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Historia Clínica


Enviado por   •  7 de Septiembre de 2014  •  6.751 Palabras (28 Páginas)  •  170 Visitas

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Teología y cultura, año 3, vol. 5 (julio 2006)

La ética cristiana: ¿ética normativa o ética del Espíritu? Una reflexión acerca de la ley y la gracia

Alejandro Pereyra Olaechea

(Argentina)

Resumen:

El autor ofrece una reflexión amplia sobre la ética cristiana. Presenta el debate entre ley y gracia y lo vincula con la búsqueda de criterios éticos. Ofrece una serie de escuelas de ética que podrían vincularse con una ética cristiana, y

realiza una descripción de los desafíos más importantes que debe enfrentar la ética cristiana en un mundo

posmoderno. Da un especial énfasis a la idea de “comunidad.

Palabras Clave: ética, comunidad, gracia.

Abstract

The author offers an ample study about Christian ethics. He introduces us a debate between law and grace and its

relationship with the seeking for ethic parameters. Said author displays a series of ethic studies that could be related to a Christian ethics, and makes a description of the most remarkable jeopardy that ethics must face in a postmodern world. This article intends to emphasize the idea of “community”.

Keywords: ethic, community, grace

“Pero ahora, sin la mediación de la ley, se ha manifestado

la justicia de Dios, de la que dan testimonio la ley y los profetas. Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen...” (Rom. 3:21-22a).

“Sólo quiero que me respondan a ésto: ¿Recibieron el Espíritu por las obras que demanda la ley, o por la fe con que aceptaron el mensaje? ¿Tan torpes son? Después de haber comenzado con el Espíritu, ¿pretenden ahora perfeccionarse con esfuerzos humanos?” (Gál. 3:2-3).

Introducción

El objetivo central que tiene este escrito, es trabajar alrededor de la hipótesis de que la ética cristiana no es un conjunto de normas y reglas morales estáticas a cumplir (ética normativa), sino un ética “en el camino”, una ética dinámica, una ética de superación, que surge de la vida del cristiano “en el Espíritu”, del discernir diario del caminar con Cristo; en síntesis, un llamado a responder a la gracia de Dios.

Este primer párrafo, de forma simple resume toda la argumentación que sigue. Bucearemos en el texto bíblico, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, buscando parámetros absolutos

en que fundamentarnos, e iremos desgranando esta supuesta contradicción de ley vs. gracia,

arribando a conclusiones novedosas que nos ayudarán a que nuestro peregrinar cristiano en este “siglo malo” (y más específicamente en “nuestro siglo malo, cronológicamente hablando”), sea más justo, más santo, más libre y más excelente.

Hacia una definición y clasificación de la ética

Ahora bien, ¿cómo podemos definir la palabra “ética”?: La ética es el razonamiento de la moral. La moral sería la conducta, la ética sería el pensar la conducta, la sistematización de la moral. La ética es entonces, la reflexión o la filosofía del hecho moral, según el diccionario de la lengua española, ética es “reflexión filosófica sobre la moral”.

Una vez entendido esto, es bueno desgranar el concepto. Existen tres tipos de ética, a saber:

1) La ética normativa: es aquella que nos define qué es lo bueno, qué es lo correcto. El conjunto de normas o preceptos que nos llevan hacia el bien.

2) La ética descriptiva: Es la que describe el comportamiento moral de un determinado sector o grupo. Por ejemplo hablamos de la ética de los indios, la ética de los pueblos orientales, la ética de los militares, etc.

3) La ética lógica, o mejor dicho, la lógica que se usa para definir la ética, la forma de justificar la ética. Aquí podemos hablar de dos grandes clasificaciones de la ética, éstas son:

a) Ética deontológica. b) Ética teleológica.

La ética deontológica, cuya etimología proviene del griego: deon “lo que debe ser” y logos “razón”, es la que dice que las normas deben cumplirse sin considerar las consecuencias. La justicia de una acción es intrínseca a la acción misma.

En cambio, la ética teleológica, cuya etimología proviene también del griego: telos “fin, medio” y logos “razón”, es la que se fija en el fin. El valor moral se define por el fin que dichas acciones producen, por ejemplo: mentir está mal, pero si mentir salva vidas humanas puede estar bien. Las cosas se miden por la cantidad de bien o mal que producen.

Esta última es la ética del utilitarismo. Sin embargo, no la desechemos. Hay muchas decisiones en la vida que son teleológicas. Este razonamiento ético suele ser valioso para las relaciones sociales, pero peligroso en la ética individual.

Sin perjuicio, que como cristianos estamos habilitados a razonar y discernir éticamente, desde un punto de vista deontológico como desde una punto de vista teleológico, hay pautas, que no podemos negociar: Nosotros tenemos que seguir sosteniendo, por ejemplo, que las personas son un fin y no un medio. Es importante que las iglesias disciernan éticamente, y qué cuando lo hagan tengan en cuenta estas clasificaciones y su postura al respecto.

Ahora bien, profundicemos un poco estos conceptos: ¿cómo se justifican las normas?, ¿qué hace

que un acto sea correcto o incorrecto? ... la ética normativa pretende decir que algo es bueno o es

malo de acuerdo al cumplimiento del precepto o la norma, pero vemos a través de la historia, que este razonamiento ético, al menos es parcial y limitado. Los fariseos cumplían los preceptos a pie juntillas, y Jesús los descalificó más que a cualquier otro grupo. El precepto no implica la justicia, de por sí.

Entonces ¿cómo justificar los actos?. A veces una norma se puede fundamentar desde un punto de vista utilitarista y

...

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