Secuencia cuento realista

Asignatura: Lengua

Docente: Silvia González         

Docente co-formadora:

Alumna: Ávila Coulter Carolina. – Herrera Rocío

Fecha: 24/10/19

Hora: 80 min.

Curso: 2°

Tema: “El cuento realista”

Situación problema de contexto:

Debido a que los alumnos presentan dificultades al momento de reconocer un tipo de texto, tanto los de la escuela media como así también los de  la enseñanza  terciaria de manera más imprescindible en este caso , ya que deben apropiarse adecuadamente y manejar estos conocimientos de manera flexible ; a partir de ello nos centraremos en una de las tipologías :  el cuento, más precisamente el cuento realista con sus características para que como futuros docentes puedan reconocer el mismo para facilitar  el proceso enseñanza-aprendizaje para con sus alumnos.

Competencias:

• Conocer el movimiento que contextualiza al cuento realista.
• Comprender textos de la literatura realista en función de sus características formales.
• Valorar la literatura como forma de expresión adecuada a sus diversos contextos.

Actividades de apertura

Presentamos a los alumnos un afiche con varias fotos al azar, el cual será ubicado sobre el pizarrón. Luego realizaremos las siguientes preguntas:

IMÁGENES 10[pic 1]

[pic 2][pic 3][pic 4][pic 5][pic 6][pic 7][pic 8]

[pic 9][pic 10][pic 11]

• ¿Qué observan en las imágenes?
• ¿Tienen alguna relación?
• ¿Qué se refleja en ellas?
• ¿Hacen este tipo de cosas en su día a día?

(Entonces estas fotos son un reflejo de la realidad.  Una foto nos muestra la vida tal cual es.

Dentro de la literatura existe un género literario que trata de mostrar la realidad tal como es o por lo menos acercarse bastante a ella, nos referimos al cuento realista.)

Una vez hecha la pequeña introducción, pedimos a los alumnos que coloquen la fecha y como tema: el cuento realista. 

Actividades de desarrollo

Después ayudaremos a comprender mejor este tipo de cuento brindándoles a los alumnos su respectivo concepto y características, los cuales se explicarán luego de la lectura de los mismos. Repartiremos fotocopias con dichos contenidos.

El cuento realista: es un relato que narra historias donde los hechos son mostrados como reales, pero son producto de la imaginación del autor. En estos cuentos no se busca la veracidad como en una crónica periodística, ni la exactitud de la narración histórica, sólo se intenta que resulte creíble.

Un mundo de ficción realista es aquel que está regido por la misma lógica que el mundo real -el del autor y del lector-. Todo lo que allí pase podría pasar o haber pasado en la realidad, por ejemplo algún hecho histórico.

En un sentido el Realismo es el nombre dado a la escuela que se desarrolló en un espacio y un momento históricos precisos, en Francia, a mediados del siglo XIX, al igual que en América que tuvo un enorme desarrollo gracias a la influencia de grandes escritores europeos, como Gustave Flaubert.[pic 12]

Para que los alumnos conozcan este tipo de texto propondremos la lectura modélica y guiada del cuento realista de Horacio Quiroga “A la deriva”.

Entregaremos las copias a cada alumno. En el cual se incluirá una imagen ilustrativa referida al cuento y una breve biografía del autor.

[pic 13]

A la deriva[pic 14]

El hombre pisó algo blancuzco, y en seguida sintió la mordedura en el pie. Saltó adelante, y al volverse con un juramento vio una yaracacusú que, arrollada sobre sí misma, esperaba otro ataque.

El hombre echó una veloz ojeada a su pie, donde dos gotitas de sangre engrosaban dificultosamente, y sacó el machete de la cintura. La víbora vio la amenaza, y hundió más la cabeza en el centro mismo de su espiral; pero el machete cayó de lomo, dislocándole las vértebras.

El hombre se bajó hasta la mordedura, quitó las gotitas de sangre, y durante un instante contempló. Un dolor agudo nacía de los dos puntitos violetas, y comenzaba a invadir todo el pie. Apresuradamente se ligó el tobillo con su pañuelo y siguió por la picada hacia su rancho.

El dolor en el pie aumentaba, con sensación de tirante abultamiento, y de pronto el hombre sintió dos o tres fulgurantes puntadas que, como relámpagos, habían irradiado desde la herida hasta la mitad de la pantorrilla. Movía la pierna con dificultad; una metálica sequedad de garganta, seguida de sed quemante, le arrancó un nuevo juramento.

Llegó por fin al rancho y se echó de brazos sobre la rueda de un trapiche. Los dos puntitos violeta desaparecían ahora en la monstruosa hinchazón del pie entero. La piel parecía adelgazada y a punto de ceder, de tensa. Quiso llamar a su mujer, y la voz se quebró en un ronco arrastre de garganta reseca. La sed lo devoraba.

-¡Dorotea! -alcanzó a lanzar en un estertor-. ¡Dame caña1!

Su mujer corrió con un vaso lleno, que el hombre sorbió en tres tragos. Pero no había sentido gusto alguno.

-¡Te pedí caña, no agua! -rugió de nuevo-. ¡Dame caña!

-¡Pero es caña, Paulino! -protestó la mujer, espantada.

-¡No, me diste agua! ¡Quiero caña, te digo!

La mujer corrió otra vez, volviendo con la damajuana. El hombre tragó uno tras otro dos vasos, pero no sintió nada en la garganta.

-Bueno; esto se pone feo -murmuró entonces, mirando su pie lívido y ya con lustre gangrenoso. Sobre la honda ligadura del pañuelo, la carne desbordaba como una monstruosa morcilla.

Los dolores fulgurantes se sucedían en continuos relampagueos y llegaban ahora a la ingle. La atroz sequedad de garganta que el aliento parecía caldear más, aumentaba a la par. Cuando pretendió incorporarse, un fulminante vómito lo mantuvo medio minuto con la frente apoyada en la rueda de palo.

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