Practica Educativa
maespalabras30 de Abril de 2014
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Introducción
Se sabe que la principal función de la escuela es educar a los sujetos. Sin embargo se debe tener en cuenta los diversos elementos que influyen en dicha función. Se partirá entonces desde el rol docente y la enseñanza como principales componentes de la escuela y el desarrollo de ambos dentro del contexto sociocultural actual, además de las relaciones que se generan en su entorno. Se analizará desde una mirada crítica y reflexiva tomando en cuenta las múltiples dimensiones en que se da la práctica educativa, sus relaciones externas e internas, clases de rol docente y de enseñanza que pueden manifestarse, actores intervinientes, contexto cultural y social, etc.
Sería necesario antes de comenzar a desarrollar el tema conocer qué se entiende por práctica docente, sus características, condiciones y dificultades. Esto ayudará a comprender las diferentes situaciones que se planteen con relación a ella.
Posicionándose en una perspectiva crítica-reflexiva la práctica docente se define como altamente compleja ya que se desenvuelve en escenarios que se encuentran influidos por el contexto, con multiplicidad de dimensiones que operan en ella y la simultaneidad desde las que estas se expresan tendrían por efecto que sus resultados sean en gran medida imprevisibles. Es una actividad cuyo contexto de producción esta constituido por sujetos sociales que realizan su función influidos por sus intenciones, sus pensamientos, sus propias concepciones acerca del conocimiento, de la enseñanza. Presenta características que en los contextos actuales tienen implicancias directas sobre la enseñanza como:
Multidimensionalidad: Los acontecimientos que ocurren en el aula, ocurren en medio de interacciones, por un lado, entre los alumnos y por otro, entre los docentes y los grupos. En estas interacciones están mediatizadas por factores personales y psicosociales que ínter juegan en forma dinámica.
Simultaneidad: dentro del aula ocurren muchas cosas al mismo tiempo. Las inquietudes, las motivaciones, los comportamientos actúan al mismo tiempo.
Inmediatez: Las acciones de los integrantes de una clase se desarrollan a un ritmo muy rápido, los sucesos que se desarrollan de modo inmediato son múltiples.
Imprevisibilidad: en una clase suceden acontecimientos no previstos. No es posible conocer toda la gama de preguntas, inquietudes, motivaciones racionales de un grupo escolar.
Se intentará poder comprender la enseñanza, su planificación, los contenidos, las múltiples interacciones que se desarrollan en torno a la práctica educativa, los valores que se ponen en juego, aún contradictoriamente, y también la conflictividad propia de los procesos interactivos que demandan de los docentes, decisiones éticas y políticas en las que inevitablemente se tensan condiciones subjetivas y objetivas. Se tendrá en cuenta los diversos desafíos que enfrenta el docente hoy como: las nuevas tecnologías, la diversidad, la inclusión, la marginalidad y lo que el maestro en su oficio de enseñante debería o podría hacer para lograr una enseñanza y un aprendizaje significativo, preparando a los alumnos para el nuevo mundo.
Una de las principales funciones de la escuela es la de posibilitar que los alumnos se apropien de conocimientos considerados socioculturalmente relevantes. En ese proceso cobra particular importancia la dimensión didáctica. No puede comprenderse la tarea pedagógica y didáctica fuera de su vinculación con aquellos aspectos económicos, culturales, institucionales y personales que le dan contexto, puesto que los mismos constituyen su universo de límites y posibilidades. Pero, inversamente, tampoco puede la dimensión didáctica reducirse o subsumirse en las anteriores.
Se ha visto que antes de comenzar su tarea de docente, es decir, de enseñar, guiar en el camino del aprendizaje a sus alumnos, el / la docente hace de “madre / padre” por así decirlo. Esto se debe a que algunos de los niños que asisten a la escuela no cuentan con los recursos necesarios desde su núcleo familiar para desayunar antes de venir a la escuela. Por lo tanto desayunan antes de comenzar la clase. ¿Por qué ocurre esto? Porque desde la escuela entienden que con el estomago vacío es muy difícil que se logre el aprendizaje. Se pierde tiempo, es verdad, sin embargo atendiendo a una de las demandas de la sociedad se pretende llegar a un aprendizaje significativo y válido.
