de los cristianos sobre las aguas se convirtió en un tributo a los caídos.
La noche del 13 de noviembre encontró a Guayaquil a oscuras. El único alumbrado era el de los reflectores de varios buques en el río Guayas. Había paro en la Planta Eléctrica y en la de Gas. La Asamblea General de Trabajadores de Guayaquil, que incluía a tipógrafos y voceadores, había decidido que los periódicos salgan por última vez el amanecer siguiente.
Tampoco trabajaron los conductores de carros urbanos, los del ferrocarril, las fábricas, piladoras, la cervecería, la jabonería y los aserríos del sur de esta ciudad que, en ese año (1922), tenía un aroma a agua dulce. Todos plegaron en paro, entusiasmados por la victoria conseguida por la protesta de los obreros ferroviarios, en el mes anterior.
"Maldita sea la huelga, diríamos, si no nos constara que hay mucha justicia en los reclamos que la han motivado" fue parte del editorial de El Universo del 14 de noviembre, la víspera de la protesta que terminó con más de un centenar de obreros muertos, según registros de la prensa local (un grupo de historiadores habla de entre 300 y 500 víctimas), y que inspiró la obra de Joaquín Gallegos Lara, Las cruces sobre el agua.
Al escenario histórico de aquel convulsionado momento social concurrían varios elementos económicos y políticos: el precio del cacao, principal producto de exportación, cayó de 26 a 9 centavos en dos años. Además, los trabajadores ecuatorianos alcanzaron protagonismo tras el establecimiento de ciertas empresas, y el pensamiento socialista influyó en Latinoamérica tras la Revolución Rusa de 1917.
Guillermo Arosemena, subdirector del Archivo Histórico de Guayaquil, sostiene que el origen de la protesta fue una grave crisis económica. "Todo comenzó por el alza de los precios y las importaciones, a la que se sumó un pesado componente político. Algunos opositores utilizaron el caos que se vivía como plataforma política, caldeando los ánimos", dijo.
La huelga no era obligatoria, pero el reclamo tenía acogida multitudinaria. "Los trabajadores pedían mejores condiciones de vida para todos", recuerda Jorge Luis Ponguillo. Su memoria de hombre de 96 años guarda estas y otras luchas laborales. Aunque para esa época él tenía un poco más de 13 años, la impresión de aquel momento fue partitura para sus pedidos como miembro de la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres (Ceols), y de la Asociación de Jubilados de Guayaquil. "Todos aprendieron la lección después de esa carnicería", reflexiona.
A las dos de la tarde del martes 14 de noviembre de 1922, más de treinta mil obreros huelguistas desfilaron hacia la Gobernación, y le entregaron a Jorge Pareja, el gobernador, un manifiesto con sus peticiones. Determinaron un plazo de 24 horas para la respuesta del presidente José Luis Tamayo, afirma el ibarrense Elías Muñoz Vicuña en su obra 15 de noviembre de 1922 y su proyección histórica.
"La gente estaba inquieta esa tarde. Llegó el coronel Pedro Concha, cuñado del presidente José Luis Tamayo, trayendo consignas para el general Enrique Barriga, jefe de Zona de Guayaquil", recuerda Jorge.
Alejo Capelo, en su libro 15 de noviembre de 1922, una jornada sangrienta muestra un telegrama que el presidente José Luis Tamayo le dirigió al general Barriga: "Espero que mañana a las seis de la tarde me informará que ha vuelto la tranquilidad a Guayaquil, cueste lo que cueste, para lo cual queda usted autorizado".
Al amanecer del 15, una marcha compuesta por cerca de treinta mil personas acudió a la Gobernación. Se vencía el plazo y el presidente Tamayo, mediante decreto, dictó medidas económicas pero nada dijo sobre la situación de los obreros. Aun así, los dirigentes del paro concedieron 24 horas más.
Las masas habían fijado su objetivo en mejorar el trato que recibían en sus trabajos. Avanzaron hasta la clínica Guayaquil, ubicada entonces en Pedro Carbo y Clemente Ballén, en busca de Pareja.
Los diarios El Telégrafo y El Universo del 17 de noviembre reseñan que José Vicente Trujillo y Carlos Puig Vilazar, quienes estaban del lado de los obreros, instaron a la muchedumbre a una conducta mesurada.
Trujillo anunció que había conseguido obtener del Gobernador de la Provincia la liberación de algunos huelguistas aprehendidos el día anterior.
"La gente avanzó hasta la Policía –relata Jorge Ponguillo– para sacar a esos compañeros, pero los milicos que habían llegado desde antes empezaron con el fuego, porque se asustaron al observar tanta gente a su alrededor". En esta parte de la historia, la mirada de Jorge parece la de un observador distante. Calla y dice: "¡Cómo en pocos minutos las cosas se pusieron tan mal!".
Aproximadamente a las dos de la tarde, los miembros de la Policía, apostados en la avenida Olmedo –desde Eloy Alfaro hasta Chimborazo– empezaron a disparar a la turba. El batallón Vencedores se colocó en guerrillas
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