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La Formacion Continua


Enviado por   •  21 de Mayo de 2013  •  1.130 Palabras (5 Páginas)  •  295 Visitas

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Antes de recomendar a los docentes en qué deben formarse / reciclarse para ser profesores eficientes, respetados por sus alumnos (lo que conlleva una creciente dificultad) y mantenerse en forma, conviene repasar un poco el concepto de formación continua y su nacimiento.

La formación continua: ¿por qué?

Es destacable comprobar cómo en todas las épocas, hasta el s. XIX inclusive, se consideraba radicalmente separada la etapa de la vida en que una persona debía estudiar y formarse (infancia, adolescencia y primera juventud), de aquella en que era ya un profesional que ejercía su oficio, no precisando de más educación (segunda juventud, edad adulta y vejez). Entre ambos períodos no había ningún solapamiento: uno era un alumno o un aprendiz y, después, era un profesional. Ver a un estudiante de treinta años, por ejemplo, hubiese resultado tan insólito como ver a un trabajador (considerado como tal) de diez o quince.

Esto resultaba bastante lógico por cuanto el ritmo de avance de los conocimientos y las técnicas era lento y no exigía seguir formándose a lo largo de una carrera. Por ejemplo y para una ciencia compleja como la medicina, cuando un joven ya se había educado como médico, podía ejercer la profesión todo el resto de su vida sabiendo que, en su vejez, el estado del arte sería muy parecido al que existía cuando terminó sus estudios superiores.

Con la llegada de la Revolución Industrial esto empieza a alterarse drásticamente. El ritmo evolutivo de la técnica y la tecnología se acelera notablemente, la productividad crece exponencialmente y ello arrastra tras de si una espiral de vertiginosos cambios en otras muchas disciplinas.

El entorno de cualquier trabajador se hace mucho más complejo, cada vez más especializado, y los continuos descubrimientos, inventos y avances en varios campos provocan que un profesional está cada vez más impelido a reciclarse periódicamente para no ver caducar sus conocimientos, a compaginar su actividad laboral con un cierto estudio de las nuevas tendencias.

Al principio de esta nueva era, muy pocos adultos serán conscientes de que deben trabajar y volver a formarse, aunque sea un poquito y muy de vez en cuando, para no perder eficacia. Pero, mediado ya el s. XX, la actualización continua en la propia profesión va adquiriendo mayor importancia, pues los cambios se suceden con creciente velocidad, llegando a hacer obsoletos conocimientos que, muy poco tiempo atrás, parecían verdades absolutas.

Esta circunstancia empieza a ser detectada primero, por algunos profesionales liberales (ingenieros, abogados, médicos, arquitectos) y, después, por el conjunto de individuos y empresas.

Empiezan a aparecer lo que se da en llamar programas de reciclaje, programas de actualización, programas de educación continua, masters, cursos de perfeccionamiento, etc., segmentados por especialidades y con un enfoque reglado que intenta ser muy práctico.

En la década de los 70 ya se habla frecuentemente de la formación permanente como una necesidad que, a la larga, todos deberemos cubrir, y se empiezan a valorar muy positivamente a los profesionales inquietos por afilar la sierra.

En la década de los 80 y 90 sigue acelerándose el ritmo de cambio y se vive un período de fuerte crecimiento económico (con una crisis importante en 1993). El entorno laboral se va haciendo más complejo, interdependiente y fluctuante. A los profesionales se les exige cada vez más productividad pero, a la vez, se necesita que estén al día en los últimos avances.

Formación continua para la docencia: ¿para qué?

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