Antecedentes De Los Sistemas De Gestión De Calidad

Antecedentes y filosofías de la Calidad

Antes que nada, al mencionar la palabra fundamento, creo que es obligatorio primeramente remontarme a los inicios de los GSC, en esos tiempos en los que a decir verdad, no se contaba con un estricto sistema en el que la calidad se organizara a lo largo y ancho de toda la empresa sino que sólo se pensaba en la entrega de productos de mediana o nula calidad; cuando los consumidores tenían que conformarse con lo que las empresas (prácticamente monopólicas) les ofrecían. Esa época, sinónimo de esclavismo industrializado, despotismo gerencial, maltrato al obrero, etcétera, está marcada por la existencia de una clara administración desorganizada; me refiero al siglo XIX, mismo en el que aparece un personaje muy conocido en el ambiente de la ingeniería industrial, su nombre es Frederick W. Taylor.

Taylor, conocido principalmente como el padre de la ingeniería industria y el fundador del concepto Administración Científica, formuló algunas ideas con respecto a la administración de la industria manufacturera, una de ellas continúa vigente en estos tiempos modernos: la división de las tareas del empleado en pequeños elementos con el fin de realizar estudio cronometrado, fijar un tiempo permitido para cada tarea y posteriormente una cantidad de producción por unidad de tiempo, ora unidades por hora, ora unidades por jornada laboral (Niebel & Freivalds, 2001, p.9).

Este es el lugar en la línea de tiempo en la que podríamos establecer el inicio de los SGC, debido a que al contar con un tiempo normal para una cantidad determinada de trabajo, se puede conocer el tiempo que tardará un pedido para ser entregado, lo cual forzosamente requiere que se tengan ciertos indicadores de productividad del personal que integra la fuerza de trabajo para poder medirles.

Más tarde llegarían personajes, empresas e instituciones que igualmente aportaron desarrollos importantes en la administración con calidad de las empresas, sin embargo creo que el punto de quiebre se encuentra a mediados del siglo XX, para ser más preciso en tiempos de la Segunda Guerra Mundial (SGM) en donde se desarrolla el concepto de estandarización. Mediante la estandarización de dimensiones en municiones, los soldados aliados tenían la posibilidad de intercambiarlas y utilizarlas en dispositivos manufacturados en diferentes partes del mundo y con esto prevenir la desprovisión de armamento. Con respecto a la estandarización, yo al igual que Smith (1776) en su libro Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, opino que esta práctica en el trabajo es la base del desarrollo de las mismas, pues es el principio para la reducción de tiempos, de desperdicios y la clave para la medición del trabajo, todo lo cual conduce a que la empresa incremente su competitividad.

Esta última palabra en el párrafo anterior al parecer se encuentra de moda en este mundo moderno, en todos los lugares encuentro libros, artículos y revistas que manejan el término y casi por lo regular lo encuentro ligado a una palabra no menos importante y cuyo significado implica un mundo de pensamientos y reflexiones personales: Calidad. Ambas palabras se ligan casi de manera inherente y prueba de ello es que en la materia SGC se imparte el tema La calidad como estrategia competitiva.

La calidad en realidad es un concepto tan universalmente conocido que casi ninguno de los autores que tratan este tema en profundidad se ponen de acuerdo sobre su definición. Sin embargo creo que en la concepción de la idea de lo que la calidad es, todos convergen aportando sus pensamientos y resultados de sus estudios.

No obstante, a mi punto de vista personal, creo que la calidad es mal interpretada y menospreciada en las organizaciones denominadas PyME´s y creo que en gran parte esto se debe a una pobre visión por parte de los administradores de las mismas en no desear ser competitivas a al menos un nivel nacional. ¡Oh si conocieran los múltiples beneficios que el ser competitivo trae no sólo a la empresa sino a la Nación! ¡Si supieran que México podría convertirse en potencia mundial mediante la transformación de las empresas en entidades competitivas mundialmente! Quizá el lector en este momento piense que estoy exagerando, sin embargo hace sólo falta voltear a ver a nuestros vecinos del océano pacífico y remontarnos precisamente a considerar su situación posterior a la SGM, estoy refiriéndome a la Nación del Sol naciente: Japón.

Es inútil esforzarme en explicar todas las consecuencias que este país sufrió tras haber resultado perdedor en la SGM, no obstante sólo mencionaré que le debe a dos razones muy importantes el hecho de no haber padecido la extinción inminente de su pueblo como consecuencia de la guerra. La primera de ellas es la intervención de asesoría extrajera y nacional que recurrió en la ayuda del país para sacarlo de la crisis que atravesaba.

Al hablar de la salida exitosa de la crisis post-guerra en Japón, es imposible no traer a la memoria a personajes extranjeros como W. E. Deming y J. Juran, el primero cuyo pensamiento según Cantú (2006) se puede resumir en que la calidad es el fundamento de una economía sana debido a que desencadena una serie de fenómenos sociales que culminan con el crecimiento del nivel de empleo. Aquí considero necesario puntualizar que hasta antes de Deming, se creía que la productividad por sí misma era la clave para el crecimiento del nivel de empleo de una nación, se creía que lo importante era incrementar la productividad a como diera lugar, es por esto que

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