TEMAS CENTRAL PARA EVALUAR: MARKETING ESTRATEGICO Y MARKETIN OPERTATIVO, MARKETING MIX , CO- CREACIÓN Y CO PRODUCCIÓN , COOPRODUCIÓN

“2014. Año de los Tratados de Teoloyucan”[pic 1][pic 2]

SEMINARIO DE TEMAS SELECTOS DE HISTORÍA DE LA PEDAGOGÍA Y LA EDUCACIÓN I

LA HISTORIA DE LA EDUCACIÓN

INTRODUCCIÓN

La educación siempre ha sido un tema de mucha relevancia en cualquier sociedad existente y es importante aclarar que no es algo nuevo ya que se encontraba de forma implícita dentro de las actividades diarias de las personas desde épocas muy remotas y que ha ido evolucionando de manera paulatina a lo largo de los años y de la historia. Al igual que la educación, las sociedades han ido transformándose a lo largo de diversos sucesos que a su vez han influido en la formación de las instituciones educativas que forjaban la enseñanza respondiendo a las necesidades en esos tiempos. Por lo tanto, ¿cómo fue el proceso histórico de la creación y transformación de la educación y sus instituciones como un acto e institución formal, estructurada y explicita? y ¿cuáles fueron los principales factores en los diversos contextos que contribuyeron a la creación de la misma?  

Tomando en cuenta las interrogantes anteriores, en el presente documento lo que se pretende es aclarar de manera satisfactoria las cuestiones dando cuenta de los procesos históricos que influyeron y cómo afectaron a la formación de la educación junto con el conjunto de técnicas, estrategias y asignaturas que permeaban el currículo. Dentro del proceso histórico también se rendirá cuenta de las épocas en que sucedieron y su contextualización a las mismas (época medieval, las grandes revoluciones del siglo XVIII, Francia y Estados Unidos en el siglo XIX y Revolución Mexicana) esto con el objetivo de entender mejor el por qué de los proceso o cambios que dirigían el modo de enseñanza en aquellos momentos.

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La educación de los jóvenes en la época preindustrial

Comenzando con la educación en la familia en la época medieval, Philippe Ariés nos dice que los sentimientos o lazos afectivos que entablaba la familia con los hijos afectaban de manera directa la forma en que se educaban a estos. La razón principal era porque en esa época los lazos afectivos no eran tan fuertes entre padres e hijos y esto les permitía desprenderse o alejarse más fácilmente de ellos. Por tal motivo, solo “conservaban” a sus hijos hasta cierta edad (siete o nueve años) y después eran mandados a casas ajenas de algunos conocidos u otras personas para aprender diversas cosas enfocadas a la vida cotidiana, como el servicio ordinario en dirección al trabajo domestico, los modales y valores o algún oficio, entre otras cosas( Ariés, 1998, pp. 37-38).

Ariés nos dice que “el servicio domestico se confundía con el aprendizaje, forma muy general de la educación” (Ariés, 1996, p.40) y con esto se nos da una noción de lo que en ese entonces era aprendizaje, además de que en esa época el trabajo domestico no era considerado como algo que degradaba la dignidad de quien lo ejercía con lo que se concluye que el concepto de lo que hoy entendemos por servicio domestico es totalmente diferente a esa época. Además, también es observable que en este momento histórico, se le asignaba mayor peso a la práctica (por esa razón era el servicio) que a la teoría o el conocimiento, que de por si era escaso. Los niños no solo sabían acerca de algún servicio u oficio en particular, debían practicarlo de manera correcta.

Con respecto a lo anterior, se puede observar que la familia era más moral y social que sentimental. Los primeros dos aspectos eran mucho más importantes por la sencilla razón de que era mejor un buen servicio común hacia la sociedad que los sentimientos. La finalidad de todo esto era preparar al niño para ser un adulto y en muchas ocasiones, cuando el niño ya lo era no volvía a casa porque comenzaba su propia vida Ariés, 1998, p. 42).

Con respecto a la escuela como institución, se encontraba presente de manera escasa y limitada, ya que sólo había escuela para los clérigos, sin embargo, el panorama y la familia empiezan a cambiar en el siglo XV, cuando la escuela empieza a abrir sus puertas a los niños, sin embargo, las costumbres de mandar a los hijos a casas ajenas sigue estando presente. Ante esto Ariés dice que “la escuela dejó de estar reservada a los clérigos para convertirse en el instrumento de iniciación social” (Ariés, 1998, p 43) y con ello acarreó una nueva necesidad y propósito que era propio de la misma, la de aislar a los jóvenes del mundo de los adultos y mantener su “inocencia”, para que en el futuro estuvieran mejor preparados ante las tentaciones y junto con esto surgió un cambio de mentalidad en las familias comenzando por reforzar lazos afectivos por medio de mayor dedicación y cuidado de los hijos.

Ante este apego a los hijos apareció la necesidad de crear instituciones más cercanas para evitar que los hijos se alejaran al tener la necesidad de asistir a escuelas con mayor distancia y fue así como durante esta época se dio un giro a la educación y al aprendizaje que pasó de ser propiciado por un adulto en una casa ajena a ser proporcionado por una institución.

 En este sentido, con la llegada de la escuela como institución social, llegaron las artes liberales y artes mecánicas Las primeras eran las materias que se daban en las instituciones y las segundas eran todos los oficios que se ejercían en ese momento (Santoni, 1996, p.86).

Sin embargo (y como ya se había mencionado antes) persistió la idea de que los hijos debían aprender oficios y realizar servicios sin asistir a la escuela y es aquí cuando entran lo que son denominadas las corporaciones de oficio. Esto según Sewell, otorgaba beneficios (y con ello también obligaciones) a los diferentes oficios que eran ejercidos en la época, tales como la compra y venta de artículos exclusivos además de mayor fuerza o “legalidad”, pero a la vez se les exigía una buena calidad de trabajo en cuanto a los artículos u obras que vendían, todo para la mejora de la sociedad. Las corporaciones de oficio solo podían serlo si eran válidas ante el rey y esto, además de los beneficios y las obligaciones, se expresaban en los estatutos que eran ratificados por el mismo. (Sewell, 2001, pp. 45-49).

La principal obligación de las corporaciones es  garantizar la calidad y honestidad del trabajo del oficio y es por ello que había jurés que realizaban inspecciones acerca del trabajo que se realizaba y si no estaba acorde a la calidad y honestidad esperada podría otorgarse una multa o eliminar el trabajo defectuoso.

Ante lo anterior Sewell nos dice que “esa misma preocupación por la perfección se encontraba también  en otro tipo de regulación que aparecía en todos los estatutos: las regulaciones para la enseñanza de los aprendices” (Sewell, 2001, p.50) Los maestros de los diferentes oficios tenían un aprendiz a quien debían mostrarle todo lo relacionado con ese mismo oficio. Debido a diversas causas, algunas veces los aprendices podían llegar a vivir en la casa de su maestro para que, además de aprender el oficio, le ayudara a este con las tareas del hogar en compensación a la “adopción” temporal que se le daba, por lo que podríamos volver a uno de los puntos anteriores en donde los jóvenes eran enviados a otras casas a realizar labores domésticos y  aprender un oficio.

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