El rol del maestro no es solo transmitir conocimientos, saberes, sino también posibilitar las herramientas necesarias a los alumnos para que el aprendizaje sea efectivo y con sentido. No se puede pretender que una clase sea perfecta, sin contratiempos. No todos los alumnos estarán al mismo nivel de aprendizaje y no todos contarán con los útiles básicos para llevar a cabo sus tareas. El docente deberá lidiar con esto permanentemente así sea una de las “mejores” escuelas en la que desempeñe su rol. Sin embargo, intentará todo lo que este a su alcance para lograr sus objetivos, como consultar con otros profesionales acerca de las condiciones de sus alumnos y de qué manera podrá intervenir ya sea desde entidades de apoyo creadas por el Estado como el CAE u otras formas de apoyo escolar. Lo mismo ocurrirá en cuanto al material que necesite para sus clases que podrá reclamar desde la dirección de la institución o, en caso de que la escuela no cuente con este recurso, casi sin pensarlo lo hará con sus propios recursos. Durante la observación realizada pudo notarse que los materiales que cotidianamente utilizaban los alumnos en su práctica como: las fotocopias, los lápices de colores, gomas, tijeras, boligomas, etc., provenían del bolsillo de la maestra. Por supuesto que existían criticas desde la docente, pero era algo que ella misma consideraba necesario para que sus alumnos se sintieran seguros, contenidos, y lograrán el aprendizaje propuesto.
Los múltiples determinantes que complejizan la práctica docente operan en muchos casos como interferencias, provocando un corrimiento de aquello que es su tarea central: el trabajo en torno al conocimiento. Va más allá de aplicar técnicas en una clase, implica una mediación, por lo que es un trabajo creativo que ofrece gratificación y utilidad social aunque no este bien pago ni reconocido. Lo que se acaba de señalar nos introduce dentro de tres dimensiones que son consideradas cruciales para la profesionalidad docente como:
LA OBLIGACION MORAL.
EL COMPROMISO CON LA COMUNIDAD.
LA COMPETENCIA PROFESIONAL.
El modo de ser ético de cualquier persona se construye de manera cotidiana, cuando se entra en relación con el otro, es la acción reiterada, continua, vital que da identidad. Con este actuar moral se participa del mundo social todos los días, se manifiesta en la ‘preocupación’ que manifestamos por los otros, estableciendo un claro interés por lo que les sucede, y que nos obliga, desde luego, a establecer un compromiso permanente con ellos.
En la escuela se establecen relaciones morales entre docentes y alumnos / as que se manifiestan de muchas formas, por ejemplo, cuando se organiza el trabajo escolar se asumen posturas que pueden ir desde la indiferencia hasta la hostilidad, tanto por parte de los maestros hacia los alumnos como de éstos hacia sus pares.
Uno de los alumnos que se observo durante la práctica por ejemplo, tenía casi naturalizado el agredir a su compañero/a físicamente ante cualquier eventualidad que no fuera de su agrado. Una de las justificaciones que utilizo en una ocasión redactada por la docente fue: “pero te pegué despacito”. Podría ser motivo de risa para algunos, pero es en esos momentos donde sin duda el docente manifiesta en el aula su ser moral, su interioridad queda descubierta en cada acción reiterada y continua que asume frente a sus alumnos.
Cada día el docente debe aumentar la preocupación por saber qué sucede en las aulas, ya que es el espacio donde los alumnos pasan gran parte de su tiempo; porque además en la escuela los valores éticos alcanzan una expresión concreta que más tarde se expresarán en otros espacios. En ella se imprime ese ‘modo de ser’ del alumno, la persona se construye a sí misma, la moral se hace efectiva. Por otra parte, existe también un interés manifiesto por encontrar respuesta a los problemas morales presentes en la sociedad actual desde la escuela.
El actuar moral de los alumnos y los maestros exige un acercamiento reflexivo; no se trata de brindar soluciones a sus actitudes morales presentes en la escuela en unas breves líneas; es sólo un llamar ‘ético’ constante para tomar conciencia de que, lo que sucede en la escuela necesita ser revisado en el marco de las acciones concretas y cotidianas y no basarnos en una moralidad abstracta sujeta a los imperativos del deber formal para hacerlo.
Apelar a la ética en la escuela, es apelar a la razón del maestro, descubrir que está obligado a ser tolerante con sus alumnos. La posibilidad de reconocerlo y aceptarlo obliga al docente a reflexionar sobre su actuar en el aula. Es pensar y analizar de forma consciente frente a las conductas caóticas
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